SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – El mundo árabe sueña con el día en que Herzog y Livni estén al timón del Estado judío.
Por Mordechai Kedar
Revelación honesta I: Yo he estado familiarizado con la familia Herzog durante décadas, desde niño, y en varios momentos de mi vida me crucé con los tres hermanos Herzog, Joel, el general de brigada (Res.) Michael y el MK (miembro del Parlamento) Itzjak. Siempre he tenido a esta familia aristocrática en gran estima por su generosidad, conducta, inteligencia y erudición, como hijos del fallecido sexto presidente de Israel Jaim Herzog y nietos del difunto Gran Rabino Itzjak Isaac Halevi Herzog. El Embajador Abba Eban, una figura política y cultural importante por sí mismo, era su tío. Una familia aristocrática en el sentido más profundo de la palabra.
Revelación honesta II: Durante la segunda mitad de los noventa, una vez terminado mi servicio militar, estuve activo en la organización “Caminos a la Paz”, la hermana menor y religiosa de “Paz Ahora”. Le di a la paz una oportunidad a la europea, pero nuestros vecinos árabes nos decepcionaron.
Revelación honesta III : En varias ocasiones, he sugerido un plan de paz en Oriente Medio para nosotros y nuestros vecinos, “El Plan de los Ocho Emiratos palestinos“ . Estoy abiertamente en contra de la creación de un Estado palestino en Judea y Samaria, que sin duda se convertiría en otro Hamastán y conduciría inevitablemente a la próxima guerra.
Revelación honesta IV: Apoyo abiertamente la lista del partido Bait Yehudí (Hogar Judío).
Comencemos con el jefe del Partido Laborista, Itzjak Herzog:
Años de investigación dedicados al estudio del discurso, los medios de comunicación y la cultura árabes – en árabe original – me han llevado a la conclusión indiscutible de que la mayoría de la población árabe espera el día en que Herzog sea primer ministro de Israel, porque ese día – al menos según el punto de vista de la mayoría de los árabes – será el principio del fin del Estado de Israel. La razón es simple: Herzog es visto como una persona de carácter débil, mediocre y sin espinas. No servía como oficial de combate y sin embargo fue oficial de mi unidad, 8200, que se compone de nerds (ratas de biblioteca) brillantes con las obligadas gafas de marco redondo.
La forma suave de hablar de Herzog y la terminología nada beligerante que utiliza, que lo hacen atractivo para los israelíes que quieren pensar como europeos y estadounidenses, han convencido al mundo árabe de que Herzog es la única manera de ablandar a Israel lo suficiente como para pisotearlo por todas partes y convertirlo en un trapo de cocina que puede retorcerse en el olvido.
La agenda de Oriente Medio se fija por estereotipos e imágenes, y la imagen que Herzog proyecta es tan débil que cualquier amenaza que Israel pronunciara se toparía con el escarnio. La distancia de la burla a la guerra total es corta.
En Medio Oriente, cualquier persona que proclama sin parar que quiere la paz, proyecta la imagen de alguien que tiene miedo de la guerra porque es débil, despertando así las glándulas de adrenalina militaristas de sus vecinos, que entonces no se asemejan a nada tanto como a las águilas y buitres revoloteando sobre una vaca moribunda.
Y lo contrario es igualmente cierto: cualquier persona que irradie poder, fuerza, amenaza y peligro goza de relativa tranquilidad porque los matones le dejan en paz. Esta es la razón por la que los árabes odiaron y respetaron a Ariel Sharon, y a Moshe Dayan – les temían. Sadat firmó la paz con Israel, porque no pudo derrotar al Estado judío a pesar del factor sorpresa que tuvo en la apertura de la Guerra de Yom Kippur y su temprano éxito en cruzar el Canal de Suez. Hussein también hizo la paz con Israel, esperando que su poder le ayudaría a enfrentar al partido Baath de Siria e Irak. Arafat aceptó una paz hudabiyya – es decir, una “paz” temporal durante el tiempo que el enemigo fuera demasiado fuerte como para derrotarlo – tras el fracaso de la primera Intifada.
Itzjak Herzog a la cabeza del gobierno es el sueño más dulce que el mundo árabe puede imaginar, ya que es una prueba de que la sociedad israelí está cansada, agotada, que carece de la motivación para proteger al país y está dispuesta a pagar cualquier precio por un papel que contenga la palabra “paz”. Herzog en el timón del gobierno estará sujeto a las presiones del mundo árabe – y de la Casa Blanca de Obama – porque crea la impresión de que “esta vez va a funcionar”, o tengo que decir: “Sí, podemos”.
Las presiones que experimentará serán mucho mayores de las que se ejercen sobre Netanyahu, porque la Casa Blanca y el mundo árabe, detectarán que sus días como primer ministro están contados y por lo tanto, deben hacer todo lo posible para exprimir de él lo máximo, porque el período en que los israelíes lo dejen funcionar antes de despertar al darse cuenta de la catástrofe inminente será corto y lo sacarán de su asiento como hicieron con Ehud Barak cuando cedió a Arafat.
Itzjak Herzog puede lograr relaciones armoniosas con la Casa Blanca y tal vez incluso con los angustiados líderes de Europa, pero traerá una guerra de sangre, fuego y lágrimas a la zona conocida como Oriente Medio, donde sólo sobreviven los que son verdaderamente poderosos, amenazantes y decididos a disuadir a sus enemigos.
Sigamos con Tzipi Livni, socio rotación de Herzog en lo que los dos auto-titularon “El Campamento sionista”:
Tzipi es el otro aspecto de los dulces sueños del mundo árabe, una mujer nacida y criada en una familia Revisionista valiente, un hogar lleno de principios sionistas sanos y fuertes. Comenzó su carrera política en el Likud, pero se fue quitando espinas, deteriorando de partido en partido, hasta unirse con otro líder invertebrado, Itzjak Herzog.
Para el mundo árabe, Livni simboliza y representa lo desanimado y cansado de Israel, los que están hartos de la lucha por la supervivencia y están dispuestos a ofrecer sus cuellos al matarife con la esperanza de que los matará suavemente si hablan con educación.
Internet nos dice que en los años ochenta, Livni era en realidad una agente del Mossad en Europa, y varios sitios web árabes hablan de los “servicios especiales” que hizo por el estado de Israel. Estos servicios se entienden en Occidente como encubiertos y secretos, pero en Medio Oriente la expresión se interpreta de una manera totalmente diferente. Podemos imaginar cómo van a reaccionar en la web en el mundo árabe y cuál será nuestra imagen si se convierte en primer ministro.
Sin embargo, el problema con Tzipi Livni no es sólo por su imagen, porque en su caso, nuestros vecinos tienen la prueba de que Livni no tiene la más remota idea de cómo navegar por los complejos, espinosos caminos de Oriente Medio: fue ministro de Relaciones Exteriores durante la Segunda Guerra del Líbano, y fue el arquitecto israelí de la Resolución 1701 del Consejo que permitió que Hezbollah – ya clara en la terminología utilizada – renovara y ampliara su arsenal de cohetes. Yo esperaría de alguien con una licenciatura en derecho que comprendiera el fracaso incorporado que conlleva la forma en que fue redactada la resolución, pero Tzipi Livni ni siquiera llegó a pasar esta mínima prueba legal. ¿Alguien en su sano juicio podría contratarla para elaborar un contrato para el alquiler de su departamento?
Lo que es extraño es que en lugar de avergonzarse y mantener la boca cerrada, Livni incluso defendió la Resolución 1701 en público, llamándola extrañamente una resolución que “creó cambio en el sur del Líbano”.
Tiene razón en una cosa. Seguramente creó un cambio en el sur de Líbano, pero uno que es malo para Israel. En lugar de la desmilitarización de Hezbollah – en lo que muchos países estuvieron de acuerdo que era necesario después de la Segunda Guerra del Líbano – esta resolución permitió a Hezbolá rearmarse. El fracaso de Livni en formular la resolución y su aplicación debería haberla alejado de los puestos de toma de decisiones israelíes, y sin duda de los que tienen algo que ver con nuestra realidad geopolítica.
En suma : Sólo en Israel los débiles tienen el descaro de pedir al público otra oportunidad para rendir el examen de Oriente Medio en el que seguro volverán a fallar. Sólo en Israel la memoria colectiva del público llega apenas al último debate televisivo, el lema que escuchó ayer y a la última vuelta de un candidato difundida esta mañana por consejo de sus asesores de los medios de comunicación, ya que es muy popular y fácil de recordar.
Ni una sola de las almas cansadas – los que hablan sin parar de “paz” – pueden tratar de manera adecuada el cruel y difícil entorno cultural en nuestro vecindario, en el que, en el mejor de los casos, te darán una patada en el trasero como advertencia antes de hundirte una daga en el cuello.
El dúo Herzog-Livni es lo último que yo recomendaría para dirigir el estado de Israel, mientras queramos sobrevivir en el “Nuevo Medio Oriente” – no en el mundo de fantasía de Shimon Peres, con ese nombre, sino aquel en el que lo nuevo es el “Estado islámico”. Tal vez, en un futuro lejano, si es que alguna vez la atmósfera cultural que nos rodea se convierte en algo así como los Estados Unidos o lo que fue una vez Europa, podamos considerar a estas dos almas cansadas como líderes de Israel.
Sin embargo, mientras Medio Oriente tenga el aspecto que tiene y funcione tal como lo hace en la actualidad, no hay más remedio que dejarlos clavados en sus asientos en la oposición que se compone de otros débiles de “gafas redondas” para que puedan plantear con voces estridentes sus criticas a los líderes de la nación, mientras los líderes irradian potencia, fuerza y amenazas creíbles.
Esta es la amarga realidad en la que intentamos sobrevivir. Yo no soy el que la creó, ni tengo ninguna culpa por la situación en la que estamos. Sólo soy el mensajero que se encarga de explicar a mis lectores lo que no todo el mundo entiende de la cultura en nuestro vecindario. Es una cultura que sólo proporciona calma y tranquilidad al líder que consigue convencer a sus vecinos de que es invencible y que mejor harían en dejarle en paz por su propio bien.
Esta es una misión en curso, sobre todo porque de vez en cuando aparecen algunas figuras “brillantes”, afirmando que acaban de patentar su invención de la rueda y encontraron la manera de ser aceptados por los vecinos como una entidad legítima y acogedora.
¿Mi consejo? Aprendan árabe.
El Dr. Mordechai Kedar es profesor titular en el Departamento de Árabe de la Universidad de Bar-Ilan. Sirvió en la Inteligencia Militar de las FDI durante 25 años, especializándose en el discurso político árabe, los medios de comunicación árabes, grupos islámicos y el ámbito interno sirio. Completamente familiarizado con los medios de comunicación árabes en tiempo real, es entrevistado con frecuencia en los diversos programas de noticias en Israel.
Fuente: Arutz Sheva
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