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Por Ben Dror Yemini
El tema de los beduinos en el Neguev es uno de los problemas más difíciles que enfrenta cualquier gobierno israelí. Es una cuestión delicada y sobre todo inflamable. Muchas personas se involucran en ella, sobre todo los que se interesan en avivar las llamas.
Han habido manifestaciones violentas, y es de suponer que no serán las únicas. Después de todo, existen grupos dentro de Israel, tanto de judíos como de árabes, interesados en encender la hoguera.
El debate de la cuestión beduina es legítimo. Diferentes países han lidiado de distintas maneras con el reconocimiento de los derechos de las poblaciones autóctonas. Los escandinavos tenían al pueblo sami (lapones), los australianos tenían a los aborígenes y los estadounidenses tenían a los indios. Cada Estado democrático encontró su propia solución.
Una cosa está clara: La alternativa ofrecida por Israel es probablemente la más generosa y decente, en comparación con otros países. Israel está ofrece a cada familia beduina en comunidades no reconocidas soluciones generosas, que incluyen tierra e infraestructura.
Pero existe una coalición de incitación formada por como Adalah, Balad, movimientos de derechos humanos y el Movimiento Islámico – que fomenta el engaño y no está satisfecha con estas soluciones.
Cabe mencionar que hay una gran diferencia entre una postura crítica ante la conducta del Estado y un gran engaño, que conduce a mentiras e incitación. No es necesario aclara que la coalición de incitación y engaño eligió la segunda opción. Lo que hacen no es una lucha por los beduinos, sino otra oportunidad para expresarse en contra de Israel.
La semana pasada, la Corte Suprema de Justicia decidió aprobar la evacuación de los beduinos de Umm al-Hiran para permitir la construcción de la nueva ciudad de Hiran. Según el profesor Aeyal Gross, comentarista de Haaretz, “Los residentes a punto de ser evacuados de su comunidad y cuyas casas están a punto de ser demolidas a favor de la comunidad judía de Hiran – han vivido allí durante 60 años, luego de mudarse a la zona de Nahal Yatir en 1956 por orden del gobernador militar.”
Si esto hubiese ocurrido, nos hubiésemos unido a los manifestantes contra el desalojo brutal del gobierno. El problema es que la declaración de Gross es incorrecta, por decir menos.
De acuerdo a los hechos, en primer lugar, la expansión de los beduinos en la tierra asignada a Hiran comenzó tras la decisión de construir la nueva comunidad. Esto aparece en el fallo y hay fotos aéreas que lo demuestran. Pero Gross no estaba equivocado. Él engañó a sus lectores, aprovechando la oportunidad para difundir otra mentira sobre la expulsión sionista, la coalición del engaño y la incitación.
En segundo lugar, gran parte de los beduinos en dichas áreas aceptaron de buena gana el acuerdo propuesto por el Estado, de acuerdo con el esquema Prawer. El esquema incluye grandes asignaciones de tierras generosas de la comunidad reconocida adyacente de Hura, incluyendo la exención del pago por la tierra, la exención del pago de infraestructuras y una compensación adicional por la transferencia.
En tercer lugar, hasta hace dos años, el Consejo Regional de Aldeas No Reconocidas del Neguev – que son el núcleo del conflicto – encabezada por Ibrahim Aloquili, intentó llegar a un acuerdo con el Estado. Sin embargo, la iniciativa no fue del agrado de los miembros de la coalición de incitación y lo presentaron como colaborador para derrocarlo. ¿Por qué? Debido a que los elementos radicales seguían una línea militante. “Aloquili es visto desde hace tiempo como una persona que sabotea los intentos de otros líderes de promover una línea más dura frente al gobierno,” argumentaron. La imagen es cada vez más clara.
Otras soluciones pueden y deben ser expuestas. La decisión de la Corte Suprema puede ser criticado. Pero eso no es lo que hizo Haaretz. El diario engañó a sus lectores. Se olvidó de mencionar el hecho de que la mayoría de los beduinos apoyaron la disposición sin ser forzados a ella. Se olvidó de mencionar el hecho de que los beduinos ocuparon la tierra sólo después se decidió construir la comunidad. Se olvidó de mencionar el hecho de que las familias beduinas no están siendo arrojadas a la calle, pero están recibiendo una generosa disposición del Estado. ¿Por qué se ocultaron estos hechos de los lectores? La respuesta es clara: no se trata de crítica, sino de incitación y engaño.
No todo el que se opone al Plan Prawer es un enemigo del Estado de Israel o de la empresa sionista. Pero para muchos, el problema beduino se ha convertido en una herramienta de propaganda como parte del intento de presentar a Israel, y la empresa sionista, como un movimiento de opresión, discriminación y expulsión. Esta es la razón por la que la campaña se ha convertido en un tema internacional.
Es cierto, las mentiras están ganando. Incluso la Unión Europea ha ofrecido voluntariamente a salvar a los beduinos del régimen sionista. Ante las mentiras y la distorsión, lo que queda es presentar los hechos.
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