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jueves 21 de noviembre de 2024

Judaísmo no es amiguismo

AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO

Por Rabi Refael Feuerstein

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El hecho de que los partidos ultraortodoxos formarán parte de la próxima coalición es algo maravilloso, en y por sí mismo. La creciente participación haredi (ultra-ortodoxos) en la educación superior, la industria y la vida pública es un paso importante hacia la unificación de la sociedad israelí y conseguir que sus diferentes sectores se acepten unos a otros. Parece que hemos madurado como sociedad, como lo demuestra el hecho de que entendemos que el cambio vendrá de una manera evolutiva, no revolucionaria.

Pero hay un área en la que los haredim tienen que contenerse y exigir de sí mismos lo mismo que exigen de los demás: la cuestión de la identidad judía del Estado de Israel. Los haredim a sabiendas y de manera calculada, se desprendieron de la comunidad en general a partir de 1887 en Alemania, bajo la dirección del rabino Samson Raphael Hirsch. Una vez hecho esto, no pueden ahora entrar en el delicado terreno de la identidad judía de Israel como un elefante en una cacharrería. Agudat Israel, una organización que surgió como rival del sionismo en el año 1900 y esencialmente separado del sionismo, precisamente, sobre temas de identidad judía, no tiene derecho a tratar estos temas ahora, simplemente porque ha ganado poder político.

Lamentablemente, esta separación permanente ha causado una profunda crisis de fe entre los jóvenes, la generación criada en Israel y el público haredi. La ira hacia el público haredi por negarse a servir en el ejército o integrarse en la fuerza de trabajo ha creado el tipo de alienación que no se puede resolver de un solo golpe con un acuerdo de coalición. Los líderes del público haredi no quieren violar la ley de Dios por lo que deben pensar largo y tendido antes de dar sus próximos pasos. Su plan para revocar o significativamente degradar la llamada “ley Tzohar” (una ley que permite que las parejas israelíes se registren para el matrimonio en cualquier rabinato que deseen en lugar de obligarlos a inscribirse en el rabinato en su distrito – con el objetivo de aumentar la competencia y mejorando así el servicio) no tiene nada que ver con la ley judía. Es una medida administrativa, no religiosa. Derrocar o degradar esta ley obligará a miles de israelíes a abandonar sus planes de tener una boda religiosa, y eso sí que es una violación de la ley de Dios, si es que alguna vez hubo alguna. Revertiría un logro increíble diseñado para restaurar la fe de jóvenes seculares en el judaísmo y el rabinato. ¿Por qué destruir eso?

El proceso de nombramiento de los rabinos y jueces rabínicos no es lugar para favores políticos ni amiguismo. Seleccionar bien a los rabinos, los que serán los más adecuados para interactuar con todo el público israelí, es fundamental para hacer que la institución rabínica sea un cuerpo deseable y amado. No se metan con las cosas que no entienden. Tengan cuidado de violar la ley de Dios nombrando rabinos que no entienden la psique de la opinión pública israelí. Antes de endurecer los criterios de conversión, revísense a sí mismos con diligencia. Asegúrense de entender el peligro de la asimilación que se cierne sobre la sociedad israelí, que hemos logrado evadir hasta el momento.

Y ustedes, los políticos seculares, no tomen estos asuntos a la ligera. Es cierto que hay asuntos más urgentes, como amenazas a la seguridad y el aumento del costo de vida, pero eso no es razón para relegar las cuestiones que tienen que ver con la identidad judía exclusivamente a los partidos haredi. En última instancia, la actual generación que crece en Israel tendrá una identidad. Ellos tratarán de identificar el núcleo de su existencia. En el mediano y largo plazo podríamos encontrar los frutos de la alienación y la separación existente.

Sin embargo – y esto es motivo de optimismo – hay jóvenes y viejos israelíes religiosos, seculares, tradicionales, que quieren practicar el judaísmo. Una enorme parte del público quiere el cambio, y ese cambio vendrá. El vacío creado por las últimas elecciones no quedará sin cubrir. La mayoría silenciosa a lo largo del centro del espectro político no permanecerá en silencio por mucho tiempo. La historia judía es más importante ahora que nunca, y se verá.

Rabi Refael Feuerstein es co-presidente de la organización rabínica Tzohar.

Fuente: Israel Hayom

Traducción: Silvia Schnessel

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