EFRAIM HERRERA
Desde el comienzo del islam se desarrolla una guerra de exterminio entre los sunitas, que representan en la actualidad un 85% de los musulmanes en el mundo, y los chiítas que son entre el 10 al 15% de los creyentes musulmanes y que siempre fueron una minoría perseguida.
Esta guerra, que se centra en una disputa sobre quién debe dirigir al islam para llevarlo al control político en todo el mundo, se desarrolla a lo largo de todo el mundo musulmán y, en la actualidad, explota con fuerza en Yemen, en donde los rebeldes chiítas Hutíes, apoyados por Irán y que representan un 40% de la población, lideran una revuelta violenta pretendiendo controlar todo el país, el cual tiene una mayoría mínima en favor de los sunitas.
Arabia Saudita siente el peligro de su propia supervivencia, y frente a la dejadez que demuestra occidente, liderados por Estados Unidos que retrocedió sus fuerzas del Yemen y quien no condena la intervención iraní, tomó el destino en sus manos y comenzó sus ataques aéreos contra objetivos hutíes en el país vecino del Yemen. La iniciativa saudita logró su objetivo y Estados Unidos de decantó por comenzar a facilitar inteligencia y logistica a favor de los saudítas en su guerra contra los hutíes. Como señaló el senador McCain, los EE.UU. conducen una mala política, en donde al mismo tiempo apoyan a Arabia Saudita contra Irán en Yemen pero a la vez apoyan a Irán en su guerra contra el Estado islámico (ISIS). De hecho, en Irak, las milicias chiítas, que son la columna vertebral de los poderes del gobierno y que están siendo apoyados por el Irán chiita, ejecuta una guerra yoyal contra el Estado islámico sunita.
La guerra entre la chia y la sunna está teniendo lugar también en Siria, en donde Hezbollah y otrs fuerzas iraníes ayudan al régimen alawita (una rama separada de los chiítas, y que son vistos por los sunitas como paganos y traidores y que representan apenas el 15% de la población), en su guerra contra la mayoría suníta, dividido entre el Estado islámico, Al-Nusra y los opositores al gobierno de todo el arco religioso. También se desrrolla en el Líbano, donde alrededor de un cuarto de la población es chiíta, y está representada por Hezbollah, y que ha tomando el control de todo el país, para consternación de los sunítas (un cuarto de la población) y frente a los cristianos de diferentes ramas (40% de la población). También se desarrolla en Pakistán, donde los atentados suicidas mataron en sus mezquitas a decenas de chiítas y sunitas por igual. Al igual que lo que sucede en Bahrein, que tiene una mayoría chiíta pero que está dominada por los sunitas.
Este odio Inter-musulmán, de siglos de antigüedad, el cual no se espera disminuya en el futuro cercano, NO AYUDA a que no se impulse la cooperación contra los enemigos comunes, sobre todo Israel. Por ejemplo, Irán apoya a la Yihad islámica sunita y al Hamás, una organización sunita que pertenece a la Hermandad Musulmana. Estamos muy familiarizados con el amargo odio de las facciones sunitas ortodoxas contra Israel y los judíos: La Carta Fundacional del Hamás pide eliminar a todos los judíos;Arabia Saudita se destaca por su educación al odio contra los judíos – el mayor enemigo del Islam después del diablo y en donde consideran a los judíos como aquella gente que presuntamente mató a Mahoma, fundador del Islam.
Sabemos sobre el odio del Irán chiíta contra Israel, descrita por sus líderes como un cáncer que debe ser eliminada. Sabemos sobre el odio del Hezbollah a Israel, cuyos líderes desean invadir para eliminar a todos los residentes judíos: Nasrallah dijo que “nuestro lema es la destrucción de Israel”. Hezbollah significa “Partido de Dios” – una sección de un versículo en el Corán que aparece cuatro versículos antes de comparar a los judíos con monos y cerdos. También en países en donde casi no hay judíos se ve un prominente odio contra los judíos e Israel. El lema de los Hutíes es “Allahu Akbar, Muerte a Estados Unidos, muerte a Israel, la maldición de (Alá) hacia los judíos, la victoria es para el Islam”, que es menos familiar en la tradición chiíta, y en donde predice que el Mahdi, el imán 12, se espera regrese al final de los días para imponer el Islam chiita en el mundo todo, y que debe eliminar a todos los judíos.
Frente al odio mortal contra los judíos no es suficiente el hecho que los sunitas y los chiítas se están matando en todo el mundo musulmán. El Estado de Israel debe ser particularmente fuerte, para seguir de cerca los desarrollos de los que planean ataques contra los judíos en todo el mundo (recordar los ataques asesinos de Hezbollah en Argentina), actuando para denunciar el odio contra los judíos en los países musulmanes y evitando también el armamento nuclear de todos los países musulmanes, sobre todo, por supuesto, Irán.
Fuente:hatzadhasheni.com
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