Caricaturistas, judíos, policías, todos

ARNOLDO KRAUS

Sobre el enero francés se debe escribir en enero, se deberá en febrero, y será necesario hacerlo en diciembre 2015 y en los años siguientes —si no es que siempre—.

El día de la masacre de la familia Charlie Hebdo sabía que el desasosiego perduraría meses, años, no sólo por el asesinato del cuerpo editorial de la revista, sino por la muerte despiadada del policía que yacía fuera del local y que fue acribillado con la saña de quienes, investidos de terror, ejercen su ley sin importar nada ni nadie. Los yihadistas lo han dicho: Todos somos potenciales víctimas, todos somos enemigos y blancos de su ira y de sus balas. El policía acribillado, herido, suplicante, resultó ser de origen musulmán. Los yihadistas no tienen un enemigo: todos somos enemigos.

Tras la matazón en la casa Charlie Hebdo, una policía de 26 años fue acribillada en Mountourge por A. M., quien dos horas después asesinó a cuatro personas, judías, en una tienda de productos kosher. En suma: tres yihadistas mataron a diecisiete personas en un santiamén. El caleidoscopio yihadista incluyó, en esta ocasión, a tres enemigos: caricaturistas (y personal de la revista), judíos y policías. Los primeros por cultivar la libertad, los segundos por su origen, los terceros por su oficio (o por estar en la calle a la hora y en el lugar equivocado).

Días, semanas y meses previos, quienes cultivan la filosofía yihadista, acabaron con la vida de periodistas occidentales, personal de organizaciones caritativas, soldados sirios e iraquíes, yazidíes, kurdos, niñas nigerianas y cristianos. Quienes asesinan, Al Qaeda, Estado Islámico, Boko Haram, aunque discrepen en sus sinrazones y en sus ambiciones, son afines en su odio, en su ceguera y en su leitmotiv. Odian a quienes no comulguen con ellos, son incapaces de dialogar y de escuchar y pretenden acabar con todo y con todos sus otros. Comparto algunas preguntas.

¿Servirá, si esa es la palabra, de algo, el enero francés? Enero 2015 sorprendió “un poco” por la brutalidad y la facilidad con la cual los asesinos acabaron con diecisiete vidas, y a la vez, no sorprendió porque actos similares, más pequeños, diferentes, suceden con frecuencia. Servirá si la comunidad internacional logra pactar y urdir un plan para frenar el crecimiento de los grupos terroristas, sea cual sea su apellido.

¿Será posible lo anterior? En el terreno la respuesta es no. ¿Las razones? Los grupos terroristas son muy atractivos para los miembros de la comunidad musulmana que carecen de fuentes de ingreso suficiente y que no han logrado cimentar su identidad en los países europeos que los han acogido. Son también atractivos para europeos no satisfechos con sus vidas, o con los valores promovidos en casa o en sus países de origen. Unos son seducidos por la paga, otros por la humillación que sufren por ser pobres, algunos por encontrar al verdadero Dios y unos más, los occidentales que no provienen de cunas islámicas, por transgredir el orden, por enfermedad mental, por la inquina hacia los suyos o por querer hacer suya la filosofía yihadista (u otras afines).

Incontables opiniones y editoriales han inundado los medios a partir de las masacres. ¿Servirán de algo?, ¿servirán las palabras? La inmensa mayoría de las opiniones defienden valores éticos. Libertad, legalidad, tolerancia concordia y el derecho de escribir sin cortapisas son el corazón de las opiniones. No se ataca a la población musulmana; se acusa a yihadistas y asociados. El brete, desafortunadamente, parece no tener solución. La razón y las palabras cuando de terrorismo se trata no sirven, no se contagian. En cambio, la sinrazón y la violencia se multiplican cuando el fanatismo predica. Los argumentos a favor del diálogo son inútiles cuando no hay interlocutor.

Por último, copio de Ayaan Hirsi Ali la última pregunta: ¿qué es más ofensivo para un creyente, el asesinato, la tortura, la esclavitud y los actos de guerra y de terrorismo que se cometen hoy en día en nombre de Mahoma, o la producción de dibujos, películas y libros que pretenden ridiculizar a los extremistas y su visión de lo que Mahoma representa? A lo que agrego: o ser parte del universo de quienes no comulgan con la ideología yihadista.

Notas insomnes. Me enfada mi escepticismo. Mejor recargarse en Tzvetan Todorov: “El miedo a los bárbaros es lo que amenaza en convertirnos en bárbaros”. Mejor encomiar la marcha solidaria de los millones de franceses en contra del terrorismo: Imposible no emocionarse.

*Médico

Fuente:eluniversalmas.com.mx

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Arnoldo Kraus: Arnoldo Kraus es médico. Imparte clases de ética médica en el posgrado de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México. Es miembro del Colegio de Bioética. Colabora semanalmente en el periódico La Jornada, así como en diversas revistas culturales. Autor de textos indispensables en el debate nacional en torno a la bioética. Ha publicado ocho libros. Morir antes de morir. El tiempo Alzheimer (Taurus, 2007). En 2010 apareció bajo el sello Almadía un libro de ensayos intitulado Aproximaciones a la muerte.