TED POE
Los grupos terroristas han aprovechado la libertad de las redes sociales para difundir su mensaje y reclutar combatientes en Occidente.
El miércoles se dio a conocer que habían arrestado a tres hombres que planeaban dejar Nueva York para unirse a ISIS y que uno de ellos supuestamente publicó en internet que deseaba matar al presidente de Estados Unidos. Este es simplemente el recordatorio más reciente de que los grupos terroristas y sus simpatizantes están explotando la libertad en el ciberespacio.
A principios de febrero, ISIS publicó un video de la horripilante incineración de un piloto jordano capturado. Desafortunadamente, esta no es la primera vez que ISIS ha usado Twitter, una empresa estadounidense de redes sociales, para transmitir sus actos barbáricos a todo el mundo. En agosto de 2014, cuando ISIS publicó la horripilante decapitación del periodista estadounidense, James Foley, también usó las redes sociales. De hecho, ISIS ha estado usando Twitter desde hace años.
ISIS tampoco es el único grupo terrorista en Twitter.
Hamas, Hezbollah, la filial de al Qaeda en Siria, el Frente al Nusra…todos están en Twitter. El 14 de enero, la filial de al Qaeda en Yemen, conocida como al Qaeda en la Península Arábiga o simplemente AQPA, se adjudicaron a través de Twitter los ataques terroristas de París en los que murieron 17 personas. El grupo tiene dos cuentas oficiales en Twitter.
Hay muchos ejemplos de esos grupos; el gobierno estadounidense las incluyó oficialmente en su lista de organizaciones terroristas extranjeras. Pensando en esta realidad, mi subcomité celebró el 27 de enero una audiencia sobre el uso que los terroristas hacen de las redes sociales. En esas audiencias, los expertos explicaron que la forma en la que los terroristas usan las plataformas de redes sociales ha sido un problema desde hace tiempo.
Si se están usando las redes sociales para radicalizar a miles de personas y para recaudar millones de dólares de muchas personas más, la pregunta que surge es: ¿Por qué nadie los bloquea? Porque las empresas estadounidenses no lo hacen. Tampoco el gobierno estadounidense.
He escuchado dos argumentos a favor de mantener el statu quo.
El primero y el más fácil de rebatir, es que si el gobierno estadounidense cancelara las cuentas de los terroristas en las redes sociales, estas medidas violarían el derecho a la libre expresión de los terroristas.
Estos trúhanes renunciaron a su derecho a la libre expresión en el momento en el que mataron a civiles inocentes. Ciertamente no deberíamos ayudarles a matar a más. Pero esta no es solo mi opinión.
La Suprema Corte ya falló en este sentido en el caso Holder contra Humanitarian Lew Project: llegaron a la conclusión de que si alguien ayudaba a una organización terrorista, no se protegerían sus derechos a la libre expresión. De hecho, la libre expresión no opera cuando se lesiona a otras personas, como ocurre con la creación y distribución de pornografía infantil.
El segundo argumento sobre el uso que los terroristas hacen de las redes sociales es que brinda a la comunidad de servicios de inteligencia la información que de otra forma no podrían conseguir. Aunque los terroristas cometen errores de vez en cuando, también están conscientes de que por naturaleza, las redes sociales son para compartir, lo que significa que lo que digan se puede difundir fácilmente.
El que los terroristas usen las redes sociales no es un fenómeno nuevo. Hemos dedicado años a evaluar la clase de información de inteligencia que se puede recabar de los grupos terroristas frente a las ventajas que los terroristas tienen al enviar mensajes y reclutar a través de las redes sociales. Por lo que he escuchado, el permitir que esta yihad pública y cibernética continúe no ha propiciado grandes avances en cuestiones de inteligencia. El que cada vez sean más los terroristas que usan las redes sociales debería ser indicio suficiente de que los terroristas se están beneficiando con ellas.
En términos claros: las empresas particulares estadounidenses no deberían ser el megáfono de la propaganda de las organizaciones terroristas extranjeras.
Entonces ¿qué hay que cambiar?
Para empezar, las empresas de redes sociales tienen que hacer más por su cuenta. No es suficiente que solo presten atención cuando la publicidad adversa amenaza la imagen pública de una empresa luego de que se publica algo horrible en internet. Por otro lado, las empresas no tienen solo una responsabilidad pública, sino la obligación legal de hacer más. El artículo 219 de la Ley de Inmigración y Nacionalidad (de Estados Unidos) establece que es ilegal brindar a una organización terrorista extranjera designada “material, apoyo o recursos”, incluidos “cualquier propiedad, tangible o intangible, o servicios”.
Eso es lo más completo que hay.
Es más, la mayoría de las empresas de redes sociales ya prohíben en sus condiciones de servicio usar sus plataformas para publicar amenazas de violencia, lo que impide que los terroristas usen sus plataformas. Sin embargo, las empresas tienen que hacer un mejor trabajo al vigilar la observancia de sus propias condiciones de servicio. La ausencia de pornografía infantil o de material robado protegido por derechos de autor en las plataformas de redes sociales (contenido que se elimina rápidamente cuando llega a publicarse) demuestra lo que estas empresas pueden hacer.
Con esto en mente, harían bien en pensar en tener equipos dedicados a eliminar el contenido terrorista, así como a crear procesos de denuncia de contenidos ofensivos para que los usuarios puedan reportar fácilmente a los terroristas que usen sus plataformas. Las empresas tienen la tecnología y los recursos para emprender una campaña contra los terroristas que usan su plataforma, solo necesitan sentirse motivados a actuar.
Aquí es en donde el gobierno federal puede ayudar.
La Casa Blanca prometió en 2011 una estrategia para prevenir la radicalización en internet. Pero más de tres años después y a pesar de que se celebró una cumbre la semana pasada cuyo objetivo es combatir el extremismo, seguimos esperando esa estrategia. Si no creamos una, los esfuerzos del gobierno federal por combatir el uso terrorista de las redes sociales serán tan irregulares y deslucidos como los esfuerzos de las empresas privadas de redes sociales. En vez de eso, necesitamos una estrategia que articule claramente nuestros objetivos y roles, que delinee las responsabilidades de cada agencia federal que deba participar y la forma en la que colaboraremos con la sociedad civil.
Es inconcebible que aquellos que decapitan y queman vivas a otras personas puedan usar nuestras propias empresas en nuestra contra, para promover su causa. Pero eso es exactamente lo que está ocurriendo.
Los diarios estadounidenses nunca habrían permitido que los nazis publicaran un anuncio de reclutamiento durante la Segunda Guerra Mundial.
Las organizaciones terroristas extranjeras designadas no deberían tener permitido usar a las empresas privadas estadounidense para llegar a miles millones de personas con su propaganda violenta en un instante, sin costo alguno.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Ted Poe
Ted Poe es diputado republicano por el estado de Texas; presidente del Subcomité de Terrorismo, No Proliferación y Comercio de la Asamblea de Representantes de Estados Unidos, y miembro del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara.
Fuente: cnn.com
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