Cómo hemos premiado y perpetuado el terror

DEVIN SPER – Hasta que el mundo no cese de perdonar y premiar al terrorismo palestino contra judíos, yo no puedo esperar el fin del terrorismo mundial contra otros grupos. Todos aquellos que disculpan y premian el terrorismo contra Israel muy pronto se darán cuenta de que el problema ya está con ellos.

Después de cinco décadas de excusar y premiar el terrorismo palestino, el mundo ve la metástasis del terrorismo en una epidemia global. Aún muchos que condenan el reciente ataque terrorista jihaidista contra el magazine Charlie Hebdo en París, fallan al no admitir que Al Qaeda, el Estado Islámico (ISIS) y otras organizaciones terroristas simplemente han adoptado las tácticas que a los palestinos les funcionaron tan bien.

Muchos ejemplos pueden ilustrar esta conexión. Por ejemplo, el 5 de Noviembre dos israelíes residentes de Jerusalén fueron muertos por un palestino miembro de Hamas. Fue el último de una serie de ataques similares de palestinos contra israelíes. La Unión Europea se mantuvo callada respecto a estos incidentes hasta el 17 de Diciembre cuando su Corte General premió a Hamas quitándolo de su lista de organizaciones terroristas, apelando a “falta de evidencia”.

El resultado fue una serie de ataques en Francia, literalmente copiados de los de Jerusalén. Cuatro días después de la decisión de la Corte Europea, un conductor al grito de “Allahu Akhbar” se lanzó deliberadamente contra once transeuntes en Dijon. Un ataque similar había ocurrido un día antes en Joue-les-Tours, y al día siguiente hubo otro en Nantes.

Los paralelismos entre décadas de terrorismo palestino y la actual plaga mundial de ataques jihaidistas están en todos lados. El ataque en Diciembre en el Lindt Cafe de Sidney, Australia, cometido por un simpatizante de ISIS, nos trae a la mente el ataque palestino en 2001 a la pizzería de Sbarro en Jerusalén.

Del mismo modo, la reciente masacre de 145 niños en una escuela de Peshawar por un talibán pakistaní tiene sus nefastos antecedentes en la masacre de 1974 en Maalot, cuando terroristas palestinos asesinaron a 25 rehenes en una escuela israelí.

En ese tiempo, Israel era el único país bajo ataque, y países como Francia creían que podían aplacar a los terroristas palestinos expresando simpatía por su causa, condenando a Israel y presionándolo para hacer concesiones. Francia, Estados Unidos y muchos otros países todavía mantienen esa política pese a su absoluto fracaso. Recientemente, cuando los jihaidistas empezaron a atacar objetivos judíos en la propia Francia, la prensa y las élites políticas francesas presentaron estos eventos como casos de criminalidad, y se rehusaron a reconocer que detrás de esto estaba la ideología jihaidista.

Otro ejemplo de este mensaje ambivalente respecto al terrorismo son las políticas incongruentes que los líderes occidentales han tomado con ISIS y con Hamas. Hamas ha llamado abiertamente a la destrucción de Israel y ha perpetrado innumerables ataques suicidas y con cohetes contra la población civil israelí. Los palestinos en Gaza que se han opuesto abiertamente a la política de Hamas han sido ejecutados sumariamente, incluso de la manera más horrible. De todos modos, la respuesta del mundo ha sido condenar a Israel con unas 40 resoluciones en su contra desde 1972, sin que haya una sola contra Hamas. Recientemente, cuando Hamas secuestró y asesinó a tres adolescentes israelíes, la vocera del Departamento de Estado norteamericano Jen Psaki expresó una falsa equivalencia moral entre los terroristas palestinos y sus víctimas israelíes, diciendo que “los dos lados deben mostrar contención”.

Pero esa política de pedir “contención” no aplica a ISIS. Todo occidente declara que el Estado Islámico debe ser destruido. Estas fueron las palabras del presidente Obama después de que ISIS decapitó a un periodista norteamericano:

“Ningún agravio justifica estas acciones. No puede haber ningún razonamiento o ninguna negociación con este tipo de maldad. El único lenguaje que entienden asesinos como estos es el de la fuerza. Así pues, los Estados Unidos de Norteamérica trabajarán con una amplia coalición para desmantelar esta red de muerte… el grupo terrorista conocido como ISIS debe ser degradado y, en última instancia, destruido”.

No debe sorprendernos que ISIS no tomó en serio estas expresiones de escándalo moral por parte de Occidente por el asesinato de civiles inocentes. Después de todo, Hamas ha sido recompensado por la Unión Europea exactamente por hacer lo mismo.

En cinco décadas de terrorismo palestino, miles de israelíes han sido asesinados de la manera más brutal. Esto incluye civiles asesinados a hachazos en Beth Shean, un bebe arrebatado de las manos de su madre para despedazar su cabeza contra una roca, gran maquinaria lanzada contra carros y autobuses, incontables explosiones en camiones, discotecas, supermercados, arterias viales concurridas, invasiones a casas para asesinar gente, morteros y cohetes lanzados contra la población civil, o túneles cavados con el objetivo de secuestrar y asesinar israelíes, incluso a los de un jardín de infantes.

Si esta brutalidad de la OLP, Hamas y Hizballá consiguen un Estado Palestino, legitimidad y un asiento en la ONU, ¿por qué Al Qaeda, los jihaidistas chechenos y Lashkar-e-Taiba no habrían de creer que tácticas similares son el camino correcto hacia el reconocimiento mundial? Si Yasser Arafat recibió el Premio Nobel de la Paz, ¿no debería Al Bahdadi, el líder de ISIS, considerar que él también es elegible?

Hasta que el mundo no cese de perdonar y premiar al terrorismo palestino contra judíos, yo no puedo esperar el fin del terrorismo mundial contra otros grupos. Todos aquellos que disculpan y premian el terrorismo contra Israel muy pronto se darán cuenta de que el problema ya está con ellos.

Fuente: The Times of Israel

Traducido por Irving Gatell