SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – En clave de humor político, Borensztein resume los acontecimientos respecto al caso Nisman.
Por Alejandro Borensztien
Este título es el único chiste que se me ocurre, Presidenta. Como ve, hoy no me da ni para llamarla Compañera Jefa.
No costaba nada. Era más fácil. Alcanzaba con un discurso suyo de 15 minutos, por cadena nacional el lunes al mediodía. Un mínimo de sensibilidad, humildad y estatura ante las circunstancias.
Transmitiendo serenidad. Si quiere, explicando que usted es inocente de toda acusación, pero poniéndose a disposición de la Justicia, como hace cualquier persona de bien que no tiene nada que esconder. Se podría haber comprometido con el esclarecimiento de los hechos y, sobre todo, acompañado el sentimiento de angustia que envuelve al pueblo argentino. Ni hablar que el discurso debía cerrar con las ineludibles condolencias a la familia del fiscal Nisman. Pero no. Nada de eso. Ni siquiera las condolencias.
Eligió, una vez más, el camino más provocativo posible. La peor respuesta al peor momento. Facebook, cartas, intrigas detectivescas, acusaciones al voleo, idas, vueltas, descalificaciones. No quiero ni entrar en detalles. De eso ya se ocuparon todos.
Lo único que todavía no explicó Presidenta, es por qué un personaje como Luis D’Elía, comprometido en todas las escuchas, estuvo sentado en la primera fila de todos sus actos en la Casa Rosada.
No necesito ser abogado para comprender lo que evidencian esas escuchas. El resto, lo que no sé, me lo puedo imaginar.
En todas partes ocurren cosas terribles. Lo que nos pasó estos días tiene equivalencias en todos los países. La diferencia está en la idoneidad de aquellos en quienes delegamos la responsabilidad de resolver estos asuntos.
Arrancaron hablando de la CIA, el Mossad, la KGB, el MI6 y no sé cuánta cosa más, hasta que apareció el cerrajero Pepe Galleta, un guapo en camiseta, diciendo “yo puse un alambrecito, abrí la puerta y chau”. Eso solo alcanzó para cambiar el eje discursivo del proyecto nacional y popular.
Por eso hay que pensar bien antes de abrir la boca, Presidenta. Mire lo que le pasó a su diputada Diana Conti. En el embale de decir barbaridades contra el fiscal, expresó: “Le decimos a la hija de Nisman que se quede tranquila, que no vamos a agredir ni a insultar a su papá”. ¿Y ahora? ¿Cómo se vuelve de eso, Presidenta?
Pasamos de aquel lunes en que Julián Domínguez y Juliana Di Tullio leyeron una cosa mientras sus rostros decían otra muy distinta, a este jueves con el documento del PJ que incluyó la famosa teoría de Capitanich: “Esto es una conspiración para tapar el éxito de la temporada marplatense”. Que el tipo haya dicho semejante pelotudez en caliente, vaya y pase. Pero ponerla después por escrito en un documento oficial del PJ, me parece que la historia del peronismo no se lo merecía.
Toda la impericia ha quedado al desnudo, Presidenta. Siempre me llamó la atención que hasta 2003 ustedes nunca hubieran viajado a ningún lado. Siendo que eran políticos pudientes y ambiciosos, jamás tuvieron la inquietud de reunirse con algún alcalde español, algún ex primer ministro italiano, o algún legislador alemán o canadiense. Intercambiar ideas, experiencias, caminar otra ciudad, conocer otras culturas. Nada. Treinta años en Río Gallegos sin salir. Eso explica, no sólo la estrafalaria y perimida visión del mundo que siempre han tenido, sino también el soberbio empeño por enseñarles sus teorías a cuanto mandatario se les cruzaba. Parafraseando a Cortázar: un kirchnerista es un menemista que no conoció París.
Sólo así se entiende que haya nombrado Canciller a un tipo cuyo único mérito es conocer qué restaurantes están de moda en Nueva York.
Y para rematarla, aparecen un par de ñatos hablando por teléfono, yendo y viniendo con mensajes entre la Rosada y Teherán. Hablando en clave con suficiente torpeza como para que entendamos todos. Más que espías, parecen dos reclutas salidos de “Canuto Cañete, conscripto del Siete”.
Permítame hacer un breve punteo de hechos incontrastables. Indiscutibles. Fehacientes.
•El atentado a la Embajada fue reivindicado por un brazo del Hezbollah (éste responde a Irán), y el de la AMIA involucra a varios iraníes.
•Ambos fueron cometidos por suicidas. Si bien en la Argentina tenemos turros a rolete, no conozco ninguno dispuesto a inmolarse. Estos vinieron de afuera.
•Fueron ayudados por tipos que aún caminan entre nosotros.
•Durante el menemismo hubo un plan de encubrimiento.
•Kirchner designó al fiscal Nisman y lo puso a trabajar con la SIDE.
•Kirchner denunció con valentía a Irán en la ONU entre 2003 y 2007.
•Kirchner rechazó a patadas varias propuestas iraníes de negociar impunidad por negocios, según ha contado el ex canciller Bielsa.
•Usted denunció con valentía a Irán en la ONU hasta el año 2011.
•En marzo de 2011, el respetado, democrático, progresista y querido Pepe Eliaschev, denunció un acuerdo secreto con los iraníes. Timerman lo descalificó con insultos.
•En septiembre de 2012 usted dijo en la ONU que no tomaría ninguna medida sobre el tema sin el apoyo unánime de todas las fuerzas políticas y de las instituciones judías.
•En enero de 2013 se firma el Memorándum de Entendimiento con Irán y en febrero se aprueba a toda velocidad en el Congreso, pese al rechazo unánime de todas las fuerzas políticas no kirchneristas y las instituciones judías.
•El acuerdo nunca fue ratificado por el parlamento iraní. Ni siquiera considerado.
•En mayo de 2014 es declarado inconstitucional por la Justicia Argentina.
•El dirigente ultra K Luis D’Elía, defensor abierto de la causa iraní, vinculado al gobierno de Teherán, y habitué de todos los actos en Casa Rosada, aparece en las escuchas que claramente sugieren negociaciones secretas.
•El fiscal Nisman los denuncia a Usted, a Timerman, a D’Elía y a otros de montar un plan de impunidad.
•El día que iba a presentar la denuncia en el Congreso, el fiscal Nisman aparece muerto con un tiro en la cabeza.
La pregunta del millón es: ¿qué parte no se entiende?
Frente a la tragedia, la sospecha y las denuncias, el gobierno se pasó toda la semana preguntando por qué Nisman interrumpió sus vacaciones.
Ah, me acordé de un viejo chiste. Un tipo vuelve a la noche a su casa y encuentra a su mujer en la cama con otro hombre. Antes de que reaccione, la mujer lo increpa: “¿Estas son horas de llegar?!!!”. El marido, absorto, balbucea: “…pero… estás en la cama con otro!!…” Ella le contesta: “¡¡No me cambies de tema!!”.
Eso es lo que pasó esta semana. Encontramos al Gobierno en la cama con otro y ante el estupor de todo un país, lo único que se les ocurrió decir fue “¿Estas son horas de llegar?”.
Fin de temporada.
Fuente: Clarín
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