SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Hace ocho años, un ranchero israelí del Moshav Zippori en la región de la Baja Galilea llegó a un punto de ruptura. Ladrones y merodeadores habían estado atacando el extenso rancho de Jaim Zilberman; su tierra fue quemada y las cercas del ganado cortadas. Al borde de la quiebra, el ranchero anunció a su familia durante la cena de Shabat que ya no podría conservar el rancho.
Por: Anav Silverman, Agencia de Noticias Tazpit
Su hijo, Yoel Zilberman, que había servido en la unidad de comando de élite de la marina israelí conocida como Shayetet y luchó en la Segunda Guerra del Líbano, decidió entrar en acción. En medio del curso de formación para oficiales en ese momento, Zilberman se despidió del ejército para establecer un puesto de vigilancia en la tierra de su padre. Una familia beduina de una tribu local había estado invadiendo el territorio de su familia durante años, e incluso había amenazado con asesinar al padre de Yoel, mientras sacrificaba las vacas de la familia sin ningún tipo de intervención de la policía.
“Me llevé una bandera israelí, dos colchones, 40 libros y establecí un campamento en esta zona apartada de nuestro rancho cuidando la tierra de invasores”, dijo Yoel Zilberman, de 30 años, a la agencia de noticias Tazpit en una entrevista. “Le dije a mi papá que no abandonaríamos nuestra tierra a los criminales”.
Zilberman, junto con amigos del ejército y de la zona, comenzó a patrullar algunos de los 5.000 dunams de tierra (unos 1.200 acres) del rancho de su familia, ahuyentando a los ladrones. Pronto se dio cuenta de que la invasión de la tierra no era problema solo de su familia sino también de otros ganaderos de la región que se acercaron y le pidieron ayuda.
En 2007, junto con On Rifman del Negev, Zilberman fundó HaShomer Hajadash para ayudar a los agricultores y ganaderos, tanto del Negev como de Galilea a vigilar sus propiedades y mantener sus explotaciones; prevenir incendios y robos y fortalecer a los agricultores. Hoy en día, miles de voluntarios son parte del movimiento, en formación intensiva, patrullando la tierra desde los puestos de observación estratégicamente establecidos en el Negev y Galilea para proteger las granjas cuando la policía local sigue sin estar preparada para hacerlo.
Ranchero israelí de tercera generación, Yoel Zilberman nació y se crió en el Moshav Zippori, una comunidad cuyos residentes fueron una vez mayoritariamente agricultores. Sus abuelos vinieron a Israel después del Holocausto y fueron la primera pareja fundadora del moshav.
Para Zilberman, el movimiento HaShomer Hajadash no tiene que ver sólo con la protección de la tierra, sino también con su relación con ella.
“La generación más joven de Israel hoy no entiende el significado de nuestra tierra”, cree Zilberman. “Lo saben todo de Harry Potter, pero nada de [líder laborista sionista] Berl Katznelson”.
“En el transcurso de los años, hemos tenido voluntarios de todo Israel incluidos israelíes seculares de Tel Aviv y familias de Jerusalén, así como voluntarios de todo el mundo, que vienen para volver a conectarse a la tierra, a la naturaleza, a la historia y el patrimonio de nuestra nación”, explicó.
“Proteger la tierra une a la gente de ideologías de derecha e izquierda. La responsabilidad de ayudar a los agricultores de Israel es más grande que la política”.
“Israel es una tierra de leche y miel, pero la miel y la leche no crecen solas en los árboles. El hombre tiene que ayudar para hacer que suceda”, afirmó Zilberman.
El voluntariado con HaShomer Hajadash implica no sólo ayudar a los agricultores a proteger su tierra, reparando las zonas destrozadas y haciendo trabajo agrícola, sino también pasar un tiempo aprendiendo textos sionistas y bíblicos relacionados con la tierra. HaShomer Hajadash también tiene programas de liderazgo destinados a los graduados de la escuela secundaria previo a su ingreso en el ejército.
“No somos una familia religiosa, pero crecimos con valores sionistas muy fuertes”, dijo Zilberman a Tazpit sobre su familia. Él cree que “la personalidad del pueblo judío se forjó en la Tierra de Israel”.
“Perdemos nuestra alma cuando nos distanciamos de la tierra. Nuestra identidad depende de la conexión que compartimos con esta tierra”.
Además, Zilberman ve a los beduinos como parte de la sociedad israelí y sabe que muchos son buenos vecinos para los agricultores locales. “Siempre es una minoría la que causa problemas. Hay muchos beduinos de la zona con los que somos muy buenos amigos, y tenemos buenas relaciones. Estos beduinos quieren detener la actividad criminal en sus aldeas, causadas por los mismos delincuentes que invaden las tierras del Estado”.
“Cuando Mark Twain visitó Galilea, dijo que estaba desierta. Hoy en día parece el Jardín del Edén gracias a los agricultores. Todo judío quiere que Israel sea un Jardín del Edén para todos, incluidas las minorías”.
A principios de semana, el fundador y el CEO de HaShomer Hajadash recibieron el Premio por Sionismo Moskowitz 2015, un premio anual que se otorga a quienes pusieron el sionismo en acción. Zilberman, que reside hoy en Kfar Adumim con su esposa e hijos, dijo a Tazpit al recibir el premio que “yo no soy hombre de premios o condecoraciones. Pero es importante ser un modelo a seguir para los jóvenes y mostrar que puede haber un verdadero cambio con trabajo duro. Ese es el mensaje que quiero inculcar”.
Sobre el autor: Anav Silverman es colaborador habitual de la Agencia de Noticias Tazpit.
Fuente: Jewish Press
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