BECKY RUBINSTEIN F.
Sostengo en mis manos Hagadá shel sheimot, shem-má hú omér, publicado por la editorial Heiman en el 2003. Me sorprende el título del libro, y mucho más, su contenido y las ilustraciones, nacidas del arte de Meir Batz. Se trata de un libro de nombres que imaginamos cercano a la Hagadá shel Pesáj en su calidad de texto que se repite generación tras generación, de padres a hijos. Maguid en lengua hebrea es quien dice y repite lo que sus padres y abuelos le transmitieron desde hace tiempo. Así pues, la Hagadá de Nombres tiene que ver con nombres extraídos de la tradición bíblica y pos-bíblica, con nombres cuyas profundas raíces permiten crear nuevos nombres ad infinitum. La lengua hebrea es sabia, de acuerdo a la mística judía, es el idioma prístino y maleable, creador del universo. Recordemos a Adán, quien además de ser el primer hombre creado en el paraíso, fue quien dio nombre al mundo que lo rodeaba y por imperativo divino.
Hagadá shel sheimot, entre sus muchas virtudes, viaja a la profundidad del nombre, lo desmenuza, lo arboriza: encuentra ramas ocultas. Va a la raíz y de la raíz al fruto de ida y vuelta en un juego de ecos. El nombre de Dalia, el de la autora, ejemplifica la manera tan peculiar de decir un nombre, de sumergirse en su nombre, de mostrarlo bajo la luz de la historia, de la tradición. Quien conoce su nombre –pareciera decirnos la autora- conoce su destino. Traducimos:
“Quién imaginaría que Dalia es yalda o leidá, ha-dlí, hed, li, yad lí y también dai lá. O sea: niña, parto o nacimiento, recipiente, eco, su mano en la mía y también ella tiene suficiente. El nombre de Dalia –continúa la autora- posee diversos significados, de acuerdo a como se juegue con las tres letras propias de su raíz, de acuerdo a la connotación histórica, incluso semántica y metafísica:
DALIA: flor arborescente, tupida y colorida. Se llama en honor de Albert Dahl, botánico sueco, que la definió.
DALIA: Ramaje de la vid que se enreda rumbo a las alturas.
DLIA: pozo, depósito de agua.
DALIT: DELET con Yavé.
El Kibutz DALIA se funda por la última migración en tierras de “Jomat ú-Migdal” (Muralla y Torre) en el verano de 1940. Su nombre deriva por la cercanía del poblado druso de “Daliat el Carmel”. El kibutz se estableció con antelación, de ahí que Migdal, fuera conocido como “Migdalia” o sea la Torre de Dios.
A DALIA se le puede aconsejar que continúe aportando ayuda a los dalim ( a los necesitados) lidlot y leyaled, extraer y engendrar toda la belleza y la bondad que yace en su interior y en de los otros. Aunque es también dalá sin yavé, puede, con la ayuda de Dios, encontrar hed, resonancia para que siempre ihiyé lá day tenga lo suficiente”.
P.D. Hablando de flores en Hagadat Sheimot se nos dice que las flores en general se llaman Shoshanim. Afirma Dalia Leshman: “En la Mikrá y en términos de Jazal, shoshaná define a todas las flores habidas y por haber. Y ejemplifica: “Y el pimpollo entre las espinas emerge y la observó una rosa en flor. La cogió y el perfume la envolvió y descansó su alma en ella” (Vaikrá Raba 23:3)
Am Israel, el Pueblo de Israel es equiparado en frecuentes ocasiones como la Shoshana entre las espinas, también como la Shoshana de Jacob.
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