Honrar a los padres es uno de los diez mandamientos [1] – a la altura de creer en Dios y “no matar”. El Talmud lo considera como una de las mitzvot más difíciles de realizar adecuadamente. [2] ¿Qué es tan especial acerca de la mitzvá de honrar a los padres?
Mucha gente cree que honrar a los padres es un tipo de compensación por todos los años de cambiar pañales y pagar la educación. En realidad, esta mitzvá fue dada a la generación que vagó 40 años en el desierto, donde
Aprendemos de aquí algo asombroso: Esta mitzvá de honrar a los padres no depende de lo que tus padres hicieron por ti, o incluso si fueron buenos padres. Más bien, respetamos a los padres, simplemente porque nos dieron el regalo de la vida [4].
Imagina que te estas ahogando y un desconocido llega y salva tu vida. Tú estarías siempre en deuda con esa persona. Tanto más debemos agradecer a nuestros padres que nos dieron la vida en primer lugar.
El Talmud enseña que hay tres socios en la formación de una persona: el padre, la madre y Dios. [5] Si agradecemos a nuestros padres por el regalo de la vida, ¿cuánto más agradeceremos a Dios por la creación y el mantenimiento de todo el mundo? – por darnos aire para respirar, flores para oler y suelo para caminar.
Al honrar a aquello que nos trajo a la existencia, aprendemos a no dar nada por sentado y desarrollamos apreciación por la bondad de los demás [6].
Con esa introducción, vayamos a la práctica de “cómo” honrar a los padres.
Cómo Honrar
En realidad hay dos partes en este mitzvá:
Reverenciar a los padres [8] (en hebreo, Morá) – las acciones negativas, “no hacer” algo.
La forma básica de respetar a los padres es cuidar de sus necesidades. Específicamente, esto incluye:
Llevarles la comida y la bebida, [9], esto incluye ayudarlos a preparar la comida y ayudarlos con las compras [10]
Ayudar con el pago de facturas, bancos, etc.
Transporte, por ejemplo, llevarlos al médico.
Cuando sea posible, es preferible que un hijo viva cerca de los padres [11], para una mejor atención de sus necesidades. [12] Realmente no existen límites en esto, el Talmud dice que el gran rabino Tarfón se inclinaba para servir como escalera para que su madre pudiera subir y bajar de la cama [13].
Los padres deben ser visitados y contactados por teléfono con la mayor frecuencia posible, dependiendo de las necesidades de los padres y el horario del hijo [14]. En general, debemos ser sensibles al hecho de que los padres naturalmente se preocupan por sus hijos. Intenta enviar un rápido mensaje de correo electrónico o hacer una llamada telefónica cada día o dos. Especialmente si haz viajado, llama para hacerles saber que llegaste a salvo [15].
Si el padre es viejo y no puede valerse por sí mismo, el hijo es responsable de los arreglos para su cuidado, y debe pagar por ellos si el padre no puede permitirse el lujo de hacerlo [16].
Por supuesto, nunca debes dejar que tus padres sientan que son una carga, o que estás ayudando sólo por obligación [17].
Como recompensa por honrar a los padres, la Torá promete larga vida [18]. Una posible explicación es que el cuidado de los padres – sobre todo cuando son ancianos – puede consumir mucho tiempo. Así que Dios “compensa”, por así decirlo, mediante la adición de más años en tu propia vida [19].
Como un bono adicional, cuando tus hijos te vean honrar a tus padres, ellos aprenderán de la importancia de esta mitzvá. Esa es la recompensa cuando se trate de tu turno, cuando estés en el lugar del receptor [20].
Admiración
Honrar a los padres va más allá de simplemente “hacer favores”. Un elemento de esta mitzvá es admirar a tus padres y considerar que son personas eminentes [21]. Por ejemplo, si tú
Aún más, debes hacer un esfuerzo específico para amar a tus padres, ¡Hasta el punto de desarrollar una admiración por ellos como si fueran héroes! [23]. ¿Cómo se consigue esto? La definición de amor es “el placer de identificar a las personas con sus virtudes”. Debes tratar de descubrir las cualidades que hacen a tus padres extraordinarios [24].
Cuanto más consciente estés de las virtudes de tus padres, más podrás apreciar, amar y honrarlos [25]. (Sin embargo, incluso sin el desarrollo de este “amor”, la obligación sigue siendo honrarlos) [26].
El Talmud sugiere otras formas de aumentar la admiración:
Si necesitas un favor – por ejemplo, deseas que el mecánico de automóviles arregle el silenciador lo mas pronto posible – debes pedirle que lo haga “como un favor a tus padres”. Incluso si el mecánico lo hace sólo por ti de todos modos, el hablar de esta manera aumenta la autoestima de tus padres en los ojos de todo el mundo [27].
Otra forma de construir la admiración es ponerse de pie cuando tu padre entra en la habitación [28]. A primera vista esto puede parecer extraño en nuestra sociedad moderna. Pero imagina que estabas sentado en una reunión de la junta y el presidente entra, tú te levantarías por respeto a saludarlo. Debemos acostumbrarnos a tratar a nuestros padres de la misma manera – de pie para recibirlos cuando llegan, y acompañarlos cuando salen de la habitación [29].
En general, un hijo debe estar dispuesto a cumplir los deseos de sus padres. Existen algunos límites, sin embargo:
Si un padre instruye a un hijo a hacer algo que viola la ley judía, el hijo con respeto debe negarse a hacerlo [30].
Un hijo no necesita cumplir con la petición de los padres de hacer algo doloroso, degradante o que cause pérdidas económicas [31].
Del mismo modo, un hijo se puede negar a asistir a los padres a hacer algo que es peligroso o insalubre [32].
Hay tres áreas específicas en las que, debido a su naturaleza personal intensa, una persona no está obligada a respetar los deseos de sus padres:
- Elegir con quién casarse [33]
- Maximizar el estudio de la Torá [34]
- Querer trasladarse a Israel [35]
Temor y reverencia
Además de la mitzvá de honrar a los padres, hay un segundo aspecto de respeto y reverencia. Los detalles de cómo cumplir con esto puede depender de la sociedad en la que vives. Pero el principio básico es que deben haber límites claros: “Yo soy el padre y tú eres el hijo. No somos iguales”.
Esto se logra típicamente mediante la observación de las siguientes directrices:
No contradigas nada de lo que tu padre dice, aunque obviamente no esté bien [37]. Más bien, puedes plantearlo como una incertidumbre: “Si no me equivoco, yo he leído algo diferente” [38]. Incluso no puedes siquiera validar las palabras de tus padres en su presencia, es decir, no decir, “Yo creo que lo que estás diciendo es correcto” [39]. (Sin embargo, la validación de la opinión de los padres cuando uno no está en presencia de ellos, si les da honor) [40].
No llames a tus padres por su primer nombre [41]. En una situación donde necesitas indicar el nombre de tus padres, debes agregar un título, por ejemplo, “Mi padre es el Sr. Joshua Goldberg” [42].
No despertar a un padre que está durmiendo, o hacer ruidos que pudieran perturbarlo [43]. Un hijo no debe ver a su padre desnudo [44]. No levantes la voz, ni hables sin respeto [45], o en cualquier forma que rebaje a tus padres [46]. Más allá de esto, pegar o maldecir a un padre es una transgresión muy grave [47].
A veces, los padres pueden sentirse incómodos con las normas de respetar a los padres, especialmente cuando enseñan (¡y hacen cumplir!) a los niños más pequeños. Pero es importante tener en cuenta que más que por la causa del honor de los padres, todo esto es para inculcar buenos rasgos de carácter en el hijo, para darle un marco para las futuras relaciones – con amigos y colegas, con sus propios hijos, y con Dios.
Honor póstumo
La obligación de honrar y respetar a los padres se aplica incluso después de que hayan fallecido [48]. Cuando se hace referencia a un padre que ha fallecido, debes agregar una expresión de honor, por ejemplo:
“Mi padre, zijronó librajá” – ¡Que su memoria sea una bendición! (Para una madre, la primera palabra es zijroná) [49].
“Mi padre, Alav hashalom” – La paz sea con él. (Para una madre, la primera palabra es aleha) [50].
Una vez que estés casado y tengas hijos propios, nombrar a un niño como algún pariente difunto – padres, abuelos y otros parientes – se considera un honor para los padres [51]. La costumbre sefardí es dar también el nombre de familiares vivos [52].
Otras formas de honor póstumo incluyen:
- Donar a caridad en su memoria [53].
- Recitar Kadish [54] los primeros 11 meses después de la muerte, y en cada Yortzait (aniversario de la muerte).
- Diciendo la oración conmemorativa Yizkor en las fiestas [55].
- Encendiendo una vela en el Yortzait [56].
- Estudiando Torá en el Yortzait [57].
Familiares
Hay un número de familiares “secundarios” que también debemos honrar:
- Abuelos [59].
- Suegros [60].
- Padrastros [61].
- Hermanos mayores [62].
- Tías y tíos [63].
Sin embargo, en un caso de conflicto de intereses, el honor a un padre tiene prioridad [64].
Además, la obligación de honrar a estos otros familiares no incluye los aspectos de “temor y reverencia” (por ejemplo, llamar por su nombre en primer lugar, sentarse en su silla, etc.) [65].
Por último, cada padre tiene un profundo deseo de ver a su familia en paz unos con otros. Por lo tanto, los hijos deben ser muy sensibles al dolor que pueden causar a los padres si están peleados con sus hermanos y otros parientes [66].
El Padre Difícil
La realidad es, por supuesto, que los padres no son perfectos. Y algunos padres son objetivamente problemáticos. Sin embargo, no importa cuán difícil sea el carácter de un padre, un hijo todavía está obligado a mostrar honor y respeto [67]. Esto se aplica incluso si un padre biológico ha abandonado a su hijo. Y se aplica incluso si el padre es grosero, desagradable, y lo avergüenza [68]. El Talmud [69] cuenta la historia de una madre que escupió en el rostro de su hijo y el hijo mantuvo la compostura y siguió dándole honor.
Al mismo tiempo, mientras que honrar a tus padres es una gran mitzvá, también tienes que ser responsable de tu propio bienestar. Uno no está obligado a poner en peligro su salud física o emocional por un padre. Por lo tanto, si un hijo no puede enfrentar la conducta de sus padres, se le permite mantener la distancia [70].
La obligación de la mitzvá, sin embargo, sigue siendo válida. Por ejemplo, todavía estaría prohibido utilizar el primer nombre del padre o de contradecirlo públicamente. Y siempre es apropiado que un hijo sienta un profundo agradecimiento hacia los padres por el regalo de la vida.
Los niños son piedras preciosas que se depositan en las manos de los padres para el pulido y el acabado. Los padres que no pueden construir una relación cálida y amorosa con sus hijos pagan un alto precio por esta negligencia.
Paradigma Divino
Como hemos mencionado anteriormente, el respetar a los padres sirve como un trampolín para la gratitud que debemos sentir con Dios. Pero este tema va mucho más allá. Los comentaristas [72] señalan que los cinco primeros de los Diez Mandamientos (es decir, la primer tabla) contiene mitzvot entre el hombre y Dios: no servir a los ídolos, no tomar el nombre de Dios en vano, etc., mientras que la segunda tabla contiene mitzvot entre el hombre y el hombre: No matarás, no robarás, etc.
¿Dónde está la mitzvá de honrar a los padres? ¡En la primera serie de cinco! Porque desde la infancia, la forma en que los padres se relacionan con los hijos, forma en la conciencia del niño un paradigma de cómo Dios se relaciona con nosotros [73]. La función principal de un padre, por lo tanto, es comunicar a los niños: ustedes son amados y apreciados. Tú eres único y especial, creativo y talentoso. Tú eres valorado y eres protegido.
El mensaje más importante que los padres pueden comunicar es: “Tú no estás solo en este mundo”. Esta idea es la base de nuestra relación con Dios. Una persona puede encontrarse en una situación terrible – enfermedad, pobreza, guerra – pero debe saber que Dios todavía está con él [74].
Si un padre no es de fiar, o es indiferente, o es inusualmente duro o permisivo, inconscientemente pone en la mente del hijo que Dios de alguna manera debe ser igual. Esta es una dificultad emocional que puede ser difícil de superar en el futuro.
Una reflexión final: A medida que la sociedad avanza, puede haber una tendencia a que los hijos se sientan “por delante” de sus padres. Claro, los hijos de hoy son más conocedores de la tecnología, y conocen lo último en música y moda. Pero en la conciencia judía, los padres deben ser respetados porque son la fuente de nuestra tradición. En otras palabras, no sólo los padres nos dieron la vida en este mundo, sino que son el vínculo que nos une a nuestra herencia judía eterna [75].
Fuente: Aish Latino / #DíaDelPadre
Notas al pie:
[1] Éxodo 20:12, Deuteronomio 05:16
[2] Talmud de Jerusalem (Peah 1:1)
[3] Midrash Rabá – Shir HaShirim 4:2; Yalkut Shimoni – Salmos 691
[4] Meshej Jojma y Ktav Sofer (Vaetjanán)
[5] Kidushin 30b
[6] Sefer Hajinuj 33
[7] Éxodo 20:12, Deuteronomio 5:16
[8] Levítico 19:03
[9] Yoré Dea 240:4. Si el padre no tiene dinero para la comida, el niño es responsable de pagar (Yoré Dea 240:5).
[10] Biur HaGrá (YD 240:36)
[11] Aruj Hashulján (YD 240:36)
[12] Maimónides (Mamrim 6:3); Jayei Adam 67:4
[13] Kidushin 31b
[14] El quinto mandamiento por el Rabino Moshe Lieber, pg. 90
[15] Sefer Hajasidim 575
[16] El rabino Yosef Shalom Eliyashiv, citado en el Morah horim Vekibudam. En general, el costo del cuidado de los padres se divide entre los hijos, de acuerdo con la capacidad de pago (Rema – Yoré Dea 240:5).
[17] Talmud – Kidushin 31 a
[18] Éxodo 20:12
[19] El Quinto Mandamiento, pg. 28, citando al rabino Yosef Jaim Sonnenfeld
[20] Ohr Hajaim (Levítico 19:3)
[21] Jayei Adam 67:3
[22] Sefer Hayirá – s.v. Umeod Yesh
[23] Jayei Adam 67:1
[24] El rabino Jaim Shmuelevitz (Sichot Mussar 5731:22)
[25] Rav Noaj Weinberg, de 48 Caminos Hacia la Sabiduría (# 32)
[26] Haemek Davar (Deut. 5:16)
[27] Yoré Dea 240:6
[28] Yoré Dea 240:7. La práctica ashkenazí es ponerse de pie por un padre, una vez en la mañana y otra por la tarde (Rema – Yoré Dea 242:16). Los sefardíes se ponen de pie cada vez que un padre entra en la habitación (Birkei Yosef – YD 242:21).
[29] Yoré Dea 240:4
[30] Yoré Dea 240:15, basado en Levítico 19:3 con Rashí. Esto incluye las peticiones póstumas, como cremar el cuerpo del padre (Ajiezer 3:72, basado en Maimónides – Avel 12:1), o por no decir Kadish (Yabia Omer, vol 6 – YD 31:4).
[31] El Quinto Mandamiento, pg. 127
[32] Aruj Hashulján (YD 240:41); Beit Lejem Yehuda (YD 240:15). Birkei Yosef (YD 240:10) limita esto a cosas que son de vida o muerte.
[33] Rema – Yoré Dea 240:25
[34] Yoré Dea 240:13, 25
[35] Mabit 1:139. Sin embargo, Binat Adam (sobre la base de Tashbatz 3:288) sostiene que con respecto a mudarse a Israel, los deseos de los padres deben ser respetados.
[36] Yoré Dea 240:2
[37] Yoré Dea 240:2
[38] Yoré Dea 240:11; Aruj Hashulján (YD 240:33)
[39] Yoré Dea 240:2
[40] Jayei Adam 67:8
[41] Yoré Dea 240:2
[42] Shu”t Igros Moshe (YD 1:133)
[43] Rema – Yoré Dea 240:8, con Taz 10
[44] Rema – Yoré Dea 242:16, Eben Haezer 23:06
[45] Yoré Dea 240:8
[46] Yoré Dea 241:6, basado en Deuteronomio 27:16
[47] Éxodo 21:15, Levítico 20:09; Yoré Dea 241:1 con Rema. En igualdad de condiciones, el hijo debe evitar administrar ayuda a un padre si esto daría lugar a una hemorragia – por ejemplo, la eliminación de una astilla, la realización de una cirugía o tratamiento dental (Yoré Dea 241:3).
[48] Yoré Dea 240:9
[49] Yoré Dea 240:9
[50] Ben Ish Jai (vol. 2, parashá Shoftim 14)
[51] Sdei Jemed (Maarejet Kaf 104)
[52] Talmud – Shabat 134a; Yalkut Yosef (Kibud Av Vaem 8:5); Yabia Omer (vol. 5 – YD 21, EH 7:7)
[53] Beit Yosef (OC 284); Rema – Yoré Dea 249:16
[54] Jayei Adam 67:6
[55] Guesher Hajaim 1:31:01
[56] Ktav Sofer (OC 65)
[57] Talmud – Ievamot 122a, con Rashí, Aruj Hashulján (YD 376:13)
[58] Kitzur Shulján Aruj 143:21; Maalot Hamidot (Maalot Kibud Av Vaem); Kitzur Shulján Aruj 143:21
[59] Rema – Yoré Dea 240:24; Aruj Hashulján (YD 240:44)
[60] Yoré Dea 240:24, con Taz 19. Se aprende de Moisés que honró a su suegro, Itró (Éxodo 18:7, Mejilta 18:6).
[61] Yoré Dea 240:21
[62] Birkei Yosef (YD 240:17); Gilayon Maharshá (YD 240:22); Pitjei Teshuvá (YD 240:19); ver Génesis 32:5 a Najmánides, Éxodo 15:20
[63] Birkei Yosef (YD 240:18)
[64] Rema – Yoré Dea 240:24
[65] Shaj (YD 240:22); Yalkut Yosef 14:13
[66] Sefer Hajasidim 574. Esto puede causar angustia a los padres incluso después de haber fallecido.
[67] Yoré Dea 240:18, 241:4 (Si el padre es una persona extremadamente malvada, un rabino debe ser consultado).
[68] Yoré Dea 240:3
[69] Kidushin 31a
[70] Aruj Hashulján (YD 240:16, 33); Sefer HaJasidim 343
[71] Yoré Dea 240:19
[72] Abrabanel (parashá Itró 20:12); Torat Haminjá (Drashá 24)
[73] Maimónides (Mamrim 6:1); Sefer HaJinuj 33
[74] Escuchado del rabino Noaj Orlowek
[75] Abrabanel (parashá Itró 20:12)
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