Lo que caracteriza y hace único al Holocausto es esa simplificación de la ingeniería industrial aplicada al crimen colectivo. Genocidios, matanzas, exterminios son frecuentes en la historia.
En medio de la más violenta campaña antijudía desde la Segunda Guerra Mundial, mañana es el recordatorio oficial de las víctimas de la barbarie nazi.
El día propuesto originalmente fue el 19 de abril, aniversario de la revuelta del Gueto de Varsovia. Tuve el honor de acompañar al presidente Adolfo López Mateos en su visita a Polonia que, a pesar de coincidir exactamente con el vigésimo aniversario de esa fecha, 19 de abril de 1963, no incluía un homenaje ante el monumento a la rebelión y exterminio de los sobrevivientes de la matanza. El antisemitismo no es cosa nueva y florece hasta en las cenizas. El Presidente de México, informado de la coincidencia de fechas y de la omisión de los anfitriones, pidió ser llevado ahí para montar una guardia con miembros de su comitiva y este periodista entre ellos. Al terminar encontré un alambre de púas revuelto con los escombros helados, últimas ruinas que serían barridas horas después. Con ese alambre el pintor José Luis Cuevas hizo un collage llamado “Yo no olvido” que doné al Museo Memoria y Tolerancia donde se exhibe en un lugar especial.
La fecha definitiva de la recordación es el 27 de Nisan del calendario hebreo y es día solemne según la ley de Israel. Recuerda la llegada de los primeros soldados soviéticos al campo de Auschwitz equipado con cámaras de gases en que fueron asesinados más de un millón de judíos. El Museo del Holocausto de Jerusalén ha invitado a 43 países; once jefes de Estado estarán mañana con delegaciones de todo el mundo colocando una ofrenda floral y encendiendo velas al pie del muro del bloque 11, junto a los crematorios.
Se lamenta la ausencia de Vladimir Putin quien, tal vez por razones de protocolo, no fue invitado. El rey Felipe VI de España, en un acto sin precedentes, rendirá homenaje a las víctimas a las puertas del Senado. Es una ceremonia internacional, multicultural, pluripartidista e interreligiosa establecida a petición de Naciones Unidas, hace algunos años que se lleva a cabo en la mayoría de los países integrantes del organismo.
El jueves pasado la Asamblea General celebró, por primera vez, una sesión especial dedicada a examinar el peligroso resurgimiento del antisemitismo. El filósofo francés Bernard Henry-Levy dijo: “Agredir a judíos se ha convertido en tarea de un nuevo orden de asesinos”. Causó sorpresa el uso de la tribuna por Abadí Al-Moualimi, embajador de Arabia Saudita, quien a nombre de los 57 países miembros de la Organización de Cooperación Islámica, condenó el antisemitismo y los actos que fomentan el odio y la islamofobia. Hablaron en el mismo tono, los embajadores de los Estados Unidos y de Alemania. Ron Grosor, de Israel, dijo que después del asesinato de millones de judíos en la segunda guerra, Israel nunca permanecerá silencioso ante el antisemitismo y “estaremos en guardia en defensa del pueblo judío”.
La Asamblea apoyada por 37 de sus miembros envió una carta de apoyo a Ban Ki-moon por su misiva del 3 de agosto en que expresó su preocupación por la violencia étnica y racial.
Contra lo que muchos opinan, el odio antisemita no debe tolerarse en ninguna de sus etapas. Si se hubiera detenido en la noche de los cristales rotos, no habría llegado a convertirse en asesinato planeado para desaparecer a todo un pueblo mediante sistemas industriales, línea de montaje febril y fabril que cronometraba tiempos de traslado, cantidad mínima necesaria para no gastar veneno de más, distancias, costos y eficiencia, desde la captura de un niño judío, hasta salir ya hecho humo por una las chimeneas.
Lo que caracteriza y hace único al Holocausto es esa simplificación de la ingeniería industrial aplicada al crimen colectivo. Genocidios, matanzas, exterminios son frecuentes en la historia. El frío juego de cifras, cálculos y dibujos sobre el restirador de un arquitecto para aniquilar una cultura de la manera más rápida, barata y eficiente, es lo que convierte el Holocausto en un crimen que la humanidad no había tenido el talento de inventar, o no se había atrevido, hasta la aparición del nazismo ayudado por la complicidad o la indiferencia de quienes no actuaron a tiempo.
Desde su arribo al poder, Hitler persiguió y encarceló o mató no sólo a judíos, sino también a gitanos, homosexuales, comunistas, minusválidos, los que no se ajustaban a las normas de conservación y fortalecimiento de la raza superior. Lo advirtió y lo cumplió porque le permitieron crecer y fortalecerse.
No cometamos el mismo error. No es aceptable multiplicar los días de contendido luctuoso como el que mañana compartirán millones de personas con un minuto de silencio en todos los idiomas.
Este es el momento, no otro.
Fuente:eluniversalmas.com.mx
#Holocausto
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