LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO
Frankenstein vía Satélite
En diferentes Crónicas he apuntado, quizá con jactancia, el importante número de centros culturales existentes en el sur de la Ciudad de México; en este ámbito, el pasado fin de semana asistí con mi esposa al Centro Cultural Universitario, en el que se encuentra la Sala de Conciertos Netzahualcóyotl; que a mi juicio es la que mejor acústica tiene en toda la República, y varios teatros y salas de cines remodeladas hace dos años. Tuvimos la oportunidad de ver en la Sala Miguel Covarrubias una obra que dentro del proyecto del National Theatre de Londres transmite vía satélite a salas de todo el mundo. La obra en cuestión fue el Clásico de la literatura gótica de Mary Shelley que fue publicado por primera vez en 1818; casi 200 años después su obra sigue cautivando audiencias y la adaptación para la versión teatral, a cargo de Wick Dear, es extraordinaria.
La sensación de estar en la Sala Miguel Covarrubias es la de estar presente en el escenario de Londres, las imágenes y el sonido son fuera de serie. Los actores y actrices de calidad mundial, particularmente quien interpreta el difícil papel de Frankenstein, ya que requiere desempeñar una mímica que lleva meses para poderla dominar; “infantil en su inocencia, empero, grotesco en su fisonomía, la desconcertante criatura del doctor Frankenstein es echada a un mundo que le muestra hostilidad por su aspecto. Consignatario de actos crueles doquiera que va, la criatura sin amigos, cada vez más desesperada y vengativa, decide localizar a su creador y con él llega a un acuerdo aterrador”.
La producción presenta escenografías espectaculares, secuencias y efectos de luces. El contenido de la obra de Mary Shelley representa un desafío del hombre a Dios porque en cierta forma pretende suplantarlo creando un nuevo ser; esto podría tener cierta vigencia en el siglo XXI porque la tecnología y la ciencia han alcanzado niveles insospechados y se ha logrado clonar animales, implantar órganos, entre otros avances vinculados con “la creación humana”; sin embargo, no para el siglo XIX, cuando prevalecía una serie de prejuicios en este campo y más tratándose de una mujer.
La autora de Frankenstein nació en 1797 y murió en 1851. La vida de Mary Shelley fue dramática y quizá ello influyó en el terrorífico contenido de su obra principal, Frankenstein. Ciertamente, la madre de Mary murió tras dar a luz a ella, también resintió el fallecimiento de su primera hija nacida prematuramente. En 1818 se mudó junto con su esposo a Italia donde su segundo y tercer hijo murieron antes de que diese a luz a su último hijo; el único que sobrevivió. En 1822 su esposo se ahogó al hundirse su velero. Su vida estuvo plagada de enfermedades, probablemente vinculadas con el tumor cerebral que acabara con ella a los 53 años.
El teatro Miguel Covarrubias, cuyo nombre honra al caricaturista, dibujante, ilustrador, diseñador teatral, pintor y autor de importantes estudios antropológicos y etnológicos, es un espacio magníficamente diseñado con un modelo arquitectónico de teatro a la italiana, cuya estancia semeja una herradura con pasillos laterales que facilitan la libre vinculación de los espectadores por su interior y hacia el vestíbulo. Cuenta con dos pisos y tiene una capacidad total de 724 espectadores y su escenario ocupa 867 metros cuadrados. La visibilidad hacia este último es perfecta desde cualquier asiento. Asimismo, cuenta con un foso para ubicar a la orquesta cuando se trata de representaciones de danza, música y opera. El mantenimiento del inmueble ha sido excelente. Fuera de la Sala está un restaurante que ofrece comida mexicana gourmet; y para los que no pueden pagarla, después de las funciones aparecen vendedores ambulantes en bicicleta que ofrecen tacos de canasta, los cuales no puedo garantizar su higiene, o vendedores de chicharrones de harina. A la salida de la función matutina se antoja pasear por la explanada del Conjunto Cultural rodeada de jardines y de roca volcánica característica de la zona. El precio de la función es módico, al igual que el acceso al estacionamiento, para la tercera edad los precios son regalados.
Un hecho que me preocupó, es que la armónica y vasta presencia de áreas verdes de la Ciudad Universitaria, con 730 hectáreas, tiende a romperse por la acelerada construcción de edificios de diferente índole. Cabe destacar que en el 2005 se le confirmó la categoría de monumento artístico de la nación y actualmente forma parte de la lista del patrimonio mundial de la UNESCO; esta categoría incluye el primer circuito inaugurado en 1952 y sus más de 50 edificios dentro de la zona núcleo de 176.5 hectáreas, 25% del total del campus universitario.
Charlie Hebdo
El atentado en París al semanario satírico Charlie Hebdo la semana pasada, causó una gran conmoción en Francia y en el mundo entero y convocó a masivas marchas de solidaridad y protesta en ese país y en todo el mundo. En este ámbito, no tengo noticias de que en México hubiera manifestaciones a favor del respeto de los derechos humanos y a libertad de expresión que fue el objetivo contrario de los terroristas islámicos en París. Tampoco en ningún medio de comunicación nacional se expresó un mensaje de condolencia y de solidaridad de organizaciones sociales o asociaciones periodísticas, solo señalamientos individuales en Twitter. En mi opinión esta “ausencia” de los mexicanos está vinculada con una tradicional apatía por las causas sociales mundiales, que a su vez está relacionada con falta de información sobre las mismas.
La inhumana acción de los terroristas en París es reprobable; en este sentido, el papa Francisco dijo que es una aberración matar en nombre de Dios, en este caso de Alá, empero, a la vez mencionó “que la libertad de expresión tiene límites, no se puede insultar a la fe, como constantemente lo hizo Charlie Hebdo contra el Islam; cada religión tiene su dignidad, no se puede insultar la fe de los demás, no puede uno burlarse”; esto lo sabemos de sobra los judíos que durante más de dos mil años hemos sido objeto de la criminal crueldad de terceros; ¿acaso podemos olvidar a millones de judíos que murieron en el Holocausto solo por ser judíos, y a los miles que siguen muriendo por este hecho en todo el mundo?
En el contexto de los derechos humanos esta semana en la Asociación de Periodistas y Escritores Israelitas de México lamentamos la muerte de nuestro Colega Benjamín Laureano, un viejo activista de los derechos humanos que gran parte de su vida la dedicó a este propósito. Su desempeño tuvo alcance internacional; asimismo, fue un conspicuo periodista. En al menos en los últimos tres años su pluma analítica cubrió las páginas de varios medios de la Comunidad Judía de México, particularmente de Enlace Judío. Su casi nonagenaria edad no fue un obstáculo para que sus artículos tuvieran una gran frescura y actualidad. La última vez que vi a Laureano fue hace ocho meses en la celebración de la Independencia del Estado de Israel; conversamos de pie durante un largo rato, su lucidez y sapiencia eran todavía extraordinarias. Benjamín Laureano ha dejado una profunda huella en el campo de los derechos humanos y en el periodismo. Descanse en Paz.
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