RODICA RADIAN GORDON
El éxito e interés con los que es recibido el cine israelí provienen de la universalidad de sus relatos.
El pasado 13 de enero se inauguró la 12 edición del Festival de Cine Internacional Judío en México (FCIJM) con la película El árbol de aceituna (Israel, 2012). En la presente edición, cuyo tema es “el arte de imaginar”, participan siete dramas y comedias, dos documentales así como algunos cortometrajes, que tomaron parte en el primer concurso de cortos mexicanos dentro del Festival. En poco más de una década el Festival logró ganar el interés público, creciendo de modo sustantivo, de modo tal que la edición presente se muestra en diferentes sedes en el Distrito Federal hasta fines de enero y en la primera semana de febrero se presentará simultáneamente en otras cinco ciudades: Tijuana, Guadalajara, Cancún, Querétaro y Monterrey.
Aunque las películas que cubren las variadas expresiones de la vida y la cultura judías llegan de diferentes países, a lo largo de las diferentes ediciones del FCIJM el cine israelí ha tenido una presencia importante. De hecho, la industria cinematográfica israelí goza de gran aprecio e interés y en los últimos años ha alcanzado logros impresionantes, tanto en Israel como en el extranjero. Las películas de creadores israelíes participan en los festivales más importantes y logran transmitir los complejos rostros de la sociedad israelí. Los temas cubren una amplia gama, desde los que tratan abiertamente cuestiones políticas sensibles, reflejando el vibrante discurso político que se lleva a cabo entre las diferentes corrientes de la sociedad, hasta los que se ocupan del “simple” relato humano, sin faltar otros temas sensibles como la dimensión religiosa o las relaciones entre parejas gay. En esta duodécima edición ambas dimensiones, la situación política y las relaciones personales, reciben una especial atención. El árbol de aceituna relata la relación entre un piloto israelí y un niño palestino refugiado en el trasfondo de la Guerra del Líbano en 1982; mientras queAfuera en la oscuridad (Israel, 2012) es un drama que relata las relaciones de una pareja gay que proviene de diferentes ambientes culturales.
El éxito e interés con los que es recibido el cine israelí, y por lo tanto el éxito que encuentra el FCIJM, provienen de la universalidad de sus relatos, aun si el ámbito o los personajes —o los mismos creadores— son judíos. Al final, la condición humana es igual, sin importar las diferencias de etnia o de religión.
A una semana de los terribles ataques terroristas en París, manejados en contra de los valores fundamentales de la sociedad occidental y dejando traslucir la faceta también antisemita de la ideología islamista radical, el tema del actual FCIJM, que alude a nuestra posibilidad de ponernos en los zapatos del “otro” e imaginar el mundo desde su punto de vista, recibe una actualidad y simbolismo especiales.
*Embajadora de Israel en México.
Fuente:excelsior.com.mx
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