SIMÓN GALANTE PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO
Este término no es muy aceptado en los círculos políticos o diplomáticos, pues molesta a muchos musulmanes que quieren desligarse de la connotación negativa del término fascismo que se usa principalmente para describir a los regímenes alemanes, italianos y españoles que encabezaban los gobiernos de estos países durante la segunda guerra mundial, en la que murieron 50 millones de personas.
Países como Alemania e Italia, que debieron funcionar como repúblicas democráticas y así también España que debiera funcionar como una monarquía constitucional también basada en la democracia, se convirtieron en dictaduras terribles que asesinaron a millones de personas. (Recordemos que la democracia significa el gobierno del pueblo, por el pueblo, y para el pueblo) es decir, dictaduras en las que la gente estaba obligada a obedecer las disposiciones y leyes emitidas por el estado sin participar, sin libertad de expresión, sin libertad de pensar. Esto es lo que significa el término totalitario: un control total de la vida de las personas ejercido de manera brutal por el gobierno.
Regresando al término fascista, podemos describirlo como la implementación de una idea política única, o de una idea religiosa única que se apodera del poder para obligar a todos los demás a vivir bajo un esquema único. ¡Sin libertad!
Podemos deducir que este tipo de pensamiento se origina desde la educación más primaria, en familias en las que se trasmite un sentimiento de valía hacia lo propio a base de devaluar todo lo que está fuera de este mundo pequeño familiar y de percibir lo ajeno como amenazante de estos valores, es decir, como enemigos que con sus discrepancias amenazan con resquebrajar esta unidad familiar y social y perder el control total que tienen sobre todos sus miembros. Este principio trasladado a un ámbito más amplio, como comunidad, como tribu o como país, es lo que termina por constituirse en un régimen fascista y totalitario.
En el Islam este control se manifiesta especialmente en prácticas rituales religiosas muy estrictas, en reglas que subordinan a las mujeres siempre al control de un hombre y la intolerancia política y social a la práctica de otras religiones.
Los caminos y estrategias para alcanzar esta conquista de convertir a todo el género humano al Islam, son muy variadas, desde la terrible barbarie a través del asesinato que usan los grupos terroristas, hasta la difusión religiosa pacifica de los imanes moderados.
Qué tan difícil será para el Islam trazar una línea entre inculcar los valores de la observancia religiosa y no llegar al extremismo totalitario, pues este estilo de vida se convierte en una burbuja que no permite el intercambio con otras sociedades, y en consecuencia percibe a occidente como una amenaza global, ya que representa la pluralidad y la aceptación del libre albedrío individual.
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