ROLAND J. BEHAR
La inesperada victoria de Benjamín Netanyahu ha conmovido al mundo. En esta elección participó el 71% de los 5,883,365 votantes registrados. De los 43 partidos existentes, 26 se presentaron a la contienda.
Para poder participar en la Knesset, debe alcanzarse un mínimo del 3.25% de los votos emitidos. En Israel todo el espectro político de la sociedad está representado, desde la extrema izquierda a la extrema derecha, incluyendo tres partidos de ciudadanos árabes israelíes que, para esta elección, formaron una coalición para gobernar junto a la izquierda. Es interesante destacar que las más recientes encuestas arrojan que más del 65% de la población árabe apoya al Estado de Israel y no quisieran vivir en un Estado palestino. Los partidos árabes son todos antisionistas y rechazan la idea de un Estado judío. Su membresía y agenda incluye a comunistas, socialistas, feministas, islamistas y nacionalistas palestinos.
De los diez partidos que formarán parte de la nueva Knesset, 5 pueden ser considerados de derecha y centro derecha liderados por el Likud con 30 puestos, Yesh Adit con 14, Habayit HaYehudi con 8, Shas con 7 e Yisrael Beitenu con 6. De centro se califican Kulanu y United Torah Judaism con 10 y 6, respectivamente. Por otra parte, la izquierda estará representada por la Unión Sionista con 24, los partidos árabes con 14 y Meretz (la extrema izquierda) con 4. O sea, que sin el voto árabe la influencia de la izquierda habría sido prácticamente irrelevante.
Netanyahu tiene grandes posibilidades de establecer una coalición de 67 miembros uniéndose a los partidos Shas, Yisrael Beitenu, Habayit Yehudi, Judaísmo Unido de Torah y Kulanu. Esto daría una mezcla interesante que garantizaría la seguridad e integridad de Israel y, al mismo tiempo, por el peso específico que trae Moshe Kahlon (Kulano), un interés por mejorar las condiciones de vida de la población israelí en general y el progreso económico liderado por la clase media israelí, la más numerosa en el país.
¿Por qué pese a las predicciones negativas gana Netanyahu?
Los israelíes priorizan la seguridad. Lo hacían aún antes de la refundación del estado ante los constantes ataques de sus vecinos árabes y ya tenían cuerpos armados organizados al efecto. Decidieron no ser víctimas. Nunca más.
La situación de seguridad en el Medio Oriente no podría ser peor. Los iraníes, ante las narices y burlándose de norteamericanos y europeos, aceleran su proyecto nuclear. En Siria el tambaleante régimen asesino de Bashar Al Assad, apoyado por Hezbolá e Irán, puede sucumbir en cualquier momento a manos de ISIL. La influencia de la Guardia Revolucionaria iraní en Irak es cada vez mayor dada la incompetencia del gobierno chiita de Al Maliki de aplastar a los terroristas sunitas (wahabíes y salafistas) de ISIL, quienes con impunidad deambulan, ocupan y controlan territorios en Irak, tanto en las cercanías de Bagdad como en el norte y la frontera siria, lo que podría convertir a Irak en una provincia del naciente imperio persa. Yemen está en estado total de caos bajo el mando de terroristas islámicos. Hamas no desiste de rearmarse, reemprender la construcción de túneles y reiniciar ataques de misiles contra la población civil, mientras gana cada vez más influencia y adeptos en Judea y Samaria (margen occidental del Jordán).
Por su parte, la AP (Autoridad Palestina) insiste en educar en el odio hacia los israelíes a sus criaturas, incita a los árabes israelíes a que luchen contra su propio estado, estimula a través de su propaganda a que se cometan actos terroristas en Israel, promueve campañas ante las cortes y otros organismos internacionales, no ha cumplido los acuerdos alcanzados en el pasado, se niega a reconocer a Israel como un Estado judío y ahora protestan porque Netanyahu se cansó de sus patrañas. Al final, no quieren dos estados: quieren sólo uno que fundarían bajo las ruinas del Estado de Israel, el que proclaman construir entre el Jordán y el Mediterráneo, “From the river to the sea, Palestine will be free”.
Sé que a muchos, enemigos de Israel y tontos útiles, les ha molestado la victoria de Bibi. Lo siento por ellos. Creo que los que verdaderamente amamos al pueblo judío y al Estado de Israel, más allá de partidismos sabemos que no son tiempos de concesiones. Estamos alegres por la victoria y preocupados por el futuro. ¿A Ud. no le parece? A mí, sí.
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