Corría la Segunda Guerra Mundial, Varsovia estaba bajo ocupación alemana y la esposa del director del zoológico de la ciudad vio como los nazis se acercaban a la villa de estuco blanco en la que vivía con su familia en los terrenos del zoológico.
Según el plan acordado, se sentó al piano y comenzó a tocar una animada pieza de una opereta de Jacques Offenbach, una señal para que los judíos refugiados en su casa estuvieran quietos y no saliesen de sus escondites.
Esta escena, que se repitió durante los años que duró la guerra, era uno de los trucos que permitió a Jan y Antonina Zabinski salvar las vidas de decenas de judíos, un dramático capítulo que era prácticamente desconocido hasta que una escritora estadounidense, Diane Ackerman, publicó un libro sobre la pareja polaca en 2007 llamado “The Zookeeper’s Wife”.
Las destacables acciones de los Zabinski durante la guerra — como esconder a judíos en recintos para animales cubiertos — parece que tendrán ahora más repercusión tras la inauguración el sábado de una exposición permanente en la vivienda, una atractiva villa de dos plantas de la Bauhaus de la década de 1930 que sigue ubicada en los terrenos del zoo de Varsovia.
La muestra rinde homenaje a la pareja con fotos suyas, en ocasiones con sus amados animales del recinto, en salas recreadas para evocar la época de la guerra. Hay esculturas de animales realizadas por una artista judía, Magdalena Gross, que se refugió allí durante el conflicto. Los visitantes podrán ver también los cuartos del sótano donde se escondían los judíos, así como el estrecho túnel por el que gateaban para llegar a las jaulas de los animales.
Entre los que asistieron a la ceremonia de inauguración el sábado por la noche estaba Moshe Tirosh, quien ahora tiene 78 años pero que en 1943, cuando tenía solo seis, se alojó en la casa durante tres semanas, además de los hijos de los Zabinski, Ryszard y Teresa. Solo hay otra sobreviviente judía de esa época viva, la hermana de Tirosh, Stefania, quien vive en Canadá.
Tirosh todavía puede recordar los detalles, aunque su estancia allí supuso solo un pequeño episodio en una larga y dramática lucha por sobrevivir a los años de ocupación nazi. Recuerda haber llegado allí en un coche de caballos que lo llevó a lo largo del río Vístula hasta los verdes jardines del zoo. Recuerda haberse agachado en el sótano con su hermana mientras sus padres se escondían en jaulas de animales. Dijo que siempre ponía su mano sobre la boca de su hermana cuando ésta lloraba para ahogar el sonido, que podría haber arruinado su escondite. Recuerda también haber estado bien alimentado, en comparación con los periodos de casi hambruna de otras fases de la guerra.
Cuando llegó el momento de moverse a otro refugio, Antonina lo llevó al piso de arriba para tintarle el pelo de rubio con la esperanza de hacerlo parecer más “ario”, pero sobre su pelo, el tinte se tornó rojo, inspirando un nombre secreto para él: ardilla.
También recuerda a Antonina utilizando su piano para enviar los mensajes secretos, con una melodía para alertar del peligro y otra distinta para advertir que había pasado. No podía identificar las piezas, pero testigos dijeron que la primera era “Go, Go, Go to Crete!” de “La Belle Helene” de Offenbach.
El pianista Janusz Olejniczak, que interpretó la melodía de la película de Roman Polanski “The Pianist”, interpretó el tema de Offenbach en el evento del sábado.
Aunque está agradecido al matrimonio, Tirosh guarda mejor recuerdo de Antonina, quien tuvo un contacto más cercano con los judíos que escondían que su marido, más activo fuera de la vivienda en sus actividades clandestinas contra los nazis, incluyendo ayudar a escapar a judíos del Gueto. Con estas acciones, los Zabinski no solo arriesgaron sus propias vidas sino también las de sus hijos, por la pena capital vigente para los polacos sorprendidos ayudando a los judíos.
“Antonina es una gran mujer, una heroína”, dijo Tirosh durante una entrevista con The Associated Press el viernes en Varsovia, a donde viajó desde Israel para asistir a la inauguración. “Además era guapa, inteligente y sabia”.
Se cree que la pareja salvó a decenas de judíos y aunque el número exacto se desconoce, se calcula que podrían haber sido entre 100 y 300 personas. Ambos fueron reconocidos en 1965 como “Justos entre las Naciones” por el Memorial Yad Vashem de Jerusalén.
La exposición se debe al trabajo del zoo y de “From the Depths”, una organización que trabaja para preservar la memoria judía. Su director, Jonny Daniels, dijo que espera que el zoo de Varsovia se convierta ahora en una parada clave en el itinerario de israelíes y otros judíos que visiten Polonia. La cafetería del centro incluso accedió a servir alternativas de comida kosher.
El propio zoo fue escenario de horrores durante la guerra. En septiembre de 1939, cuando los alemanes invadieron el país, bombardearon sus instalaciones matando a muchos animales y provocando destrozos que hicieron que otros escapasen. Algunos — como osos y leones — tuvieron que ser abatidos al suponer un peligro para los humanos. Los nazis se llevaron algunas de las especies más valiosas, como el lince, a los zoos de Alemania y mataron al resto en una cacería en la víspera de Año Nuevo de 1940.
Zabinski convirtió entonces los terrenos del zoo en una granja de cerdos. Esto le permitía entrar al Gueto con la excusa de recoger desechos para sus cerdos, algo que a su vez le facilitaba ayudar a los juicios recluidos allí.
Fuente:es-us.noticias.yahoo.com
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