SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Después de escuchar al Secretario General de la Presidencia de la Argentina, Aníbal Fernández, decir que la marcha del 18/2, era convocada por “apropiadores de bebés, narcos y antisemitas”, me siento en la obligación de aclarar por qué, yo voy.
Por Malú Kikuchi
Aníbal, nunca me apropié de ningún bebé, ni legal, ni ilegalmente, mis hijos son míos, nunca tuve nada que ver con drogas o narcos, no soy antisemita, los “anti” raciales o religiosos me son intolerables, y deduzco que tanto la DAIA como la AMIA no deben ser antisemitas. Por eso, yo voy.
Me pregunto por qué la presidente argentina que se sumó como una persona más entre la multitud que en París el 6/4/08, reclamaba por la liberación de Ingrid Betancourt (colombiana, secuestrada 7 años por las FARC), acto que honró a Cristina, descalifica a Nisman al que ni siquiera nombra. Por eso, yo voy.
Y cuando lo nombró, por Facebook, cual adolescente de 15 años, primero se preguntó qué habría llevado al fiscal a tomar esa decisión terrible (la de suicidarse). Ante el disparate que no creyó nadie con sentido común, 72 horas después, en Facebook, dijo no tener dudas sobre el asesinato de Nisman. Como la presidente, tampoco tengo dudas.
Por eso, yo voy.
Por caridad cristiana no comento la primera cadena nacional donde nombró al fiscal en el minuto 32, toda vestida de blanco, sin pecado original, en silla de ruedas y con la bota que le sostenía el tobillo roto a la vista. También por eso, yo voy.
Cristina nunca presentó sus condolencias a las hijas o a la madre del fiscal. Puede ser una feroz mala educación, o un desconocimiento absoluto de la diplomacia, o una falta total de cintura política, o un ataque de pánico, lo que fuere, se agradece que no mienta.
No lo siente. Por eso, yo voy.
Cuando murió Hugo Chávez, presidente de Venezuela, declaró 3 días de duelo nacional. Con la muerte de Juan Gelman (en México, poeta, padre de desaparecidos), también 3 días de duelo. Cuando murió Gustavo Ceratti (músico roquero), 2 días de duelo. Con la terrible muerte de Nisman, fiscal federal de la nación, que trabajaba para la Patria, NADA. Por eso, yo voy.
Para la familia militar, que sostiene que no hay que ir a la marcha, salvo raras excepciones, considerando que es apoyar a un poder judicial vaciado de justicia, que ha encarcelado a muchos de sus familiares sin razón, sólo por llevar uniforme en tiempos del proceso, pregunto ¿y si cambiaron?
Recuerdo que la estrategia más básica, establece prioridades. Primero busquemos justicia apoyando a los que empiezan a ver la luz, que gracias a Dios empiezan a dejar el miedo de lado, y luego se pedirá rever causas disparatadas, con sentencias mucho más disparatadas aún. Por eso, yo voy.
Y luego, el miedo. Que dicen que no es zonzo, y no lo es. Hay que cuidar el puesto, el jefe está con el gobierno, y el subsidio, y el electrodoméstico prometido, y a ver si desaparecen las cuotas, y ¡ojo! Que cuando Cristina se enoja te “escracha” por TV públicamente y te manda la AFIP. Miedo.
Ahora el miedo está del otro lado de la cancha. Nosotros todavía tenemos miedo, y con razones (la muerte de Nisman es una de ellas), pero “ellos”, los que no somos nosotros, tienen miedo. El silencio de la marcha los paraliza. Es hora de dejar la comodidad para tiempos mejores y sacar los restos de nuestro miedo a tomar aire el 18/2, para que hasta nuestro resto de miedo se convierta en ciudadano. Por eso, yo voy.
“Ellos”, esa descalificativa definición de Cristina que se hace anunciar como presidente de los 40 millones de argentinos, se ve que no lo es. Ya que “ellos”, somos nosotros, los que la mantenemos, los que le hicieron perder las elecciones de medio término del 2013, los que cada día somos más. Los que no dividíamos el país entre “ellos” y “nosotros”. “A ellos les dejamos el silencio”. ¿Es una amenaza, no nos va a dejar expresarnos?
“Ellos no tienen nada que decir, o no pueden expresarlo”. Cristina, tenemos mucho, demasiado para decir, el homenaje a un muerto no es el lugar. ¿No lo sabía? Y no, ahí tiene razón, no podemos expresarlo. Somos educados y no le decimos a los gritos a la presidente del país, lo que pensamos de ella, sobre todo delante de los chicos. Por eso, yo voy.
Y propongo algo que me propusieron, embanderar balcones, ventanas, autos, hasta cochecitos de bebé, para honrar a la Patria, y sumarle un crespón negro para honrar a Nisman. Una nación embanderada y con crespones, más multitudes abarrotando las calles de todas las ciudades, en silencio. Con un silencio atronador, ensordecedor, estremecedor.
Que lo sientan, que los envuelva, que los aterrorice. Que el fantasma de Nisman los persiga en silencio hasta el fin de sus días. Por eso, yo voy. Y lo invito. Vamos, *“que en la calle codo a codo, somos mucho más que dos”.
*Mario Benedetti, Te quiero”.
#CasoNisman
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