ESTI PELED PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Tras los recientes atentados en Francia, el presidente de la Agencia Judía Nathan Sharansky resistió la tentación de utilizar la tragedia para impulsar la inmigración de Francia, un país que es cada vez más peligroso.
Por Raphael Ahren
“No estamos construyendo nuestra estrategia de aliá (inmigración) en base a eventos trágicos, sino en el hecho de que existe un lugar en Europa donde los judíos se sienten cada vez más incómodos,” señaló el ex Prisionero de Sión Soviética, quien inmigró a Israel en 1986.
Sharansky estima que más de 10,000 judíos franceses inmigrarán a Israel en el transcurso de 2015 a comparación de los 7,000 que llegaron en 2014.
“Debemos asegurarnos que Israel sea una opción muy atractiva para ellos, y eso ya está sucediendo,” añadió.
De hecho, en las próximas dos décadas se esperan cerca de 250,000 inmigrantes de Francia – una parte considerable de la comunidad judía más grande de Europa, que según varias estadísticas cuenta con 600,000 a un millón de miembros.
Sharansky opina que el ataque al semanario satírico Charlie Hebdo no modificará el número de inmigrantes judíos, pero lo considera una llamada alerta que pone en juego la esencia de una Europa libre.
Francia puede ser rescatado de las profundidades de la violencia y el terror si las autoridades introducen cambios drásticos en su manejo de la inmigración musulmana, subrayó.
“Esta tragedia particular es un recordatorio muy trágico y poderoso para Europa que el tiempo se acaba para Europa, mas no para los judíos de esos países“, dijo Sharansky, y agregó que el éxodo de los judíos del continente es un proceso que ha ocurrido durante varios años. Sin embargo, los europeos no judíos deberían estar atentos y actuar antes de que sea demasiado tarde, advirtió.
“Si Francia y los demás países occidentales no luchan firmemente y de inmediato para restablecer la civilización de las naciones liberales, Europa está en peligro. El éxodo de los judíos es el primer presagio, la advertencia de hacia dónde se dirigen las cosas.”
Pero Sharansky, un ex miembro del gobierno y ministro de la Knesset, también instó a París a hacer lo que está en su poder para impedir que jóvenes franceses se radicalicen y se involucren en el terrorismo.
La gente debe tomar conciencia que el problema está en la creencia de que todas las culturas son iguales y que Francia puede permitir que los inmigrantes musulmanes continúen aferrándose a sus tradiciones arcaicas mientras se niegan a aceptar los valores liberales del país. “Eventos como estos son una oportunidad para pensar y tomar decisiones dramáticas,” señaló.
Sharansky criticó la decisión consciente e intencional del país de adoptar “el pos-nacionalismo, el posmodernismo y el multiculturalismo”, que socavaron el libre albedrío y la libertad de expresión consagrada por la Revolución Francesa.”Ésta es una decisión ideológica de la Europa pos-modernista, que considera que todas las culturas tienen los mismos valores y que por lo tanto no podemos exigir a otros que cambien, para traicionar a su cultura por el bien de la nuestra.”
Gran parte de la extensa comunidad inmigrante musulmana de Francia no es leal a los valores liberales de la sociedad, afirmó, y esta idea está infiltrando las instituciones francesas. “Hay muchas escuelas donde los maestros pueden no sólo no mencionan el Holocausto, sino que optan por no enseñar los valores de la Revolución Francesa, porque los padres insisten en educar a sus hijos con una ideología diferente.”
Además de reforzar la seguridad o aprobar una nueva legislación, Francia debe abandonar el relativismo cultural y aceptar que los derechos humanos son un valor absoluto, Sharansky argumentó. “Y si para ellos la religión es más importante que los derechos humanos, ¿quiénes somos nosotros para exigir que sean diferentes? Ese fue uno de los axiomas básicos del multiculturalismo, que creó en la sociedad de una nación liberal y orgullosa un grupo de personas que se creen capaces de desafiar la libertad de expresión a través del terror.”
Francia se equivocó al otorgar ciudadanía a millones sin exigir que compartan los valores del país. Dicho error se basa en la noción de que los valores son relativos, continuó Sharansky.
Francia debe estipular que “si un individuo desea adoptar la ciudadanía francesa tendrá que aceptar la cultura de los derechos humanos y la libertad. Si la persona se rehúsa y declara que ‘su cultura es la del Corán’, entonces puede ser ciudadano de otro país.”
Estados Unidos ha recibido a más musulmanes que Europa, pero no tiene el mismo problema de integración porque los estadounidenses se cercioran de que los inmigrantes adopten los valores americanos. “Los franceses deben retornar a los principios de la Revolución Francesa, de un Estado nacional liberal.”
Ahora será más difícil lidiar con inmigrantes problemáticos que ya han obtenido la ciudadanía francesa, continuó. Pero las autoridades podrían expulsar a los que luchan activamente contra los valores de la república. Escuelas, mezquitas e instituciones que predican el rechazo de los valores liberales de Francia deben cerrarse, insistió.
Prohibir la burka – una prenda que cubre todo el cuerpo, usada por algunas mujeres musulmanas – o restringir el número de inmigrantes que entran al país no es suficiente, afirmó Sharansky. De hecho, él defiende el derecho de las personas de vestirse como plazcan y en cambio se preocupa de la obligación de respetar valores fundamentales como la libertad de expresión y el pluralismo religioso.
“No se puede interpretar tradiciones muy arcaicas del lugar de origen y utilizarlas como excusa para tomar la vida de miembros de la comunidad. Esto es mucho más importante que la vestimenta.“
La devaluación del Estado francés también ha contribuido a un mayor enfoque hostil hacia el sionismo e Israel, fomentando así la aliá, Sharansky continuó. “No es sólo porque aspectos específicos de la política exterior, incluyendo la idea misma de un Estado nacional, son vistos como algo que pertenece al pasado. Según este pensamiento posmodernista, el nacionalismo conduce a guerras. Esa es la razón por la que se creó un nuevo mundo sin nacionalidades o identidades religiosas y nacionales para intentar evitar la guerra. Los defensores de este tipo de pensamiento creen que éste es el progreso real y consideran que el deseo de los judíos de crear su propio estado es arcaico. “La idea de Israel como un Estado nacional judío es cada vez menos popular en la Francia liberal.”
Los judíos asimilados pueden vivir cómodamente y sin miedo en Francia, continuó. Pero para aquellos que no quieren asimilarse Israel es sumamente importante. La constante confrontación con este pos-nacionalismo complica la vida. Estos son los judíos que están haciendo aliá en grandes cantidades, dijo Sharansky.
“Estos judíos franceses vienen porque no desean asimilarse. Para ellos es muy cómodo venir a Israel porque no tienen que preocuparse todos los días de si sus hijos son parte de la cultura y la historia judía. Es un gran alivio para ellos.”
Traducido desde Times of Israel para Agencia de Noticias Enlace Judío.
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