SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Esta semana se ha dado a conocer una pequeña colección de más de 100 tablillas de arcilla con escritura cuneiforme que se remontan al exilio en Babilonia (actual Irak) de hace unos 2.500 años, permitiéndonos una visión de la vida cotidiana de una de las comunidades de exiliados más antiguas del mundo.
El profesor Wayne Horowitz, uno de los arqueólogos que estudiaron las tabletas, asegura que este es el archivo antiguo judío más importante desde el descubrimiento de los manuscritos del Mar Muerto.
Las tabletas están en exhibición en una exposición titulada “Por los ríos de Babilonia” que abrió esta semana en el Museo de las Tierras Bíblicas de Jerusalén.
La colección se compone principalmente de certificados administrativos como bonos de ventas, contratos y direcciones, grabadas en escritura cuneiforme acadia sobre tablillas de arcilla, algunas de los cuales fueron cocidas en los hornos.
Gracias a la costumbre babilónica de inscribir cada documento con la fecha, según los años del monarca en el poder, los arqueólogos han podido datar las tabletas desde 572 a 477 a. C. La primera tableta en la colección fue escrita unos 15 años después de la destrucción del Primer Templo por Nabucodonosor, el rey caldeo de la era neo-babilónica que deportó a los judíos a Babilonia. La última tableta fue escrita unos 60 años después del regreso de algunos de los exiliados a Sión, lo que fue posible gracias al rey persa Ciro en el 538 a.C.
Poco se sabe de cómo se descubrió la colección. Los arqueólogos suponen que fue desenterrada en 1970 en el sur de Irak y apareció en el mercado internacional de antigüedades. Se divide en tres partes. El coleccionista David Sofer compró 110 tabletas, aproximadamente la mitad de la colección, que se refieren principalmente a la comunidad judía. Sofer prestó las tabletas al Museo de las Tierras Bíblicas.
Recientemente se han publicado dos libros sobre esta colección, ”Documentos de los exiliados de Judea y de los semitas occidentales en Babilonia en la colección de David Sofer” por el profesor Laurie Pearce, quien también tradujo las tabletas en inglés, y “Por los ríos de Babilonia” por Wayne Horowitz, Yehoshua Greenberg y Peter Zilberg, publicado por el Museo de las Tierras Bíblicas y la Sociedad de Exploración de Israel.
Los documentos reflejan un bloque de asentamientos en varios pueblos, entre los ríos Éufrates y Tigris. Uno de los pueblos se llama según las tabletas Al-Yahudu, un término que las fuentes babilónicas utilizan para describir Jerusalén.
“Esta sería la Jerusalén de Babilonia, al igual que Nueva York es la nueva York”, nos dice Horowitz. Los residentes de Al-Yahudu eran judíos, como sus nombres indican – Gedalyahu, Hanan, Dana, Shaltiel y Netanyahu -. Algunos de los nombres parecen estar inspirados en la declaración de Ciro permitiendo el retorno a Sión, como Yashuv Zadik o Ya’aliyahu, nos comenta Horowitz.
Hasta ahora se sabía muy poco acerca de la vida de la comunidad de Judea que había sido desarraigada de Jerusalén y deportada a Babilonia. La colección también se corresponde con el texto bíblico en el que el profeta Ezequiel escribe “estando yo en medio de los cautivos junto al río Quebar” (capítulo 1, versículo 1). El “río Chebar” o “el río de la aldea Chebar” aparecen varias veces en las tabletas.
Las tabletas reflejan las transacciones comerciales, casas y campos de arrendamiento, direcciones, herencias, etcétera. En el certificado nº 31, por ejemplo, trata de un acuerdo entre Yirpa Ben Dohah y Ahicam Ben Refa’iyahu, en el que el primero intercambia “un toro de cinco años toro por una burra gris”. En el certificado nº 52 un hombre llamado Ikisha vende su esclava por tres piezas de plata. En otro documento, Neriayu Ben Ahicam alquila una casa por “10 siclos de plata… la mitad a entregar a principios de año y el resto a la mitad del año”. El inquilino se comprometió en el acuerdo con pagos de su parte por posibles daños y perjuicios desde los cimientos hasta el techo.
En algunas tabletas, el antiguo alfabeto hebreo aparece junto a detalles en acadio. Los investigadores suponen estos fueron colocados para servir para su catalogación y búsqueda. La tableta nº 10, por ejemplo, se ocupa de una fianza para la cebada y el nombre Shalemiyahu aparece en hebreo. “Estas son las más antiguas letras hebreas del exilio de Babilonia”, nos dice Horowitz.
Fuente: Hebreos.net
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