David Attie incursiona en la poesía escénica con “Vals de Piedra”

MAY SAMRA Y MIRIAM BALEY PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO.

Enlace Judío: David, estamos viendo que viene un espectáculo que tiene dos partes, una de ellas se llama Vals de Piedra. ¿Qué es Vals de Piedra? y ¿Por qué Vals de Piedra?

David Attie: Vals de Piedra es un poema que escribí a lo largo de varios años y que voy a llevar a escena. Le llamo “poesía escénica”: a partir de un texto poético, yo- como autor, director y actor- junto con un grupo de actores e intérpretes- una soprano, un saxofón y una bailarina- llevaré poesía a escena. La poesía está escrita, o debe escribirse, para leerse. En ese sentido, quiero regresar al origen de la misma.

La verdad es que las pocas ocasiones en las que he leído mis propios textos en público me han llevado muchísimo a explorar este camino y la verdad es que el germen de este espectáculo es esa necesidad propia de leer textos frente al público.

Como bien dices, el espectáculo Vals de Piedra está dividido en dos partes: una es en donde el público oirá una primera vez el texto completo en forma lineal. Es un texto con muchas metáforas e imágenes, y, después, comienza lo que yo denomino “salto al debraye”, donde comenzamos a mezclar voz, música y video.

Somos una sociedad muy visual: cuando uno va al cine, al teatro o a la danza, se lleva imágenes. En este caso, es teatro pero queremos que la gente también se lleve sonidos, y que se vaya con una frase que repetimos diez veces- una vez la gritamos, otra, la murmuramos, y otra vez la lloramos.

Vals de Piedra es el plato fuerte del espectáculo. Hay otra parte más breve que lo inaugura, llamada “Un prólogo y tres poemas para un futuro libro”, que es la lectura de cuatro textos de forma lineal y directa. Es, en general, de lo que se trata Vals de Piedra.

La música es el personaje principal, y es vista en una relación sugerida entre un hombre y una mujer que se están despidiendo y recordando los momentos musicales que vivieron juntos. Él se va a quedar sin la música, o sea, sin ella.

Lo que Vals de Piedra representa es esta relación de lo etéreo y el vals con la muerte.

La soprano que trabaja conmigo es Cecilia Guiarte Guevara, quien está concursando en Italia por un premio muy importante. El saxofonista es un joven talentoso llamado Tacher Huerta, y nuestra bailarina es Becky Shama, quien ahora dirige Anajnu Veatem.

El video lo está dirigiendo Jemele Tenenbaum, y el talento de Sara Salomón, como siempre, está presente en el vestuario. Y Jonathan Mendelsberg, en la iluminación.

Vals de Piedra se va a presentar en un teatro pequeñito en el que caben unas 70 personas, llamado Un Teatro,  que se encuentra en Nuevo León 46, Colonia Condesa. Las fechas de las presentaciones son 18, 19, 20 y 21 de junio.

Enlace Judío: ¿Desde cuándo escribes poesía?

David Attie: Comencé a escribir poesía hace unos quince años. Fue un momento de mi vida en el que traté de buscar diferentes expresiones. Entré a tomar un curso de escritura a Casa Lamm, y encontré que la poesía y la danza contemporánea tienen mucho en común. Si bien, una la haces en la intimidad y con un papel, y para la otra necesitas la compañía y la música y el teatro, la verdad es que al final se tocan mucho.

Enlace Judío: ¿Qué le da al poeta leer sus libros frente al público? Porque ha de ser difícil también de alguna manera porque estás develando parte de tu intimidad, parte de ti, de tu ser interno. Es algo difícil.

David Attie: Sí, pero la verdad es que yo soy muy transparente siempre y, al revés, lo que tú dices es lo que a mí me llama la atención. Vivimos en un mundo muy complicado, muy loco, y poder tener un espacio- yo le llamo “espacio ritual”- en donde puedas, en un silencio maravilloso, sacar la palabra y transmitir esa parte es lo que a mí me lleva a hacer esto.

Hay quien dice en el mundo del teatro que casi nunca un autor debe leer sus propios textos. Siempre la mirada de otro artista, de otro actor, le puede dar al texto una mirada distinta. No te sé decir hasta que no lo viva en carne propia pero, hasta ahora, la experiencia de los ensayos y de estar en escena leyendo mis propios textos, me parece hasta terapéutico. Para mí es muy significativo.

Hace no mucho, un familiar puso en la mesa una pregunta: ‘¿Hace cuánto alguno de ustedes no hace algo que nunca haya hecho?’ Te pones a pensar y dices ‘hace mucho’. Esa pregunta me hizo pensar un poco en que necesitaba un reto; y el reto es subirme a un escenario- lo he hecho toda mi vida como bailarín, mas nunca como un actor que va a hablar, a recitar, que se tiene que aprender textos. Es un reto padrísimo. Es un escenario. Muchas veces me he subido a un escenario pero nunca como el centro actoral de una puesta en escena.

Enlace Judío: ¿Por qué, de todo lo que escribiste, escogiste una tragedia amorosa?

David Attie: Realmente, en los últimos dos años he estado escribiendo otro libro, el cual tiene que ver con traer a la modernidad personajes bíblicos y personajes mitológicos. Por ejemplo, agarro a Moisés y escribo un cuento de él aquí hoy en la Ciudad de México. Y, de igual forma, agarro a Eurídice, a Ulises, a Abraham… Ése es el libro en el que he trabajado en el último año, y esos son los textos que recito en la primera parte del espectáculo.

Pero, leyendo estos textos con Mariana, una maravillosa mujer que me ayuda a revisarlos, un día le enseñé Vals de Piedra. Lo leyó y de repente dijo “David, esto es maravilloso. Ya te estoy viendo en el escenario con esto”. Ella levantó un poco la chispa de algo que se venía cocinando y dije “es el momento de llevar Vals de Piedra [a escena]”.

Enlace Judío: Siempre has hecho cosas novedosas y no muy tradicionales. Yo recuerdo tu poesía anterior que también llevaste a escena, que tenía que ver con Holocausto y erotismo. Era una combinación bastante poco común.

David Attie: Qué bueno que tú lo dices. La verdad es que me gusta salir un poco de los patrones.

Cuando hice la última ópera, La Traviata en Bellas Artes, me preguntaban “¿por qué no una Traviata normal, clásica?’ Y mi respuesta siempre ha sido que no está en mí decidirlo. Es naturaleza. De alguna manera, las cosas surgen- la búsqueda, la forma. Y bien decías que ese tema del erotismo está bien presente. Creo que esta vez toma formas distintas a otras veces.

No hay temas nuevos, siempre son los mismos; lo nuevo es la forma y el punto de vista que se le da.

Enlace Judío: ¿Cómo fue la aceptación de lo de Holocausto y Erotismo? ¿No tuviste críticas? ¿No se ofendió alguien?

David Attie: Eso realmente no tuvo tanta divulgación al interior de la comunidad.

Enlace Judío: ¿Y fuera?

David Attie: Fuera, aparte de ser la presentación del libro, fue el punto de partida de un espectáculo dedicado únicamente a la Shoá, en el Palacio de Bellas Artes. El estreno en aquél entonces sí fue algo muy grande donde el tema de la Shoá trascendió de alguna manera a Ballet Teatro del Espacio, una compañía de teatro que ya no existe. Estuvo en escena tres miradas distintas sobre la Shoá. Entonces, fue algo muy positivo porque indujo al mundo no-judío a crear un espectáculo sobre el Holocausto.

En cuanto al texto La Marcha de la Vida… estuve presente con los chavos leyendo el texto; lo mismo en las preparatorias de algunas escuelas. Yo creo que fue muy interesante. Sí, es un texto transgresor, que se mete, de alguna manera, con la figura de Job y cómo él puede increpar a D-os y cómo llevé esa filosofía al texto. Seguramente en el sector religioso no fue muy bien visto pero me parece que fue el motor de muchas cosas muy positivas.

Enlace Judío: Acabas de platicarnos de La Traviata…

David Attie: Tuve un periodo de cinco años donde estrené cinco óperas. Como todo mundo conoce, el dirigir y producir una ópera, es un trabajo titánico. La última fue La Traviata hace tres años y entré en un momento más reflexivo. Dirigir ópera es maravilloso pero hay muchas libertades que no te puedes dar.

Creo que estos tres años en los que he estado escribiendo mucho… dirigí el espectáculo de los 75 años de la Comunidad Maguen David en Bellas Artes y que fue un espectáculo padrísimo.

Enlace Judío: ¿Cómo ves el teatro y la poesía en México?

David Attie: Creo que los foros que siempre han estado presentando cuestiones interesantes, siguen haciéndolo. En ese sentido, sería maravilloso que la comunidad pueda tener mayor presencia hacia afuera.

Me preguntabas un poco de la danza en la comunidad y cómo se mueven las cosas. Creo que el Festival Aviv es el que marca el ritmo de lo que sucede dancísticamente en la comunidad, y lo que viene de afuera son esfuerzos un poco más aislados. Platicábamos de eventos como el de Maguén David o el de la comunidad Sefaradí de Yom Hashoá que se supo hacer de forma muy interesante. Creo que esos son los casos aislados, por los que las comunidades y escuelas deberían de apostar por hacer cosas distintas.

Enlace Judío: ¿Ha sido difícil para ti como judío hálebi abrirte camino dentro de este mundo artístico de la poesía y el teatro?

David Attie: No, tan difícil como para cualquier otro. La típica piedra; algunas veces aceptar unas cosas para llegar a otras. Hablando particularmente de mi experiencia, el trabajo comunitario y el trabajo dancístico en Anajnu Veatem, en el Festival Aviv, en el Deportivo Israelita, todo eso sin duda me ha dado una estructura que afuera, en el mundo “nacional” del teatro y de la danza, ha sido invaluable. El trabajo que nosotros voluntariamente hacemos llevado a las “grandes ligas” lo único que nos da es una fuerza, porque hay mucho amor en lo que se hace. La experiencia comunitaria me ha dado mucha, mucha fuerza para experimentar lo que he hecho a nivel nacional.

Pero, sobre la pregunta de si tuve problemas: ninguno. Creo que mis raíces me avientan hacia adelante.

Enlace Judío: Si algún chavo te dijera que tiene aspiraciones artísticas y que si lo aconsejas seguir en ese camino, ¿qué le dirías?

David Attie: Sin duda, que adelante. De lo que yo hago dirigiendo óperas y ballets, no hay una remuneración económica. En mi caso, lo tengo que resolver por otro lado. Pero, si no fuese así, estoy seguro de que yo seguiría adelante. Creo que es algo que tenemos muy adentro, y yo te diría que no podría ser el mismo esposo o padre o el mismo director de una empresa comercial sin mi mundo artístico. Me ahogaría. Y, seguramente, el chavo que me va a preguntar ‘¿qué hago?’, más allá de la respuesta que yo le dé, si es algo serio y natural, también se va a ahogar.

Creo que hay que buscar el balance. En algún momento de mi vida, dejé el trabajo comercial. Estuve seis o siete años únicamente dedicado al arte. Llegó un momento en que sentí que debía balancear mi vida, e, increíblemente, en ese momento que decidí balancear es cuando proyectos más interesantes y mayor éxito he tenido en el mundo artístico.

Creo que si es una vocación artística difícilmente puede dejarse a un lado y te las arreglas para salir adelante de una u otra manera.

Enlace Judío: La Feria del Libro de Guadalajara donde Israel fue el país invitado donde ustedes presentaron Anajnu Veatem en una coreografía maravillosa y lo que nos había impresionado, aparte del baile icónico, la presentación que hiciste tú mismo en escena de Berenstein. ¿Cómo se llamaba?

David Attie: “D-os, no lo sé”. Y es una obra a la que le tengo mucho cariño porque es la que me abrió las puertas. Es irónico que sea una obra tan crítica y tan judía, a la vez, que me haya abierto las puertas al mundo nacional.

Enlace Judío: ¿Cómo fue que te abrió las puertas?

David Attie: Hice esta obra para el Festival Aviv de 1991. Gané el festival con esta obra. Y de lo que habla esta coreografía es cómo el artista individual cuyas ambiciones e inquietud van más allá de una cuestión comunitaria. La obra está basada en dos cosas: el libro de Jaim Potok, “Mi nombre es Asher Lev”, la historia del hijo de un gran rabino que empieza a pintar y al final él crucifica en un lienzo a su propia madre. Y también está basada en la obra de Leonard Berstein, quien, siendo un artista judío de renombre internacional, puede escribir una misa para, por ejemplo, la inauguración del Kennedy Center. La obra trata de cómo este director de orquesta se enfrenta a un cónclave de religiosos, defendiendo su obra.

En ese Aviv, estuvieron presentes los directores de Ballet Teatro del Espacio y les gustó muchísimo la obra. Entonces, tuve mucha suerte porque esta obra, durante muchísimos años se quedó en el repertorio de Anajnu Veatem. Uno de los momentos más memorables es cuando la bailamos en Cuba, en el García Lorca y fue interesantísimo porque una cultura cubana que no tiene gran referencia del mundo judío y hubo una acogida increíble de la obra.

Ésta obra se bailó muchísimos años y en la función que tú dices repusimos la obra con una generación nueva de bailarines y tuvo un momento muy interesante, tú lo viviste.

La volvimos a hacer hace unos meses y la obra está viva nuevamente. Y, por otro lado, después de que los directores de Ballet Teatro del Espacio vieron esta obra, me invitaron a presentar por primera vez la mía.

Como te digo, es una obra a la que le tengo muchísimo cariño. Es una obra muy fuerte, muy potente.

Te platico una anécdota muy bonita que tuvo lugar aquí en Bet-El. Jaim Potok estuvo aquí como en el ’92 o ’93. Yo sabía que él iba a venir y tenía que enseñarle lo que hice. Entré por el backstage y le di un video y un texto y le dije ‘esto está basado en su obra’. Como un mes después, me llegó a mi casa una carta, de puño y letra de Jaim Potok, con palabras muy bonitas acerca de la obra.

Enlace Judío: ¿Qué te dijo?

David Attie: Que estaba muy impresionado de cómo pude sintetizar el texto y mezclar los dos temas y que le pareció que la obra era muy potente y que tenía gran expresividad. Tengo enmarcada la carta.

Enlace Judío: Si se cediera a elegir los tres momentos clave de tu vida artística hasta hoy, ¿cuáles elegirías?

David Attie: Yo bailaba en Anajnu Veatem; estaba en segundo de prepa. En mi vida había ido a ver danza contemporánea. Y Carlos Halpert nos juntó a todos y nos llevó a Bellas Artes a ver ballet nacional, y recuerdo que en el momento en el que me senté y empecé a ver lo que era la danza contemporánea, transformó por completo mi visión y mi vida. Dije ‘eso es lo que yo quiero’. Es un momento que me marcó y me movió mucho.

Como creador, probablemente, la obra D-os, no lo sé es una de los cambios importantes. Tiene una concepción mucho más rebuscada. Creo que es muy potente. Esa obra es de los momentos más importantes.

Ya en mis últimos años te puedo decir que la puesta en escena de Madame Butterfly, que la hice unos meses antes que Traviata, no sé si como momento haya sido de los más trascendentes pero el resultado de la puesta en escena, sí. Es de los tesoros más grandes que me llevo.

Reproducción autorizada con la mención siguiente: © EnlaceJudíoMéxico

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