SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – ¿Por qué saluda Barack Hussein Obama con el famoso saludo de Un Dedo de ISIS? Ocurrió en la Cumbre de Líderes Africanos en Washington DC.
Una foto tomada en la Cumbre de Líderes de Estados Unidos y África en agosto pasado en Washington DC podría ser aclaratoria. Se puede ver a Barack Hussein Obama con el gesto de un dedo del Estado Islámico ante decenas de delegados africanos.
The Associated Press tomó esta sorprendente foto junto a los dignatarios africanos que estaban reunidos con Obama, organizador del evento, en un auditorio del Departamento de Estado, para una fotografía de grupo. Solo fue publicada en un artículo del diario británico Daily Mail.
El gesto de un solo dedo es el signo distintivo de los musulmanes yihadistas (sobre todo es el signo de ISIS). El dedo índice hacia arriba mientras que el pulgar se envuelve debajo y presiona contra la falange digital del dedo medio. Los dedos restantes se aprietan contra la palma con el fin de resaltar el dedo índice extendido.
El dedo extendido es simbólico del concepto de un solo dios y es entendido por todos los creyentes como un símbolo de afirmación de la fe musulmana: “Solo hay un dios y Mahoma es su mensajero”.
Así es como los creyentes se adhieren con el dedo índice en el aire, esto demuestra que son partidarios del concepto del dios de Mahoma. Y también afirman su creencia de que Mahoma es la interfaz entre dios y el hombre. También demuestran que son parte de la umma*, la exclusiva supertribu transtribal de creyentes que Muhammad comenzó hace 1.400 años.
Con el dedo índice en el aire, Obama afirmó su pertenencia a esta tribu.
Dignatarios africanos lo entendían, y se puede detectar una serie de reacciones entre los que observan el gesto: gracia, sorpresa, curiosidad, desaprobación, desprecio…
A tener en cuenta las reacciones de Abdelilah Berkirane, el primer ministro de Marruecos en la foto justo detrás del hombro izquierdo de Obama, e Ibrahim Boubacas Keita, el presidente de Malí con el atuendo blanco y sombrero. Son musulmanes hasta la médula, y todos sonríen. Ellos saben lo que significa el índice vertical de Obama. La reacción del presidente de Togo Faure Gnassingbé, en la fila superior segunda a la izquierda, se encuentra menos aprobación. En su rostro se puede leer la mente de este líder educado en la Sorbona y la Universidad George Washington. Su mente está gritando: “¡Tienes que estar bromeando!”
El país del Gnassingbé se ubica entre Benín y Costa de Marfil y no está lejos de Nigeria y su plaga yihadista de Boko Haram – tal vez un vuelo de dos horas en un Cessna lento desde la capital de Togo a la capital de Nigeria, a menos de una hora en algo más rápido.
En el momento de la conferencia de Washington, el líder de Boko Haram Abubakar Shekau acababa de declarar el estado de Borno, en el noreste de Nigeria como sede de su califato. Sólo unos meses antes se estaban llevando a cabo las masacres de pueblos enteros; casi trescientas niñas fueron secuestradas en una escuela secundaria de Borno. Togo tiene siete millones de personas, 50 por ciento de animistas, 30 por ciento de cristianos. El resto son musulmanes, parte de la umma. Gnassingbé y el resto de los no musulmanes de Togo tienen razones para preocuparse por la radicalización de algunos de estos miembros de la supertribu transtribal de Mahoma que residen entre ellos. Y el por qué de su mirada de desdén. “Tienes que estar bromeando”.
Tal vez era la idea de Obama de una broma, pero es poco probable. El dedo en el aire era una descarada declaración de posición. Toda su administración ha sido una promoción del Islam en su país y en el extranjero, y si catalogáramos la evidencia se podría llenar un libro. Él ha hecho de este país un lugar acogedor para el Islam, desde ordenar a la NASA que los musulmanes se sientan bien consigo mismos, hasta llamar a la víctima Peter Kassig por el nombre musulmán que había adoptado con la vana esperanza de salvar su vida en su decapitación por ISIS. Si la comodidad de Obama se limitara sólo a este tipo de gestos, pero desde el inicio de su gestión, trabajó para derrocar a los gobiernos “strongman” (de hombres fuertes) que habían mantenido una tapa sobre el extremismo islámico: Túnez, Egipto, Libia, Yemen. Derrocar al gobierno también fue parte del programa, aún no alcanzado, pero todavía es posible.
La metodología de cada uno era una táctica del radicalismo de la vieja escuela: crear problemas domésticos que desencadenan una ofensiva, a continuación, utilizar la reacción para desacreditar al gobierno y como pretexto suscitar mayores ciclos de problemas hasta que el régimen específico sea reemplazado.
Obama se siente cómodo con la facción extrema del Islam. Él arma a tales personas en todo Medio Oriente. Apoyó a la Hermandad Musulmana y a Muhammad Morsi como sustituto de Hosni Mubarak, un aliado de Estados Unidos y enemigo de los Hermanos Musulmanes, y ha amenazado y acosado a Egipto, cuando una revuelta masiva sustituyó a Morsi con un moderado religioso. El hilo conductor de todos estos esfuerzos fue el restablecimiento del califato islámico, la línea de los sucesores de Mahoma que terminó hace casi un siglo con la caída del Imperio Otomano. Esto siempre ha sido un objetivo de la Hermandad Musulmana. En sus planes grandiosos, el califato restablecido se extendería por todo Medio Oriente, con Jerusalén como su capital.
¡La gloria del Islam resucitado! Estas personas aspiran a la dominación del mundo, y el califato serviría de base para una guerra cada vez mayor en el mundo hasta que se logre la dominación. Esa fue siempre la meta de su modelo a seguir. Mahoma ordenó a sus seguidores hacer del Islam la única religión – para crear una umma universal. Al igual que Obama, no hace más que cumplir órdenes.
No hay nada en la cabeza de Obama que sea americano. Él es la antítesis de un americano, el polo opuesto de los valores que está socavando sistemáticamente. Es un miembro descarado de la supertribu transtribal que Muhammad creara hace 1.400 años; él es de la umma, no de América. Su dedo en el aire en la Conferencia de Líderes Africanos es una evidencia inequívoca.
*La umma (árabe: امة) o comunidad de creyentes del islam comprende a todos aquellos que profesan la religión islámica, independientemente de su nacionalidad, origen, sexo o condición social. La mayor parte de los eruditos optan por la visión más inclusiva de pertenencia al islam y así, normalmente, se considera que toda persona que pronuncie la shahada en las condiciones prescritas pasa a formar parte de la comunidad musulmana de creyentes.
Fuente: Érase una vez Palestina
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