AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – El día después que el Presidente Barack Obama retiró su amenaza de vetar la legislación que da al Congreso sobre un acuerdo nuclear en ciernes con Irán, el Daily Beast publicó el titular “Obama parpadea en el voto por un Irán nuclear”. El acuerdo con Irán puede resultar ser el legado de política exterior insignia de su presidencia. ¿Por qué entonces, en vista de la importancia que el presidente da al acuerdo, cedió en su lucha con el Congreso?
Emanuele Ottolenghi
La respuesta es que el presidente no puede mantenerse firme contra adversarios más decididos. Su presidencia es una letanía de líneas rojas y políticas basadas de principios anunciados y luego desechadas cuando las cosas se pusieron difíciles. En ninguna otra parte esto es más evidente que en la política exterior, especialmente Irán.
Desde que el presidente abrió un canal secreto con Irán en Omán en el 2013, ha sido renuente a presionar a su gobierno, para que éste no se aleje de las negociaciones.
Recuerden la exigencia pública de Obama referente a que “Assad debe hacerse a un lado”, hecha en agosto de 2011. Assad estará en el cargo el 20 de enero de 2017, para observar desde lejos la asunción del sucesor presidencial de Obama. Recuerden también que el presidente hizo una línea roja que invitaría a ataques militares del uso de armas químicas por parte de Assad.
Obama no cobró el precio que prometió que pagaría Assad. Bombardear a Assad habría enojado a Teherán. Obama parpadeó. Los críticos del acuerdo nuclear que está moldeándose mientras las negociaciones corren hacia la fecha límite del 30 de junio notarán que el presidente ha hecho lo mismo en prácticamente todas las líneas rojas que anunciaron los Estados Unidos y sus aliados durante años con respecto al programa nuclear de Teherán.
Desde el inicio de la crisis nuclear con Irán, la posición oficial de la comunidad internacional fue expresada en seis resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, en las que exigen la suspensión total de cualquier actividad de enriquecimiento nuclear como una condición previa para probar la verdadera naturaleza del programa nuclear de Irán. Estados Unidos estaba especialmente interesado en este aspecto; la demanda de Irán de un derecho al enriquecimiento, contraria a una interpretación estadounidense de largo tiempo del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), según la cual los miembros del TNP sólo tenían derecho a la energía nuclear con fines pacíficos y no necesariamente al enriquecimiento — un componente clave para hacer bombas pero no esencial para la producción de energía nuclear. La mayoría de los países con plantas de energía nuclear, incluido Irán, generan electrcidad a partir de combustible nuclear suministrado por un puñado de productores.
Irán ha resistido a las demandas de suspender el enriquecimiento y desmantelar sus plantas de energía nuclear. El acuerdo nuclear emergente ahora concederá a Irán un derecho a enriquecerse de uranio. Tal reconocimiento — el que Irán extrajo ya implícitamente en el acuerdo interino de noviembre del 2013 — debilita mortalmente la posición estadounidense sostenida anteriormente. Cualquier miembro del TNP que desee desarrollar su propio programa de enriquecimiento indígena sólo tiene que mencionar el acuerdo nuclear con Irán para defenderse de cualquier objeción futura. El presidente que apostó su presidencia en pararse firme contra la proliferación nuclear acaba de socavar una política estadounidense de décadas de antigüedad contra la proliferación. Otro parpadeo.
Al igual que el derecho de enriquecerse, preservar un programa nuclear tamaño industrial ha sido siempre la línea roja de Irán. Por el contrario, el gobierno de Obama se ha comprometido repetidamente con el desmantelamiento de las instalaciones clave de Irán de Fordow, una instalación subterránea de enriquecimiento de uranio, y Arak, un reactor de aguas pesadas adaptable para la producción de plutonio.
Obama expuso la planta de Fordow en septiembre del 2009. En sus propias palabras, “el tamaño y la configuración de esta instalación es incongruente con un programa pacífico”. Cuando los críticos cuestionaron su capacidad para mantenerse firme, después que fueron hechas importantes concesiones iniciales en el acuerdo provisional de noviembre del 2013, el presidente retrocedió inmediatamente a su lugar. En una conferencia política en Washington DC, en diciembre del 2013, Obama dijo: “Ahora, en cuanto a los detalles específicos, sabemos que no necesitan tener una planta subterránea y fortificada como Fordow a fin de tener un programa nuclear pacífico. Ellos ciertamente no necesitan un reactor de aguas pesadas en Arak a fin de tener un programa nuclear pacífico. No necesitan algunas de las centrifugadoras avanzadas que poseen actualmente a fin de tener un programa nuclear limitado y pacífico”.
Irán no tendría nada de eso, y sin embargo, Obama parpadeó nuevamente. El acuerdo anunciado busca simplemente una reconfiguración temporal y la reducción de tamaño de las dos plantas. Una vez que expiren las restricciones del acuerdo en una década, Irán podrá renovar las dos plantas como le plazca.
La verificación fue también crucial para la administración Obama, especialmente con la política emblema del presidente del desarme nuclear y el control de armas. Dada la historia de Irán de mentiras nucleares y subterfugios, una aplicación extensa e intrusiva y un mecanismo de verificación eran lo que correspondía. Pero Irán ha puesto trabas nuevamente y Obama, tan propenso a un acuerdo, parece haber parpadeado. El acuerdo anunciado estipula que Irán implementará provisionalmente un régimen de verificación que su gobierno ya ratificó 11 años atrás. Dependerá de Irán mantener ese compromiso. Y dado que Irán había hecho provisionalmente lo mismo bajo los acuerdos de París del 2004, tan sólo para suspender abruptamente los acuerdos de supervisión más estrictos cuando se decidió comenzar el enriquecimiento de uranio, nada de esto es muy prometedor.
Eso es especialmente cierto cuando uno mira las llamadas Posibles Dimensiones Militares del programa de Irán. Estados Unidos insiste en que tiene pruebas abrumadoras que Irán estuvo buscando, hasta hace poco, armas nucleares. Un acuerdo que restablezca la confianza de la comunidad internacional en la naturaleza pacífica de las actividades nucleares de Irán tiene que abordar primero todas las actividades sospechosas pasadas de Irán. Pero ya no se espera más que Irán muestre responsabilidad hasta bien pasado el acuerdo. Saber lo que hizo Irán en el pasado es crucial a fin de verificar su cumplimiento futuro del TNP. El gobierno de Obama, en cambio, ha aceptado que será suficiente un compromiso vago para responder a las preguntas en el futuro. Un parpadeo más.
Nada de esto es sorprendente. En el primer discurso importante de política exterior de su presidencia, Obama abordó el tema del desarme nuclear ante una gran multitud de ciudadanos checos en Praga, el 5 de abril del 2009. Refiriéndose a la amenaza combinada de Irán de misiles balísticos inter-continentales con ojivas nucleares, Obama dijo: “La actividad nuclear y de misiles balísticos de Irán presenta una amenaza verdadera, no sólo para los Estados Unidos, sino para los vecinos de Irán y nuestros aliados. La República Checa y Polonia han sido valientes en acordar albergar una defensa contra estos misiles. En tanto persista la amenaza de Irán, seguiremos adelante con un sistema de defensa de misiles que es de costo rentable y comprobado. Si es eliminada la amenaza iraní, tendremos una base más sólida para la seguridad, y será removida la fuerza motora para la construcción de defensa antimisiles en Europa”.
Seis meses después, Obama canceló el compromiso de defensa de misiles en la República Checa y Polonia. Y cuando, cinco años más tarde, Irán se negó a discutir su programa de misiles, él aceptó permitir que cayera a un costado de las negociaciones. Si quieren sus misiles, pueden mantener sus misiles. Obama parpadeó, parpadeó y parpadeó nuevamente. ¿Por qué a alguien le sorprende que él continúe haciéndolo?
Traducción: Marcela Lubczanski
Fuente: Standpoint
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