Después de Copenhague, ¿qué sigue en Europa?

SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Una vez más, los yihadistas han atacado, esta vez en Copenhague.

Por David Harris

Una vez más, han asesinado a personas inocentes.

Una vez más, han apuntado a ambos valores democráticos – la libertad de expresión y de prensa – y una comunidad minoritaria – los judíos.

Y una vez más, se ha recordado a Europa que está en el centro, no en la periferia, de este desafío global.

Como resultado de ello, vamos a tener todos los gestos simbólicos correctos, que no deseo minimizar.

Habrá visitas a la sinagoga, eventos solidarios, declaraciones de angustia, y afirmaciones de voluntad colectiva y determinación.

Pero ¿realmente cambiará algo en el terreno? Eso está por verse.

Con cada una de tales indignaciones sangrientas, esperamos sinceramente que algo se haya aprendido porque no queremos creer que la historia continúe repititiéndose en este ciclo todo-demasiado-familiar de asesinatos, vigilias, y duelo.

Y, sin embargo, después de 15 años de compromiso con los líderes europeos para conseguir su atención, ayudarles a entender lo que los mira de frente, y presionar por una acción sostenida, no estoy dispuesto a apostar la granja de la familia que pasado mañana será tan diferente a anteayer.

Aun así, quiero desesperadamente creer que Europa, con todos sus logros deslumbrantes desde el final de la Segunda Guerra Mundial, todavía pueda fortalecer su determinación, endurecer su columna vertebral, y totalmente entender lo que está en juego, por muy tarde que ya sea.

He aquí lo que me gustaría que ocurriera ya.

En primer lugar, la Unión Europea debe organizar rápidamente una conferencia de alto nivel para discutir el aumento del antisemitismo, como lo demuestran los repetidos ataques terroristas, las encuestas de la UE muestran aumento de temor entre los judíos, y las estadísticas en países como Francia y el Reino Unido revelan un importante aumento en los incidentes antisemitas. Se debe discutir y adoptar un plan de acción global, y luego poner en práctica y hacer un seguimiento.

En segundo lugar, los líderes europeos deben comprender, como el primer ministro francés, Manuel Valls, que el antisemitismo no es sólo un ataque contra judíos, sino también un asalto a Europa y sus valores. No pueden separarse. Eso fue ilustrado ampliamente en los atentados en París el mes pasado y en Copenhague este mes. Al final, si no hay otra opción, los judios se irán de Europa, pero adónde irá Europa, a menos que está dispuesta a sucumbir a la amenaza yihadista.

En tercer lugar, llamar a las cosas por su nombre. Para muchos europeos, no hay ninguna duda en la identificación del origen del antisemitismo cuando emana de los extremistas de derecha. Pero cuando el antisemitismo, incluida la violencia mortal, surge de dentro de un segmento de la población musulmana, demasiado a menudo entran en juego acrobacias verbales. Si uno no es capaz de nombrar al adversario, ¿cómo se puede luchar contra él de manera efectiva?

Por supuesto, este problema no es único para Europa. En los Estados Unidos, vimos la masacre de Fort Hood ridículamente etiquetada como “violencia en el trabajo” en lugar de la violencia yihadista que tan obviamente era, y la negativa de nuestro gobierno a referimos al terrorismo “islamista” o “yihadista”, incluso cuando los propios autores lo hacen.

En cuarto lugar, dejar de ligar el antisemitismo a la islamofobia, como si los dos fueran hermanos siameses. La Oficina de Bruselas del AJC ha estado intentando durante meses alentar a una audiencia del Parlamento Europeo sobre el antisemitismo, sólo para encontrarse con la insistencia de que cualquier reunión incluya la islamofobia. ¿Por qué esta demanda de unir a los dos, cuando la mayoría de los incidentes se producen contra judíos, cuando Europa tiene una historia particularmente fea de antisemitismo, y cuando los principales agresores de judíos invocan su fe islámica?

En quinto lugar, reconocer que nos enfrentamos a la vez a una amenaza a corto y largo plazo que no será superada por el más elocuente de los discursos y el más simbólico de los actos. Al contrario, requiere de un esfuerzo sostenido de los gobiernos individuales (y, por supuesto, de la UE), utilizando los recursos que son capaces de movilizar, junto con los decididos esfuerzos de la sociedad civil.

En sexto lugar, conectar las lecciones del Holocausto a la amenaza actual a los judíos. He sido testigo de muchos eventos relacionados con el Holocausto, donde se lamntaron judíos asesinados – judíos que, trágicamente, no pueden ser devueltos a la vida – pero que ignoran totalmente los peligros actuales para los judíos vivos. La negativa a conectar a ambos deja francamente vacías de contenido a estas conmemoraciones en gran parte de su significado y sinceridad.

En séptimo lugar, no se disculpe por los valores europeos de la democracia, la dignidad humana, la apertura y el pluralismo. Europa ha construido algo para estar orgullosos y que bien vale la pena defender. Es, después de todo, a Europa que los refugiados y los inmigrantes están tratando de ir por cualquier medio posible para escapar de sociedades fracasadas, y no al revés. Ya es hora de levantarse en defensa de estos valores nobles y hacer todo lo posible para asegurarse de que los recién llegados les abrazan también.

Y por último, pero no menos importante, es importante entender que la barbarie yihadista que Europa está experimentando de primera mano no es muy diferente de lo que Israel ha enfrentado durante décadas. ¿Por qué, entonces, Europa continúa tratando de establecer una distinción, cuando, en realidad, no la hay? Los mismos yihadistas que odian Europa detestan a Israel, y los mismos yihadistas que desean la aniquilación de Israel aspiran a no menos de la Europa tal como la conocemos.

Puesto que la esperanza brota eterna, he aquí la esperanza para el amanecer de un nuevo día, a partir de ahora.

Sobre el autor: David Harris es el director ejecutivo del Comité Judío Americano (AJC)

Fuente: The Times of Israel. The blogs