AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO
El escritor argentino Marcos Aguinis se refirió a los recientes atentados en Francia y al “totalitarismo islamista” en general en una entrevista con Marcelo Longobardi en su programa “Cada mañana”, de Radio Mitre:
“Estoy preocupado, consternado, afligido y también diría dolido por la dificultad que tiene la comunidad humana para aprender de su propia historia, una historia que no es tan lejana”.
Por supuesto que mucha gente no ha vivido el nazismo, pero en esa época también se decía “pero”.
Después de la Primera Guerra Mundial se tomaron medidas muy discriminatorias y equivocadas contra Alemania, pero eso no justificaba la monstruosidad que fue el nazismo.
Y también hubo un dirigente que pensaba que la única forma de resolver el nazismo era haciendo concesiones, tranquilizándolo: ‘Pobrecitos, los nazis representan a un pueblo alemán maltratado y humillado después de la Primera Guerra Mundial; hay que darles un poquito de lo que piden y la cosa va a ir bien”.
Entonces, (el primer ministro británico, Neville) Chamberlain le dio todo lo que pedía (el dictador nazi, Adolf) Hitler y volvió haciendo la V de la victoria y diciendo: ‘He conseguido una paz por cien años’; por supuesto, ni seis meses duró.
Esto la gente lo olvida de una manera espantosa porque ignora lo que está ocurriendo y lo concede al contexto, como ocurrió aquí, algo que es realmente grave.
Todos los crímenes tienen un contexto y todo criminal tiene un contexto: fue abusado, mal criado, mal entrenado o tiene alguna alteración cerebral, lo cual no es su culpa, pero ello no significa que la sociedad deje de manejarse con leyes que aseguren la fraternidad, la justicia y la vida.
El islam ha sido asaltado por una ideología fanática totalitaria en el año 1928, cuando se fundó la Hermanad Musulmana (en Egipto).
A partir de ese momento se divide la religión islámica del islam, que como toda religión tiene aspectos sublimes y otros no tanto.
El cristianismo ha tenido la Inquisición y en el Antiguo Testamento hay aspectos horrendos.
El islam también tiene aspectos horrendos, pero junto con eso hay aspectos sublimes; por ejemplo, cada una de las suras (capítulos) del Corán empieza con ‘En nombre de Alá, misericordioso y clemente…”.
Entonces hay que aplicar la clemencia y la misericordia, pero entrar a una escuela de Pakistán y asesinar a decenas de niños no habla de clemencia ni de misericordia, habla de atrocidad y de la fascinación que produce el cometer un crimen.
Las víctimas son todas las que están bajo la bota implacable de este totalitarismo, y en primer lugar hay miles de millones de musulmanes que están sometidos a una tiranía y un terror que les impide crecer, pensar y expresarse libremente.
No olviden la cantidad de mujeres musulmanas que son obligadas a cubrirse el rostro como si fuera la expresión de un monstruo, o las miles de niñas abusadas a partir de los 6 años porque existe la leyenda de que Mahoma se prendió de una pequeña de esa edad llamada Aisha.
Estas cosas no podemos dejar de repudiarlas, pero al mismo tiempo tenemos que ayudar a los buenos musulmanes, a los simples creyentes que se basan en las partes positivas.
Hay gente muy ignorante que no sabe lo que es la Hermandad Musulmana, ni conoce sus textos, ni la Carta Fundacional de (la organización terrorista palestina) Hamas, que eriza los pelos: declara la guerra al mundo e insiste con que prefieren la muerte a la vida y que todo asesino que grita el nombre de Alá al matar se convierte en un mártir y merece ser recordado con veneración.
Todo esto es muy grave y para combatirlo no alcanza con tirar unas cuantas bombas, tiene que haber un acuerdo mundial por el cual los países que están financiando a los movimientos terroristas pongan las cartas sobre la mesa.
Qatar es una de sus grandes fuentes financieras y la gente viaja y se divierte en esa especie de Disneyworld de Medio Oriente que han armado allá gracias al petróleo que, por supuesto, consume Occidente.
Ello tiene que enfrentarse de una forma clara y con firmeza, y todos aquellos que lo niegan y tratan de aminorar hablando de contextos o usando la palabra ‘pero’ deben ser descalificados como Chamberlain y considerados traidores a la civilización, la paz, la hermandad y el progreso.
Esos son los verdaderos reaccionarios de nuestro tiempo.
Los regímenes totalitarios se han caracterizado por “zoologizar” al enemigo: los nazis les decían “ratas” y “cucarachas” a los judíos; quitarles la condición humana hacía más fácil y aceptable el matarlos.
Tenemos que levantarnos con furia contra todo esto y contestar sin temor porque una de las características del terrorismo es que precisamente usa el terror y el miedo para enmudecer al opositor o al que piensa de otra forma.
Chamberlain tenía miedo y por eso cayó de rodillas ante Hitler; su sucesor, Winston Churchill, no, a pesar de sentir que todavía estaba débil desde el punto de vista de la defensa de Gran Bretaña, y entonces dijo: “Con lágrimas y sangre combatiremos al enemigo”, y así fue…
El otro día escuché una frase, que no es del todo exacta, pero ilustra bastante: “Nuestros abuelos lucharon contra el totalitarismo nazi, nuestros padres lucharon contra el totalitarismo comunista y a nosotros ahora nos toca luchar contra el totalitarismo islamista”.
Son totalitarismos y con ellos no hay forma de conseguir la paz o algún arreglo porque lo conciben como que se quedan con el cien por ciento y lo que queda es para el resto”.
Fuente:itongadol.com.ar
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