BECKY RUBINSTEIN F.
Leoded en lengua hebrea significa alentar. Y si de alientos y de trabajadores de la palabra de largo aliento hablamos, y esperamos que para rato, el infatigable poeta Oded Sverdlik. Su lengua materna, el castellano; su lengua de adopción, la hebrea. A los veintiséis años Oded, argentino de nacimiento y latinoamericano por asuntos del alma, decide emigrar a la tierra de sus ancestros, Israel.
Estructuras lingüísticas fijas determinan su poesía en vías de madurez, como mismo. Fue entonces que adopta como suyas las estructuras lingüísticas del hebreo y se echa a andar como cualquier poeta zabra nacido en tierras bíblicas.
El momento decisivo de tan buena hora, cuando suena en hebreo, Entonces, sin romper, agrega a su sensibilidad una vía más de expresividad. Sí, su lenguaje materno, el de Cervantes, el que habla a la perfección con el sonsonete y los modismos de su tierra natal. Con él poetiza o bien bromea con la alegría de sus numerosos escuchas y amigos. Porque por donde quiera hace amigos, los visita y los recuerda tendiendo redes de cariño.
Hoy por hoy, Oded, el trasterrado, vive con el idioma hebreo a flor de piel. Incluso plasma sus emociones íntimas en el idioma de adopción con un extraño fenómeno. El poeta, además de traductor, traduce su poesía del hebreo al español. Oded, jugador empedernido de las palabras, con ellas juega a verter de un cazo a otra los vocablos depurados de un idioma a otro. Y su juego y su magia se ven plasmados en textos que circulan, cual savia esencial, de un país a otro, de un lenguaje al otro, de un lector a otro.
Gracias a Oded, poeta en sí mismo, y a su desprendido ejercicio de dar a conocer la otredad, por medio de la traducción, las palabras viajan y transitan sin permiso, con toda la osadía de quien se atreve a romper moldes y a construir nuevos para regalarnos el tesoro de la palabra desconocida y por conocer. De ah? que se nos diga que Sverdlik ha traducido a poetas latinos e hispanos al hebreo y a poetas hebreos al idioma del Quijote. Y su obra es extensa y sus autores preferidos, varios: Octavio Paz, José Emilio Pacheco, Vallejo, Neruda, Borges, José Lezama Lima, Vicente Gervasi, Juan Liscano, Eduardo Carranza, Vicente Huidobro, Carlos Drumond de Andrade, Alejandra Pisatnik, Nicolás Parra, Roque Daltón, Juan Pasos, Vicente Alexandre,
Jorge Guillo, Luis Rosales, José Hierro, García Lorca entre otros. Y del hebreo al español, tradujo a Zelda, la poeta de formación religiosa, que maneja y revitaliza símbolos de su fe ancestral atenida a las corrientes de la modernidad. Y también a Yehuda Amijai, el poeta
más traducido a otros idiomas y también a Dalia Ravikovitz una poeta israelí hecha y derecha que merece toda nuestra atención. Además de traducir, y quizá, por traducir, la vida le ha dado a Sverdlik la oportunidad de ver y leer su obra íntima en idiomas que nos parecen un tanto exóticos. Por supuesto que en hebreo, idioma de sus ancestros y sus vecinos, en rumano, servio-croata, georgiano, lituano, ruso y finlandés. También en idiomas más usuales-pero no menos atractivos-como el inglés, el francés, el alemán, el italiano… Oded, además de escribir poesía, de traducirla de ida y vuelta, ha penetrado los medios de comunicación de su país de adopción, Israel. Se dice que ha preparado programas sobre poesía -latinoamericana y española para la radiodifusora Kol-Israel. Colaborador del cotidiano Davar, sus escritos aparecen en diarios, en revistas especializadas del país y del extranjero. En el pasado integró el Ejecutivo de la Asociación de Escritores Hebreos.
En l988 le fue otorgado el Premio Levi Eschkol. Asimismo, en l988 representó a su país en el Festival de Poesía en la Ciudad de México. En l992 representó a Israel en la Feria del Libro de Bogotá realizando posteriormente un viaje por diversos países del continente americano. Claro está que de la mano de la poesía.
En noviembre de l993 dedicó una semana a su creación poética y a su trabajo como traductor, sus dos amores sempiternos. Y hablando de fechas el día 27 de noviembre de l994 la Academia Mexicana de Literatura lo nombró Miembro de Número en nombre de Israel, honor que lo honra como poeta, como traductor y como hombre sensible y pensante, puente entre culturas aparentemente disímbolas, aparentemente alejadas. Cabe mencionar, ya para finalizar, que la editorial venezolana Monte Ávila publicó recientemente una antología de su obra, traducida del hebreo al castellano por su propia mano. El resultado el libro intitulado Brindis. El título ya lo dice todo. He aquí un fragmento de su poema Un Hombre pasa:
Huésped de una calle aún no construida/ safari de uno solo buscando las señales/
espantapájaros y rey, contrabandista en sueños/ portador de un mensaje caído en la penumbra.
ángel famélico, a la hora del rocío/ se rasga el traje, se llena de cenizas/ prieta muy fuerte la gema de los dedos/ llorando de antemano su futura alegría/ Un hombre pasa, lo iluminan los astros/ la claridad violada le estalla en las sienes.
ADDENDUM: Oded ha muerto en la flor de la edad. Eso afirma una fuente parisina. Recién nominado secretario del P.E.N. Club de Israel, tenía programado asistir a la Feria del Libro de Guadalajara en noviembre del año en curso. Oded, el de la palabra franca para todos, nos envió antes de fallecer unas letras, que transcribimos a la manera de un deseo póstumo, de una última voluntad involuntaria:
“Aquí te hago llegar lo pedido en tu tarjeta…Asimismo, te hago llegar un artículo solicitado por un diario europeo. Si te gusta y te parece podes entregarlo a algún diario. Si no, quedará para ti solamente. Espero que no te canse. Es probable que en noviembre esté en Guadalajara, en el Congreso Internacional del P.E.N. Es posible utilizar el fax arriba consignado para comunicarse conmigo. Y a mano: Imagino que tienes datos de este poeta israelí de origen latinoamericano.
Oded: utilizamos el fax arriba consignado para comunicarnos contigo. Tus amigos, a quienes envías saludos, te enviamos un cálido abrazo, mientras leemos un poema de tintes premonitorios, intitulado “El gimnasta salvaje”: “Abandonó su cuerpo dentro de la pena del ropaje para dar el gran salto desnudo”.
Oded, a décadas de tu paso por el mundo, digo que estás con nosotros. Te leemos y pareciera estar leyéndonos: “En el momento de cosechar llevarnos la noche a cuestas/ nuestros huesos juntar/ en aras de la profecía/ para que no quede huérfana en las viñas. (Traducción del hebreo por el autor).
#YomHaatzmaut
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