Washington ha dejado varias preguntas sin respuesta respecto a un posible acuerdo nuclear con Irán.
El Primer ministro, Benjamin Netanyahu, presentó argumentos contundentes ante el Congreso acerca de por qué él piensa que el posible acuerdo con Irán sobre su programa nuclear es un “mal acuerdo”. Dejando a un lado sus temores de que el levantamiento de las sanciones contra Irán proporcionará más recursos para causar más problemas en el Medio Oriente, el primer ministro se preocupa de que un que no impide que Irán se convierta en un estado en el umbral de producir la bomba atómica no evitará que adquiera armas nucleares, sino que allanará el camino para que lo haga.
Netanyahu considera que el tiempo de fuga para que Irán logre producir el uranio necesario para fabricar armas nucleares será demasiado corto – de hecho, tomará menos tiempo que lo que considera el presidente Obama – y que las inspecciones del programa iraní no necesariamente limitarán la producción y, en cualquier caso, no garantiza que se tomen acciones contra las violaciones. Lo que es peor aún, Irán será tratado como Japón o los Países Bajos tras la expiración del acuerdo en 10 a 15 años, permitiéndole construir decenas de miles de centrifugadoras a fin de producir armas nucleares cuando le plazca.
La aceptación del mantra de que “ningún acuerdo es mejor que un mal acuerdo” ofrece la alternativa de insistir en mejores condiciones y aumentar la presión sobre los iraníes hasta lograr un acuerdo más confiable, sugirió Netanyahu. Él no teme que ellos abandonen la mesa de negociaciones, ya que, según su opinión, los iraníes necesitan el acuerdo más que Estados Unidos y sus socios.
Aunque el gobierno de Obama probablemente no aceptará el argumento de que se debería negociar mejor y más enérgicamente, no debía ignorar las cuestiones que plantea Netanyahu sobre el acuerdo emergente. De hecho, el argumento de la administración de que no hay mejor alternativa que el acuerdo que se está negociando plantea la pregunta de si el futuro acuerdo es aceptable.
Y, aquí, la administración tiene que explicar por qué el trato que está intentando lograr realmente impedirá que Irán obtenga armas nucleares durante su periodo de vigencia y más adelante. El gobierno de Obama debe explicar por qué la combinación de la cantidad y calidad de centrifugadoras, su producción, y el envío de uranio enriquecido por Irán, asegurará que el tiempo de fuga para la bomba no será inferior a un año. Independientemente de si esta formula es beneficiosa o no, debe haber una respuesta explícita al argumento de Netanyahu que Irán será capaz de adquirir habilidades nucleares más rápidamente.
Asimismo, el gobierno de Obama debe con respecto a cómo el régimen de verificación garantizará que podremos detectar cualquier violación iraní. La cuestión de la verificación es fundamental no sólo porque los esfuerzos anteriores de esconder sus actividades nucleares demuestran que no se puede confiar en Irán, sino porque el gobierno de Obama considera que el tiempo de fuga para la producción de la bomba es una de las medidas claves del éxito del acuerdo. Pero sólo podemos asegurarnos de que Irán estará a un año de producir el suministro de uranio necesario para una bomba si podemos detectar lo que hacen en el momento preciso.
Obviamente, la detección es sólo parte de la ecuación. No podemos esperar a decidir qué hacer luego que se cometan las violaciones. Irán debe saber de antemano las consecuencias de las violaciones, sobre todo si queremos disuadirlos. Y esto se relaciona con las principales preocupaciones expuestas por Netanyahu: si él tuviese la confianza que las violaciones iraníes tendrían duras consecuencias, incluyendo el uso de la fuerza si se descubre que Irán sigue avanzando en la producción de armas nucleares, Netanyahu estaría menos temeroso del acuerdo emergente.
Pero él no vislumbra esto, y teme que como en acuerdos anteriores, hablaremos de las violaciones sin responder a ellas hasta que sea demasiado tarde. Así que la administración debe tomar en cuenta este temor y demostrar que cumple con lo que dice, desglosando las diferentes categorías de violaciones y las consecuencias para cada una, así como solicitar la autorización del Congreso para autorizar a este presidente y a sus sucesores actuar sobre estas consecuencias.
Si esto también se aplica a los movimientos iraníes para obtener armas nucleares tras la expiración del acuerdo, la administración realmente respondería a gran parte de las preocupaciones planteadas por Netanyahu. Quizás entonces, terminaría este episodio de tensión entre EEUU e Israel.
Dennis Ross, consejero y miembro distinguido del Instituto William Davidson de Washington, sirvió como asesor para asuntos de Oriente Medio para el presidente Obama desde 2009 hasta 2011. Este artículo.
Traducido desde The Washington Institute for Near East Policy para Agencia de Noticias Enlace Judío México
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