El 12 de mayo de 1948 Eretz Israel pudo haber quedado en la nada

SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO

Haganá

David Ben Gurión penetró en la sala del “Fondo Nacional Judío” y examinó atentamente a los nueve hombres que ya se encontraban allá. Con la ausencia de tres compañeros, a los que las circunstancias les impedían participar en aquella reunión, diez miembros del Consejo Nacional Sionista iban a decidir en minutos, con su voto, si el pueblo judío debía o no constituir un Estado soberano. Tres de ellos eran venerables rabinos; representaban la conciencia religiosa de un pueblo que manifestó su apego a aquella tierra, manteniendo con ella, de Era en Era, sus místicos lazos. Otros, como Golda Meir, como Eliezer Kaplan y Moshe Sharett, habían desempeñado durante muchos años un papel considerable en el ejecutivo de la “Agencia Judía”, a la que había sucedido el nuevo Consejo Los demás representaban las principales corrientes políticas y sociales del país.


La expresión de incertidumbre, de angustia que Ben Gurión leía en cada una de las caras era una mala señal para la votación. Al revelar los detalles de su última entrevista con el Secretario de Estado americano Marshall, Moshé Sharett hizo estremecer a su propia gente del Mapai. Luego Golda Meir contó su visita al rey Abdullah, y acrecentó más los temores.
Yigael Yadin presentó su punto de vista militar. Si los judíos podían aprovechar la tregua propuesta por el general Marshall para hacer entrar armas en el país y completar los preparativos militares, no era mala idea,. Si la tregua era rechazada y estallaba la guerra, la Haganah recibiría un golpe muy duro. Gracias a sus espías, el Estado Mayor conocía bien que hacían los sirios pero los iraquíes, los egipcios y la Legión Arabe eran un misterio.
-En el mejor de los casos- quiso ser optimista- tenemos un 50% de posibilidades de victoria.
Ben Gurión hizo una mueca al oír el suspiro de desaliento. Decidió intervenir pronto y conducir él mismo el debate. No trató de minimizar los peligros y destacó, de entrada, los temores que sentía respecto a la “moral del país”.


-Hasta el momento- tuvimos suerte. El enemigo fracasó en sus intentos de apoderarse de las ciudades. Si sobrevinieran ahora grandes pérdidas en vidas humanas o en abandonos de territorio, sería un golpe fatal al ánimo de la población. Y todo hace creer que el futuro conflicto causará pérdidas en hombres y en territorios.


Se interrumpió para abrir las dos carpetas que llevaba consigo y reveló lo que Marshall ignoraba cuando hizo su advertencia a Sharett. El país había comprado las armas que podían dar vuelta la situación. Y eran muchas pero… no estaban y el tiempo que se necesitaría para hacerlas llegar sería determinante no sólo para el rumbo de la guerra, sino para su duración y los muertos que quedarían por el camino. El ataque árabe comenzaría antes de que llegaran las armas.


Pero el anuncio de este próximo esfuerzo le permitía lanzar un desafío a sus propios expertos militares.
-Me atrevo a creer en la victoria! -gritó- Triunfaremos!


Transfigurados por el magnetismo de su jefe, los líderes de la nación judía guardaban silencio. Ben Gurión pidió una votación. La opción era aceptar o rechazar el llamamiento de Marshall en favor de una tregua y del aplazamiento de la proclamación del Estado. Votar contra la tregua era proclamar el Estado.


El pueblo judío pudo no haber tenido jamás un Estado, pese a la potencia del alegato final de David Ben Gurión. Cuando pidió a los partidarios de la tregua que se pronunciaran, se alzaron cuatro brazos. El Estado judío se resolvió por un solo voto de diferencia.
Luego se debatieron los detalles: si el Estado debía tener las fronteras decididas o no, se resolvió que no. Si se aceptaba el reparto, y Ben Gurión propuso que sí, pese a que los árabes no lo aceptaban. En realidad, las fronteras se resolverían de hecho, como resultado del próximo conflicto.


Luego se pasó al asunto del nombre. “Sión” e “Israel” fueron los nombres propuestos. Por votación el Estado judío sería llamado “Israel” y su nombre oficial sería “Estado de Israel”.
Por último. En qué momento exacto anunciar al mundo la noticia que el pueblo judío había esperado 2000 años? Se suponía que sería el 14 de mayo a medianoche. Pero esa fecha y hora coincidirían con el sábado, y los miembros ortodoxos del Consejo no podrían llegar en auto ni firmar el documento. Entonces la propuesta final fue que la nueva nación judía nacería a las 16 horas del viernes 14 de mayo o el quinto día del mes de Iyar, en el año 5708 del calendario judío.

Mañana la historia se dirigirá a Yom Hazicaron, al recuerdo de los 23.320 muertos violentamente, fuera como soldados o fuera en diversos atentados.

Este texto fue escrito sobre la base del libro Oh Jerusalén (Lapierre-Collins), Biografía de Golda Meir (Ralph Martin) y Biografía de David Ben Gurión (Israel: Años de Desafío)

Fuente: El Faro / Ariel Masovetzky

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Silvia Schnessel: Silvia Schnessel es corresponsal de Enlace Judío en España. Docente y traductora, maneja el español, el hebreo, el francés, el inglés y el catalán. Es amante del periodismo, del sionismo y de Israel.