TONY BADRAN
El modelo hegemónico de Irán está siendo reproducido en Irak, Siria y Yemen, al establecer los negocios en la misma forma en que hizo Hezbollah en Líbano.
El mes pasado, en un mitin en ocasión del 36º aniversario de la Revolución Islámica en Irán, el comandante Qassem Soleimani, de la Fuerza Qods de la Guardia Revolucionaria, se regodeó: “Estamos presenciando la exportación de la Revolución Islámica a través de la región. Desde Bahrein e Irak a Siria, Yemen y Norte de Africa.” Aunque el tema de la “exportación de la Revolución Islámica” es discutido a menudo, rara vez es definido y comprendido apropiadamente.
La mayoría de las personas tienden a enfocarse en lo “Islámico” en la “Revolución Islámica.” Así, ellos buscan la imposición de normas religiosas estrictas en la sociedad y el movimiento hacia el establecimiento de un sistema de gobierno islámico. Sin embargo, cuando los funcionarios iraníes hablan de exportar la revolución, tienen en mente un modelo más exhaustivo y estructuras específicas que buscan clonar en el exterior. Es a estas estructuras, ahora visibles desde Yemen a Líbano, a las que se estaba refiriendo Soleimani.
Cuando éstos, respaldados por Irán, marcharon sobre Yemen, un sitio iraní afiliado al CGRI ilustró este punto. Lo hizo exponiendo el plan de Abdul Malik al-Houthi para asegurar la victoria de la “revolución” en Yemen. Esta estrategia se basó en elementos cruciales del modelo revolucionario iraní. A saber, el sitio iraní puso de relieve el rol de los “comités populares” en “proteger la revolución” y “fortalecer las bases de la seguridad” yendo tras los que actúan contra la revolución.”
Estos “comités populares”, cuya función es controlar las calles y ayudar a consolidar la revolución naciente, recuerdan los variados instrumentos revolucionarios en Irán, como los “comités revolucionarios”, pero también la fuerza paramilitar Basij. El último organismo, también conocido como la “milicia popular” fue formado en 1980 y es un sello distintivo de la Revolución Islámica. Es el molde que los iraníes están clonando en Siria, Irak y Yemen.
En comentarios hechos el año pasado, el General de Brigada, Hossein Hamedani, del CGRI dijo que “al establecer la Basij, está naciendo el tercer hijo de la revolución en Irak después que ésta fue movilizada en Siria y Líbano.” Hamedani se estaba refiriendo a las “Fuerzas de Movilización Popular” de Irak, o hashd, que es árabe para basij. Estas unidades, que son lideradas por Abu Mahdi al-Muhandis—quizás el lugarteniente más cercano a Qassem Soleimani en Irak y jefe de la milicia Kataib Hezbollah—forman la segunda estructura paralela a las fuerzas de seguridad iraquíes, al lado de la bandera del CGRI y las milicias estilo Hezbollah.
Los “comités populares” fueron de igual manera establecidos en Siria en el año 2012, como lo fue el “Ejército Popular”—ambos instrumentos fueron moldeados directamente como la Basij, como fue reconocido abiertamente por Irán. “Creemos fundamentalmente en la defensa popular”, dijo Hamedani del CGRI. “Cuando el pueblo ingresó junto con el ejército en Siria, la situación se volvió en favor de la resistencia.”
La yuxtaposición de “el pueblo”, “el ejército,” y “la resistencia,” en esa última oración repite el mantra de “el Ejército, el pueblo y la resistencia” que Hezbollah, insiste, representa la base de la seguridad en Líbano. “El pueblo” en esta ecuación representa, en realidad, la “movilización popular,” o sea: la Basij. Entonces, al imponer exitosamente esta ecuación, Hezbollah de hecho sólo ha erigido una estructura fundamental de la Revolución Islámica.
Este modelo exportado de órganos revolucionarios actuando en paralelo con el ejército regular, y al mismo tiempo determinando sus operaciones, fue implementado por primera vez y perfeccionado en Líbano con Hezbollah. De hecho, Ali Akbar Velayati, el asesor de política exterior del líder supremo de Irán, Ali Khamenei, expresó hace poco ante una delegación houthi en Teherán su deseo de ver al grupo Ansar Allah “desempeñar un rol similar al de Hezbollah en Líbano.” Operando “junto” al ejército. Y en esta forma, el ejército “se pone del lado del pueblo.”
Este es el modelo que la camarilla revolucionaria buscó clonar en el exterior desde el nacimiento mismo de la Revolución Islámica en Irán. Así es precisamente como Hezbollah llegó a ser—como una extensión de los instrumentos revolucionarios que surgieron en Irán entre 1979-1981.
Estos instrumentos fueron seguidos por otros, tal como las numerosas instituciones culturales y económicas iraníes que fueron copiadas en Líbano, tales como la Construcción de la Yihad, que ahora está aparentemente llegando a Siria sobre las espaldas de la Basij, como anunció hace poco Hamedani del CGRI: “Construcción de Basij ha sido establecida en Siria.”
La jactancia de Soleimani, entonces, no es retórica. Cuando habla de exportar la Revolución Islámica, Soleimani se está refiriendo a un molde muy específico. Es el molde que los revolucionarios khomeinistas establecieron por primera vez en Líbano 36 años atrás, clonando los variados instrumentos que estaban floreciendo en Irán a medida que el régimen revolucionario islámico consolidaba su poder. Como resultado, Hezbollah sigue siendo la exportación más extensa y desarrollada del modelo iraní. Y es en este sentido que Hezbollah fue y sigue siendo “la Revolución Islámica en Líbano.” Ahora, el modelo revolucionario islámico está siendo reproducido también en Irak, Siria y Yemen, estableciendo esas mismas estructuras. La fórmula: “Ejército, Pueblo (Basij), Resistencia” no es una mera consigna. Es un plano iraní que se remonta al nacimiento de la Revolución Islámica. Y eso es lo que ahora está siendo copiado a lo largo de la región.
Fuente: NOW Lebanon
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México
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