AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO
Cuando este verano el ejército de Israel inició la fase terrestre de la operación Margen Protector, uno de los objetivos principales de la misión era acabar con los denominados “túneles del terror”. En un principio, apenas habíamos visto en los medios imágenes de los túneles, y nos explicaron vagamente para qué servían. Pero lo que posteriormente se supo de ellos fue tremendo.
En primer lugar (hola, Unicef y ONG que velan por los derechos del niño), Hamás empleó menores en su construcción; al menos 160 fallecieron, según el Instituto para Estudios Palestinos (luego, cuando Netanyahu aludió a esa cifra, el Instituto se retractó y dijo que era el número total de muertes registradas). De acuerdo con el Ejército israelí, el coste de cada túnel podía llegar a los 3 millones de dólares. La mayoría de la financiación venía de Qatar, como informa Paul Alster. Además, Hamás se sirvió de material enviado a la Franja por Israel y de material de la UNRWA.
Se calcula que Hamás había construido una red de más de 30 túneles interconectados a lo largo de la frontera entre Gaza e Israel para llevar a cabo ataques simultáneos contra poblaciones y bases militares isrelíes cercanas a la Franja, así como para secuestrar israelíes, con el objetivo de reeditar un intercambio como el de Guilad Shalit. En lo de atacar militares tuvieron éxito. Los objetivos de Hamás fueron publicados por el Washington Post:
La guerra de túneles es una de las tácticas militares más importantes y peligrosas para enfrentarse al Ejército israelí (…) [Se trata de] sorprender al enemigo y atacar con un golpe mortal que no permita una oportunidad para la supervivencia o la escapada.
Hamás lleva utilizando túneles en la Franja al menos desde 2006. De hecho, se sirvió de uno de ellos en el secuestro de Guilad Shalit, cerca del paso fronterizo de Keren Shalom. Hay túneles excavados en la frontera con Israel y túneles excavados en la frontera con Egipto. Después de que Al Sisi derrocara a Morsi y tomara el poder en El Cairo, el Ejército egipcio bombardeó más de 1.600 túneles y demolió más de 1.500 casas. En 2009 Mubarak había levantado un muro de acero en la frontera.
Hace dos semanas tuve la oportunidad de entrar en uno de los túneles de Hamás, el descubierto antes de la operación Margen Protector y que pretendía llegar a las cercanías del kibutz de Ein Hashloshá. La humedad y la estrechez no impedían percatarse de la sofisticación con que estaba construido: excavado a unos 20 metros de la superficie, se extendía a lo largo de casi 6 kilómetros; un largo pasillo con arcos de cemento, sostenidos a su vez por larguísimas vías de acero. Solo anduve unos metros en dirección a Gaza, ya que los militares que lo custodian no me permitieron avanzar mucho más, y además no es muy agradable para los que tenemos un punto de claustrofobia. La entrada desde Gaza está en el hogar de un vecino de Jan Yunis, que fue forzado a ello por las Brigadas al Qasam, el brazo armado de Hamás.
Ya no es que en su construcción se utilizara hormigón destinado a la construcción de viviendas civiles: es que se construyeron bajo viviendas civiles, sobre todo en las densamente pobladas Jan Yunis y en Shijaiyah; también bajo edificios que, en principio, están protegidos bajo la ley internacional relativa a los conflictos armados, como el hospital Al Wafa.
Intenté que los militares me dieran alguna novedad sobre si se están descubriendo o construyendo más túneles, pero no me dijeron nada que no se supiera: Hamás ha pisado el acelerador en la reconstrucción de los túneles destruidos en la frontera con Israel; reconstrucción a la que, de acuerdo con el Sunday Telegraph, Irán ha aportado “decenas de millones de dólares”. Si vuelven a utilizar los túneles, estaremos ante otra escalada de violencia que llevará inexorablemente a otra operación militar israelí.
Los túneles son un formidable desafío para un Estado de Derecho como Israel, que combate en una guerra de tercera generación (Estado vs. actor no estatal), donde el enemigo no se sujeta a ninguna ley de conflictos armados, se parapeta entre la población civil y prima los objetivos civiles sobre los militares.
Los túneles son también el baremo perfecto para medir la voluntad de Hamás de convivir con Israel. Hamás utiliza sus recursos para construir túneles y desarrollar una estructura de lanzamiento de cohetes desde zonas densamente pobladas con el objetivo de provocar una respuesta de un ejército superior que produzca cuantiosos daños materiales y víctimas civiles entre los suyos.
Ante mi pregunta de qué solución hay al problema de los túneles, no encontré respuesta alguna. Hamás está empeñada en seguir la guerra contra Israel. En la Segunda Intifada eran hombres bomba; después, cohetes y proyectiles indiscriminados sobre ciudades; ahora, túneles para infiltrarse en territorio israelí. Los túneles son la negación de la resolución del conflicto.
Fuente: Libertd Digital
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