LEO ZUCKERMAN
En todos lados, incluyendo a México, la industria de las encuestas está pasando por un momento crítico.
“El mundo podría tener un problema con las encuestas”, así lo ha resumido el gran gurú estadístico Nate Silver, famoso por haber pronosticado los resultados de las elecciones estadunidenses en 2008, 2010 y 2012. Algo malo está ocurriendo en la industria de las encuestas: han sobreestimado a ciertos partidos y candidatos y, por tanto, subestimado a los otros. Los errores se apilan. La lista se va incrementando.
En México todavía tenemos muy presente cómo la gran mayoría de los encuestadores reportaban una amplia ventaja de Peña Nieto sobre López Obrador en la pasada elección presidencial. Al final, resultó que el priista sólo ganó por seis puntos porcentuales.
En las pasadas elecciones parlamentarias de Israel se veía una elección muy pareja con la posibilidad de que el primer ministro, Benjamín Netanyahu, perdiera su puesto. No fue así: Bibi obtuvo una cómoda victoria.
El año pasado los escoceses acudieron a las urnas para decidir si se mantenían dentro del Reino Unido o se independizaban. Las encuestas hablaban de una contienda muy pareja en la cual cada voto contaría. Al final el “no” a la independencia le ganó por una ventaja de diez puntos porcentuales al “sí”.
En Estados Unidos, en las elecciones intermedias de 2014, se hablaba de una contienda competida en la que los demócratas podían aspirar a mantener el control de la Cámara de los Representantes. Pamplinas: los republicanos barrieron. Lo mismo en 2012: se pronosticaba una elección muy empatada entre el presidente Obama y el republicano Mitt Romney. Pero Obama se llevó todos los estados, supuestamente peleados, donde se definiría la elección.
La última pifia de las encuestas sucedió la semana pasada en el Reino Unido. Todos los encuestadores y sus modelos vaticinaron un “Hung Parliament”, es decir, que ningún partido tendría la mayoría para controlar la Casa de los Comunes y formar gobierno sin alianzas. The Guardian, por ejemplo, pronosticó que conservadores y laboristas obtendrían el mismo número de escaños: 273, cada uno, de los 650 en disputa. El primer ministro conservador, David Cameron, tendría, por tanto, un 50% de probabilidades de seguir en su puesto, mientras que el líder laborista, Ed Miliband, tenía las mismas posibilidades de mudarse al 10 de Downing Street. Al final, Cameron y los conservadores barrieron. Obtuvieron 331 escaños, una cómoda mayoría para formar gobierno sin ninguna alianza.
¿A qué se debió la subestimación de este partido? La asociación de encuestadores del Reino Unido ya lanzó una investigación para entender qué sucedió. Pero una cosa es cierta: en todos lados, incluyendo a México, la industria de las encuestas está pasando por un momento crítico.
No están midiendo bien las intenciones de voto. El propio Nate Silver, en un artículo de agosto de 2014, da algunas pistas de lo que podría estar sucediendo: se ha incrementado la no respuesta en las encuestas políticas, los costos han aumentado lo cual ha producido sondeos de menos calidad, en encuestas telefónicas es más difícil encuestar en celulares, existen problemas al aplicar ponderadores socio-económicos para corregir y modelos de predicción que antes eran valiosos ya no sirven. Silver incluso habla de encuestadores que, simple y sencillamente, inventan sus datos.
Aquí hemos insistido que la mejor manera de predecir un evento futuro son las apuestas. Fue muy interesante ver lo que sucedió la última semana antes de la elección del Reino Unido. “En los días recientes, una avalancha de dinero ha llegado a favor de que los conservadores ganen una mayoría de escaños empujando los momios hacia abajo a sólo un 1.2 equivalentes al 83% de probabilidad de que esto suceda”, reportaba betfair.com el 4 de mayo. La misma casa apostadora, viendo la avalancha de encuestas que pintaba una elección muy pareja, se preguntaba cómo era posible que los apostadores estuvieran metiendo su dinero en una apuesta sin “bases de evidencia”. Pues algo percibieron bien los apostadores que no se equivocaron: los conservadores barrieron.
En México nos acercamos a una elección más donde las encuestas muestran que la alianza PRI-Verde podría aspirar a tener mayoría en la próxima Cámara de Diputados. ¿Debemos creerles? Desgraciadamente en nuestro país no existen mercados de apuestas para ver hacia dónde se está moviendo el dinero. Lo único que queda, entonces, son las encuestas. Pero hay que ser muy cautos con ellas tomando en cuenta nuestro pasado y lo que está sucediendo en el mundo entero.
Twitter: @leozuckermann
Fuente: excelsior.com.mx
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