SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO
Por Yosef Cohen
Vuela nuestra imaginación y saltan imágenes exaltadas, gritos prepotentes, déspotas, destemplados, autoritarios. Los perros ladran furiosos, hambrientos de sangre. Como bestias se justifica pero el hombre con el rostro duro, frío, sereno, que apunta su arma al enemigo, al niño indemne que tiembla en brazos de su padre o madre. Aumenta el temor, la angustia, la vista mira llena de espanto a su alrededor. La engañifa funciona, las ilusiones se desbordan. Los más listos, al golpe de la mirada se dan cuenta de la realidad. Los místicos no paran de rezar. Todos con los miembros acalambrados saltan al andén, titubean, caen al piso lastimándose por la debilidad, por faltar el alimento vital, de agua, de afecto, de ilusión. Para algunos adivinos, que los hay, entienden su fin. Para los ilusos los hay, aferrados al último resquicio de vida sueñan, creen, aun tienen fe. Los niños ya no tienen lágrimas, semi dormidos, medio atontados, los más chiquitos se quejan, quedito, muy quedo. Algo les duele, sensibles a la vida, buscan con ansia, se aferran al abrazo y con sus pequeños brazos flácidos, desfallecidos, languidecen. Nadie realmente entiende nada todos se mueven como autómatas, todos casi sordos obedecen por intuición……
Una voz se escucha estentórea dando órdenes en alemán autoritario. Se les empuja con las armas sin miramientos, se les forma y ordena en fila india. Avanzan lentamente. De pronto, frente a ellos! aparece en contra luz de un reflector una sombra con un brazo extendido y una fusta con la que apunta nuestro destino. Es el hombre mi hermano milenario de siempre que decide en mi vida, la vida y mi muerte solo porque soy judío. Es el egipcio, el amelek, el Aman, el cananita, el filisteo, el amorreo, el babiloneo, el griego, el romano, el cristiano común, evangélico, el católico, el musulmán, el inglés medieval, el español, el católico, inquisidor, el religioso de ahora, el teutón, el alemán, el germano, el hermano humano lleno de ira porque no me quiere, no me ama, me desprecia y decide que muera por que él se considera con el derecho divino de su señor (Jesucristo) Mahoma, Allah, el mismo dios de todos, Hombre como yo, que siente como yo, vive y muere como yo, pero se cree dios de todo y de todos. El hombre milenario me golpea y pronuncia con voz pausada cansina, indicándome el lado ¡¡derecho, izquierdo!! de la vida y de la muerte del final, de la esclavitud, del servilismo.
Todos están enojados conmigo. Como hombre pensante, no sé porqué, como niño no sé porqué, como tu hermano no sé porqué, ¿Qué te hice? ¿por qué me tratas así? ¿pues qué soy para ti que deseas que muera? ¿no somos de la misma sangre, del mismo dolor,, del mismo sentir? El me mira indiferente, voltea su rostro con desdén, con desprecio, con enfado. Así seleccionado sigo el camino de todos pues soy mujer, soy anciano,, soy niño, soy enfermo, soy tonto, crédulo, soy religioso y me aferro firmemente a mi ideal de amor, de consideración, lo justifico, te perdono, Caín. Lentamente bajo unos escalones que por estar débil y hambriento se me antojan enormes, pesados, anchos. Al entrar al enorme cubículo me despojo de mis ropas con pudor, con vergüenza, con humillación. Entre la multitud se escucha un canto que es como reclamo: “Escucha a tu pueblo Israel, mi señor y mi D”os”… “Shema Israel Adonay Eloheinu Adonay Ejad”. Los dos cantos suben de tono y se mezclan como un grito de auxilio, de socorro y todos desnudos caminamos a nuestro destino fijado por mi hermano, el humano. Me invade el frío, se pegan otros cuerpos al mío, me abrazan, me estrujan, me ahogan, me quitan el aliento, me desgarran… mi cuerpo… me invade la oscuridad.. caigo, caigo lleno de dolor… falto de aire… De mi rostro se contrae mi mente, se agolpa con mis recuerdos, mis tormentos, mis angustias… ahora lo entiendo ya, ya, !si es verdad! La vida se me escapa de forma tenue llena de dolor y terror. Pienso, mi último pensamiento, a mi D”os, a los míos a mi verdugo, a mi hermano, a mi asesino. Shalom. Im sof.
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