MAX BERY
Prácticamente todo el mundo conoce los pormenores de esta famosa Declaración, pero menos conocidos son los motivos políticos que llevaron a la Gran Bretaña a tomar tal decisión.
En junio de 1917, Arthur Balfour, el Secretario de Relaciones Extranjeras británico estaba negociando una nueva política sobre Palestina con un científico ruso de nombre Doctor Chaim Weizmann.
Los dos hombres se habían encontrado 10 años antes pero sus relaciones posteriores fueron inconsecuentes. A Balfour le apodaban Niminy Piminy o Pretty Fanny por sus pómulos rosados y sus piernas delgadas, pero también” Balfour el Sangriento”, por su dureza cuando fue Secretario en jefe para Irlanda. Representaba una mezcla del poder mercantil escoces y de la aristocracia inglesa. Su madre era la hermana del Primer Ministro victoriano Robert Cecil, marques de Salisbury. Era un filósofo, poeta y jugador entusiasta de tenis que nunca se casó.
Weizmann no podía haber procedido de un mundo más distinto. Era hijo de un comerciante en maderas, patriarcal y sardónico, con lo caustico y lo bromista de un intelectual ruso. Era de naturaleza aristocrática, se sentía en casa con reyes y primeros ministros y se las ingenió para ganarse el respecto de gente tan distinta como Winston Churchill, Lawrence de Arabia y el Presidente Truman. Su esposa Vera, hija de uno de los pocos oficiales judíos del ejército zarista, consideraba a los judíos rusos como plebeyos y prefería la compañía de la nobleza inglesa. Se preocupaba para que su “ Chaimchik” siempre estuviera vestido como un gentleman. Weizman, un sionista apasionado despreciaba a los antisionistas. Se parecía físicamente a Lenin y a veces se le confundían con él. Era un conversador brillante y dominaba el inglés a la perfección. Con su acento ruso tenía un carisma casi femenino, pero era un atacante mordaz. Tenía un entusiasmo candente y una visión profética.
El antiguo estudiante de Eton y el graduado de Pinsk se encontraron en 1906 por la primera vez. Su plática fue corta. Balfour , en 1903 siendo Primer Ministro, había ofrecido Uganda a los sionistas. Weizmann le contestó que si Moises hubiese oído mencionar Uganda seguramente habría roto otra vez las tablas de la Ley.
Esta conversación no llevó a nada, pero Weizmann había logrado tomar contacto con el hombre más importante del Estado Imperial. Balfour perdió las elecciones y estuvo varios años fuera del poder. Mientras tanto Weizmann hacía campaña para construir una Universidad hebrea en Jerusalem, que visitó por la primera vez poco después de su encuentro con Balfour. Las dinámicas granjas sionistas (kibutzim) de Palestina le emocionaron mucho, pero se horrorizó cuando visitó Jerusalem, una ciudad viviendo de la caridad, un ghetto miserable que no tenía un inmueble decente. Cada grupo étnico tenía su barrio, excepto los judíos.
Al principio de la Gran Guerra Weizmann fue llamado por el Almirantazgo, dirigido por el carismático y enérgico Winston Churchill ,quien le dijo:” Doctor Weizmann ,necesitamos 30,000 toneladas de acetona.( Weizmann había descubierto una nueva fórmula para hacer acetona, el solvente que se utiliza para fabricar explosivos).¿ “ Lo puede hacer”?, pregunto Churchill”. Weizmann dijo que si, y lo hizo.
Unos meses después, en diciembre 1914 Weizmann asistió a un desayuno con Lloyd George, quien era el Ministro de Hacienda y su colega Herbert Samuel. Se sorprendió cuando se dio cuenta de que los políticos veían el sionismo con simpatía. Lloyd George se ofreció a presentarle a Balfour, sin saber que los dos hombres ya se habían encontrado anteriormente. Weizmann se inquietaba por la reacción de Samuel, un banquero anglo-judío relacionado con los Rothschilds y los Montefiores, los dos antisionistas, hasta que este le reveló que estaba preparando un memorándum sobre un Hogar Judío.
En enero 1915 Samuel entregó este memorándum al Primer Ministro Herbert Asquith, en el cual mencionaba su simpatía con la idea de permitir un hogar para el pueblo hebreo. Se sorprendió en saber que el otro partidario de esta propuesta era Lloyd George. A Asquith no le importaban los judíos, pero pensó que era un ultraje dejar que los Lugares Santos pasaran en posesión de los agnósticos y ateos franceses. Asquith estaba en lo cierto en pensar que Lloyd George quería Jerusalem para los ingleses, pero equivocado en pensar en una actitud negativa de los judíos al respecto.
Lloyd George, un maestro de escuela de ojos azules, cuyo largo pelo blanco le hacía parecer más un artista que un hombre de estado, se interesaba por los judíos y había representado a los Sionistas como abogado, diez años antes. Volvió a presentar Weizmann con Balfour, quienes después se encontraron regularmente, paseándose alrededor de Whitehall de noche y discutiendo cómo un Hogar Judío podría ser útil para los propósitos de los británicos.
La Ciencia y el Sionismo se entremezclaron más todavía, porque Balfour era ahora Primer Lord del Almirantazgo y Lloyd George era Ministro de las Municiones, los dos portafolios que más interesaban a Weizman, por sus conocimientos sobre los explosivos. Churchill más adelante, reconociendo la aportación de Weizmann en la guerra , decidió apoyar a los judíos ,pero de hecho ya disponía también de un fuerte respaldo en el Gabinete.
Una vez más la Biblia, el libro de Jerusalem, demostró su influencia, dos mil años después de haber sido escrito.” Inglaterra era una nación bíblica” escribía Weizmann. Estos políticos británicos de la vieja escuela eran genuinamente religiosos. Entendían como una realidad este concepto del Retorno. Así como América, escribía Lloyd George, Inglaterra era el único país donde el deseo de los judíos de retornar a su antigua patria estaba visto como una aspiración natural, que no se podía negar.
Había algo más complejo en su actitud hacía los judíos. Los líderes británicos simpatizaban con los judíos rusos, ya que la represión sarista se había amplificado durante la guerra. La clase alta europea había sido impresionada por la fabulosa fortuna, el poder exótico y los suntuosos palacios de los Rothschilds. Sin embargo había algo que les intrigaba: no podían decidir si la judía era una noble raza de héroes bíblicos, como el rey David o los Macabeos, o bien unos siniestros conspiradores de nariz ganchuda, con poderes sobrenaturales. En una época de discusiones sobre las superioridades raciales, Balfour y Churchill estaban convencidos de que los judíos eran la raza más talentosa que la humanidad había conocido, pero a la vez la consideraba misteriosa, escogida para la manifestación suprema tanto de lo divino como de lo diabólico. Lloyd George en privado criticaba a Herbert Samuel por tener las peores características de su raza. Pero los tres eran filosemitas genuinos.
Sin embargo el “timing” es primordial en política. En diciembre 1916 el Gobierno de Asquith cayó, Loyd George se volvió Primer Ministro y nombró a Balfour como Secretario de Relaciones Exteriores. Los dos estaban decididos en hacer todo lo posible para ganar la guerra contra Alemania En vista de su actitud tan peculiar hacía los Judíos y de las circunstancias en 1917, tanto Llyod George como Balfour se convencieron de que el Sionismo era esencial para ayudar la Gran Bretaña en conseguir la victoria.
En la primavera de 1917 los Estados Unidos entraron en la guerra y la Revolución rusa destronó el emperador Nicolás II. Se suponía que los medios oficiales norteamericanos podrían ser favorables si el regreso de los judíos a Palestina se volviera un propósito de la política inglesa. Balfour , al punto de visitar América, dijo a sus colegas que la gran mayoría de los judíos de Rusia y América parecían ahora favorables al Sionismo. Si Gran Bretaña quisiera hacer una declaración oficial pro sionista, podría ser una propaganda muy útil tanto en Rusia como en América.
Por otra parte los británicos se enteraron que, por su lado los alemanes estaban también considerando en hacer una declaración sionista: después de todo el Sionismo era una idea germano-austriaca y, hasta 1914 los sionistas tenían Berlín como base. Cuando Jemal Pacha, el tirano de Jerusalem, visitó Berlín en agosto 1917 se encontró con sionistas alemanes y el Gran Vizir otomano Talaat Pacha, a regañadientes aceptó promover un Hogar Nacional Judío.
Eso y no el carisma de Weizmann fueron las razones reales de que Gran Bretaña abrazara el Sionismo. Pero el tiempo era apremiante. Sir Mark Sykes, ahora en el Gobierno, se convenció de repente de que Gran Bretaña necesitaba la amistad de todos los Judíos del mundo, porque con la “judería mundial en contra nuestra no hay posibilidad de ganar la guerra”. Lloyd George argumentaba que los judíos podrían ser más útiles que los árabes. Muchos magnates judíos ingleses no estuvieron de acuerdo: Claudio Goldsmith Montefiore, el pequeño sobrino, de Sir Moisés, respaldado por algunos de los Rotschilds, hicieron campaña contra el sionismo, muy a pesar de Weizmann.
Montagu y Montefiore retrasaron la Declaración, pero Weizmann persistió y conquistó la aprobación de los importantes judíos de la misma manera que había conquistado la de Whitehall. Se ganó el respaldo de la veinteañera Dolly de Rotschild, y después de Lord Rotschild, el Rey sin corona de la judería inglesa, lo que permitió a Weizmann derrotar a los oponentes judíos.
Los Franceses y después los Americanos dieron su aprobación, allanándose así el camino para que fines de octubre, el mismo día que el general Allenby conquistara Beersheva, Sykes saliera de su oficina, buscando a Weizmann, quien esperaba nervioso en la antesala, y le gritara” ¡Dr Weizmann, es un niño!”
El 9 de Noviembre Balfour emitió su Declaración, dirigida a Lord Rotschild que proclamaba “El Gobierno de su Majestad considera favorablemente el establecimiento de un Hogar Nacional Judío en Palestina…. Se sobreentiende que nada se podrá hacer que perjudique los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías ya existentes.”
La Declaración estaba destinada a alejar los judíos rusos del Bolchevismo, pero la misma noche de que se publicara, Lenin tomó el poder en San Petersburgo. Si Lenin se hubiera movido unos días antes, es posible que la Declaración Balfour nunca hubiera visto el día. Irónicamente el Sionismo, promovido por los judíos rusos—desde Weizmann en el Whitehall hasta Ben Gurión en Jerusalem , fue ignorado por la judería rusa hasta la caída de la Unión Soviética en 1991
La Declaración, de hecho, debería haberse nombrado no de Balfour sino de Lloyd George . Fue este último que decidió que la Gran Bretaña debería poseer Palestina, y esto fue la pre condición para la formación de un Hogar Judío. No estaba él dispuesto a compartirla con Francia o cualquier otro país. Cuando Allenby penetró en Palestina , Lloyd George le pidió la captura de Jerusalem como un” presente de Navidad para la nación británica”
Esta Declaración fue incorporada en el Tratado de Sèvres ( 1919) entre Turquía y los Aliados. El documento original se conserva en la Biblioteca británica.
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