SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO
Por Henrique Cymerman
A pesar de la pascua judía, los jefes de los servicios de inteligencia israelíes (Pensaj) se reunieron el domingo en Tel Aviv y llegaron a la conclusión de que, si en los próximos meses se firma definitivamente el acuerdo nuclear con Irán, la inteligencia civil (Mosad) y militar (Aman) serán las responsables de garantizar que Irán no retoma en secreto la parte militar de su proyecto nuclear. “Nosotros seremos los guardianes”, advirtieron. Su misión es reunir las pruebas que, llegado el caso, justifiquen un ataque militar contra Irán para frenar su programa nuclear.
No sería la primera vez que los servicios de inteligencia israelíes y estadounidenses hacen descarrilar el programa nuclear iraní. El bombardeo de instalaciones se ha combinado con el sabotaje y el asesinato de científicos.
El primer ministro israelí, Beniamin Netanyahu, que ganó la reelección con una campaña centrada en la amenaza iraní, considera que el acuerdo “es un sueño para Irán pero es una pesadilla para el resto del mundo”.
Netanyahu y sus aliados republicanos en Estados Unidos van a poner en marcha una campaña internacional para hacer descarrilar el acuerdo. Quieren llamar la atención no sólo sobre las ambiciones nucleares de la república islámica, sino también sobre su programa de misiles balísticos y el apoyo que brinda a organizaciones terroristas como Hamas y Hizbulah.
“Creo que hay que poner fin a este mal acuerdo -sostiene Netanyahu-, ya que deja toda la infraestructura nuclear iraní en su sitio. Ninguna instalación nuclear será cerrada y miles de centrifugadoras continuarán dando vueltas y enriqueciendo uranio”.
Irán sostiene que la finalidad de su programa nuclear es científica. El acuerdo de Lausana, que ahora debe concretarse, establece un estricto régimen de inspecciones para garantizar que el uranio no se utiliza para fabricar una bomba atómica.
Netanyahu no se fía de estas inspecciones y considera, además, que si el régimen iraní sigue adelante con el programa nuclear las potencias suníes tendrán incentivos para hacerse también con la bomba. Israel es el único país de Oriente Medio con la bomba atómica y Pakistán es el único Estado musulmán que la tiene.
El presidente norteamericano Barack Obama ha reiterado que siempre defenderá a Israel, pero lo cierto es que la tensión con el primer ministro Netanyahu es muy alta, hasta el extremo de que la cooperación entre los servicios de inteligencia se ha reducido.
“Ningún país y especialmente EE.UU. invertirá recursos para probar que se equivocó cuando apostó por los iraníes”, sostuvieron los jefes del espionaje israelí reunidos el domingo en Tel Aviv. “Contrariamente al pasado -añadieron-, Washington rechazará ahora operaciones de inteligencia más agresivas que incluyan infiltraciones de virus en los sistemas informáticos iraníes o la destrucción de equipos técnicos”.
El anterior jefe del Mosad, Meir Dagan, cooperó a fondo con Gran Bretaña, Francia, Alemania y EE.UU., así como con los servicios secretos de países que no mantienen relaciones diplomáticas con Israel, entre ellos varias naciones árabes preocupadas con la amenaza nuclear iraní. Así fue como el Mosad desveló la existencia de instalaciones nucleares iraníes secretas, donde se trabajaba en los mecanismos necesarios para hacer estallar una bomba atómica.
La estrategia de compra de materiales para el programa nuclear estaba bajo control de la Guardia Revolucionaria iraní. La inteligencia israelí, en colaboración con sus aliados, penetró esta red. Creó compañías ficticias que vendían a los iraníes productos defectuosos, al tiempo que plantaba virus informáticos en sus sistemas.
Israel atacó Irán en 1981 para destruir un reactor nuclear. Sin embargo, poco a poco, se inclinó por el sabotaje. A pesar de que el programa nuclear iraní no dejaba de desarrollarse, Obama se oponía a un ataque frontal y prefería las sanciones económicas.
La inteligencia israelí sabe que ahora debe concentrar sus esfuerzos en contrarrestar el programa nuclear iraní y que, posiblemente, no va a tener tanta colaboración de sus aliados.
Si logra pruebas de una posible violación del acuerdo, las presentará a EE.UU. de forma inmediata. Según el comentarista para temas militares y de inteligencia, Ronen Bergman, “si Israel algún día decide atacar Irán, esas pruebas le salvarán de un aislamiento internacional”.
No todos los jefes del Mosad piensan igual. Efraim Halevi ve el vaso medio lleno. “Durante décadas Irán no ha querido negociar su programa nuclear, como le exigía la comunidad internacional. El acuerdo de Lausana prueba que Irán ha variado su posición”, aunque no hay que olvidar que “los iraníes siempre intentan engañar a sus interlocutores”.
El acuerdo de Lausana ha generado muchas reservas en Israel. El publicista y escritor Ben Dror Yemini, normalmente muy alejado de las opiniones de Netanyahu, cree que es peor que el de Munich en 1938, el pacto europeo que permitió a Hitler expandir el Tercer Reich. “Lausana 2015 es peor -ha escrito-. La Alemania de 1938 no decía abiertamente ‘muerte a Inglaterra’ o ‘muerte a los judíos’. Irán, en cambio, amenaza a Israel desde hace años con un genocidio”.
Dos días antes de la firma del acuerdo, Mohamed Raza Nakadi, jefe de las milicias Basij de la Guardia Revolucionaria iraní, aseguró en televisión que “la intención de borrar a Israel del mapa no es negociable”.
La presión de las sanciones económicas han conseguido que Irán negocie. Yemini se pregunta, sin embargo, si “un Irán sin sanciones se convertirá en un país que desea la paz y la conciliación”, sobre todo ahora que su influencia se extiende por Iraq y llega hasta Yemen. “En 1938 era más difícil saberlo, pero hoy conocemos la respuesta a esta pregunta -sostiene Yemini- . Me temo que Lausana 2015 convierte a Obama en algo peor que Chamberlain”, el primer ministro británico que pactó con Hitler.
Obama: “Pueblo israelí, el acuerdo es la mejor opción”
Convencer a los israelíes y a los judíos estadounidenses de que el acuerdo nuclear con Irán es “la mejor opción”. Esta es la prioridad que se ha marcado el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, tras alcanzar un “acuerdo marco” con la república islámica para que desiste de desarrollar la bomba atómica. “Lo que yo diría al pueblo israelí es que no existe otra opción para impedir que Irán obtenga un arma nuclear que sea más eficaz que la iniciativa diplomática y el acuerdo marco que hemos presentado y eso es demostrable”. Así se expresa el presidente norteamericano en una entrevista propiciada por él mismo con un columnista de referencia de The New York Times, Thomas L. Friedman, judío estadounidense, ganador tres veces del premio Pulitzer, que ha venido argumentando en sus artículos el peligro que, a su juicio, implica para el equilibrio en Oriente Medio que el Irán chií aumente su influencia en Iraq, Siria y Líbano frente a los suníes. “Consideraría un fracaso personal que, por mi culpa, Israel fuese más vulnerable. (…) Nos mantenemos absolutamente comprometidos a garantizar que Israel mantenga su ventaja militar cualitativa y todo el mundo ha de se saber, también Irán, que cualquier país que se plantee atacar a Israel se las tendrá que ver con nosotros”. Con estas frases, el presidente Obama intenta contrarrestar las críticas al acuerdo, no tanto las expresadas por sus adversarios republicanos como las lanzadas por el primer ministro israelí, Beniamin Netanyahu, que pesan más en la influyente comunidad judía estadounidense. A lo largo de la entrevista, Obama pone todo su empeño en subrayar que las diferencias estratégicas con Netanyahu no afectan ni afectarán a la inquebrantable alianza entre Estados Unidos e Israel. / J. Barbeta
Fuente: La Vanguardia
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