ESTI PELED PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – El ascenso del líder de la Lista Conjunta presenta una oportunidad única para mejorar las relaciones entre árabes y judíos.
Por Don Futterman
El ascenso de Ayman Odeh, jefe de la Lista Conjunta de partidos árabes – que se convirtió en la tercera facción más grande en la Knesset cuando obtuvo 13 escaños en las recientes elecciones – presenta una oportunidad única para mejorar las relaciones entre judíos y árabes en Israel.
Esta semana, Odeh encabezó una marcha de cuatro días por los beduinos del Negev y sus partidarios, finalizando en la residencia del Presidente Reuven Rivlin en Jerusalén. En ausencia del presidente (que asistía al funeral del primer primer ministro de Singapur) Odeh presentó a la Sra. Rivlin un plan alternativo para el reasentamiento de beduinos en el Negev.
Al darle prioridad a la cuestión de las aldeas beduinas no reconocidas, Odeh no sólo se refiere a los niños beduinos que carecen de agua potable o electricidad. Bajo su liderazgo, los miembros árabes de la Knesset darán prioridad a las cuestiones sociales y las necesidades de sus votantes, en lugar de agitar la bandera del Estado palestino o expresar una postura anti-sionista. Luego de elegir un tema que involucra reclamos de tierras, Odeh señala que no teme abordar temas políticos delicados.
Pero la transformación que Odeh busca catalizar va más allá de un cambio de prioridades. Él quiere un compromiso genuino con y por los ciudadanos árabes de Israel en la determinación del camino a seguir y las políticas del país. Cuando Odeh dice que luchará por la igualdad de los inmigrantes de Etiopía y de la antigua Unión Soviética, así como por la de los ciudadanos palestinos de Israel, dispuesto a cruzar las líneas del partido para encontrar aliados para esta causa, se refiere a que un miembro de la Knesset es responsable por todos los israelíes, no sólo su campamento étnico. Este discurso es una crítica implícita no sólo de la hegemonía judía en la Knesset, sino de las prácticas de los miembros árabes en el parlamento israelí.
Odeh parece estar contando con un amplio – aunque inactivo – apoyo judío a la igualdad de los ciudadanos árabes de Israel. Él tendrá que navegar entre los nacionalistas palestinos en las comunidades árabes de Israel y la visión de nacionalistas judíos – ya sea declarada abierta o implícitamente – que los árabes de Israel son una quinta columna.
Pero, al igual que el autor y guionista Sayed Kashua, Odeh parece sintonizar con las complejidades de las identidades de árabes y judíos en Israel. Mientras encabezaba la marcha beduina con su gorra de béisbol y su barriga de edad mediana, Odeh se asemejaba a un típico padre (judío) israelí en una caminata por la naturaleza. Odeh se proyecta como reflexivo y afable.
En la Knesset, tendrá que superar una historia de actitudes anti-israelíes por parte de legisladores árabes. Entre el público, tendrá que lidiar con las bajas expectativas de los votantes árabes respecto a la capacidad de sus representantes de ofrecer beneficios tangibles y transformar las percepciones de muchos judíos israelíes sobre su facción política, plasmada por la reputación de algunos de sus compañeros de la Lista Conjunta. Ahmed Tibi (Lista Conjunta-Taal), por ejemplo, es un parlamentario eficaz, pero uno que se identifica con Yasser Arafat y la Autoridad Palestina. Haneen Zoabi del partido Balad separatista, que se dio a conocer mediante su participación en la flotilla Mavi Marmara para el levantamiento del bloqueo de Gaza por parte de Israel en un acto muchos en Israel lo consideran una traición, parece comprometido a ultrajar las sensibilidades de la población judía.
Los parlamentarios judíos también tendrán que desempeñar una función que permita el progreso en sus relaciones con sus homólogos árabes. Tendrán que dejar de lado el abucheo y el hostigamiento, y reconocer que Odeh está ofreciendo algo nuevo: undiálogo genuino sin demagogia. El compromiso honesto y el debate sobre el futuro de judíos y árabes israelíes beneficiarían a ambas poblaciones.
Las esperanzas de los votantes árabes de Israel se suscitaron en esta elección, y si bien no se esperaba que la Lista Conjunta sería un socio de coalición, o incluso actuaría como una unidad cohesiva tras las elecciones, había expectativas de que el voto podría producir algún cambio concreto para los ciudadanos árabes. Si el Primer Ministro Benjamín Netanyahu realmente desea disculparse por sus expresiones con respecto a los árabes el día de las elecciones, puede integrar a Odeh y a sus colegas en un genuino discurso político, que aborde cuestiones de servicios sociales, de Estado y de identidad.
Si nuestro nuevo gobierno no aprovecha esta única oportunidad, la confianza de los ciudadanos árabes de Israel en nuestra democracia se erosionará y las relaciones entre judíos y árabes sufrirán un deterioro.
Don Futterman es Director de Programas del Fondo Moriah, una fundación privada estadounidense dedicada a fortalecer la sociedad civil en Israel.
Fuente: Haaretz
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