AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO.
Todos los caminos conducen a Israel
Israel es el país de todos los judíos del mundo. No me canso de repetirlo, proclamarlo y difundirlo. Está dentro de mi corazón y de mi alma. No importa donde estén, todos saben que aquí es su casa, esa casa a la que pueden llegar cuando quieran, donde pueden desarrollar su vida sin temor ni persecuciones y de la cual pueden salir y volver tantas veces como quieran sin perder el derecho a “ser parte”. Quiero definir de una vez y para siempre que no acepto ningún tipo de etiquetas, que no soy de izquierda, ni de derecha y sobre todo no soy anti nada. Todo lo que es anti sirve para destruir, para trabar el crecimiento, para anular el aprendizaje, para separar y fomentar el odio. Tenemos una sola vida en esta tierra y la misión de ser felices, así como hacer felices a quienes estén a nuestro alrededor, familia, amigos, vecinos, compañeros de trabajo. Es por ello que no admito descartar de mi vida a quienes piensan diferente de lo que creo. Hay muchísimos amigos que no piensan igual a quienes no pienso separar de mi vida por ello. Mis propios hijos tienen puntos de vista diferentes en cada tema, no hay uniformidad y no debe haberla. Desde el momento que tenemos sentimientos, sentidos, capacidad de pensar y discernir, se presentan ante nosotros diferentes caminos. Muchos de ellos nos llevan al mismo destino y lo que parece diferente termina en el sitio común deseado. Otros caminos que llevan hacia otros lados pueden ser tan válidos como el que elegí siempre y cuando se transite con respeto y sin obligar a nadie a acompañarlos. En definitiva creo que hay que tener la mente, el corazón y el alma abierta a las experiencias de la vida. Encasillarse en preconceptos, en dogmas o normas autoritarias anula al ser humano en lo que lo diferencia de otros animales. La inteligencia es un don que puede ser utilizado para hacer el bien o para hacer el mal. Yo elijo lo primero y bienvenidos todos los que quieran llegar a la meta sin importar por que camino lo hagan.
Israel, dos amantes, dos miradas
Los que se autodenominan de derecha no se cansan de denostar a quienes ven como de izquierda. Los que se consideran de izquierda hacen lo propio con los primeros, pero cuando vemos hacia donde van todos, por más que unos y otros se culpan de querer llegar a otros destinos, el rumbo es el mismo. Nadie puede creer seriamente que el oponente político del actual gobierno desea un final malo para nuestro país. Las diferencias están en los procesos, en las formas, en las ideas y en cómo llevarlas a cabo. No escuché a un solo candidato que nos diga “quiero que a Israel le vaya mal”. En la lucha electoral por comandar a la Nación se dicen muchas cosas, incluso se habla muy mal de los demás, pero nadie dice algo en contra de nuestro país. Y eso es la sustancia, eso es lo importante que todos debemos ver. Si logramos entender este concepto otras puertas abrirán posibilidades de trabajar en conjunto sobre muchos temas importantes logrando avances insospechados.
Israel, el país de los judíos
Quien puede poner en duda de que Israel es el país de los judíos. Fue creado especialmente por y para los judíos, es el sueño cumplido de tener un lugar donde nadie nos mire mal por nuestra identidad y nuestra historia. Es donde cualquier judío puede habitar y ser parte de una utopía que se ha convertido en realidad. Pero hay condicionantes para que los proyectos puedan seguir creciendo y para que los objetivos puedan lograrse. Israel debe ser un país viable. No podemos encerrarnos y poner una cerca al mundo del que somos parte para sentirnos más seguros. Podemos analizar algunas variables que hay que tomar en cuenta. La primera es saber claramente “quién es judío”. En este tema tenemos demasiadas diferencias, una lucha que no debería existir. Muchos judíos ortodoxos creen que su judaísmo es el único que existe y no reconocen al resto. Se creen así acreedores de todos los derechos en el Israel de los judíos. Esta situación ha creado no pocos problemas y algunas enemistades, un contrapunto entre religiosos ortodoxos, religiosos de otras corrientes y judíos no practicantes. Es un tema difícil en el que se pueden herir susceptibilidades pero no tocarlo no nos conduce a nada. Si nos guiamos por la Ley del Retorno que es la que ha permitido poblar la Mediná en las últimas décadas, no podemos pensar que Israel es de un sector del judaísmo. Si nos guiamos por las leyes del país tampoco podemos llegar a esa conclusión. Israel será de todos los judíos o de ninguno. No es viable la existencia de esta Nación exclusivamente para un pequeño sector que se auto proclame dueño de la misma.
En Israel viven ciudadanos no judíos
Las condiciones del mundo globalizado no siempre van de la mano de los deseos que pueda tener un grupo determinado. Aunque algunos sectores de la población israelí no lo acepten la realidad vigente es que viven en Israel muchísimos ciudadanos no judíos. Y pongo énfasis en la palabra “ciudadanos” porque no se trata de individuos indocumentados que viven en la clandestinidad sino que por el contrario tienen sus documentos en orden y gozan de todos los derechos y obligaciones que les da la democracia israelí. Puede ser que en algunos casos eso exista de forma injusta pero nadie puede decir que eso no es cierto, que no es parte del país que tenemos. Por lo tanto solo podemos analizar el futuro en base a la realidad. Si detectamos situaciones perjudiciales para el país o adjudicación injusta de derechos habrá que corregirlos con la ley en la mano. Si las leyes no son adecuadas se deberán crear nuevas, pero hay que tener en cuenta que no se puede legislar especialmente contra determinadas personas o grupos a las que el poder de turno quiera perjudicar. Debemos dejar de lado si nos gustan o no determinadas situaciones creadas por ciertos habitantes y enfocarnos en que deben cumplir con la ley. Si lo hacen, no representarán un peligro a nuestra vida y nuestra Nación. Si no lo hacen, deben ser como corresponde. No hay lugar para terroristas que atenten contra su existencia. Si hay lugar para los ciudadanos que acepten vivir civilizadamente cumpliendo con la ley de Israel. No hay derechos sin obligaciones.
Bernardo Ptasevich
Fuente: Aurora.
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