PERENGANA
“¡Hombre odioso, ojalá el cielo, tan gravemente ofendido por ti, te castigue un día como mereces, por tu execrable crueldad¡”
Justine, Marqués de Sade
Llegué, gracias a Google Maps, rápidamente a una actividad en la que se iba a hablar de un libro y una película que no vi, y que no tengo ganas de ver, pero me imagino de lo que trata. Me llamó mucho la atención que se pudiera realizar un evento en torno a una novela que vendió millones de libros y que hizo millonaria a la autora, lo cual me da mucha envidia porque yo no he logrado hacerlo en esto de escribir historias. No quiero ni mencionar el título pero más o menos les diré, como dijeron algunos de los ponentes, que gracias a este tipo de novelas comerciales, muchas mujeres se acercaron a la experiencia de la lectura y a abrir algunos aspectos de su propia sexualidad.
Razón por la cual, me senté exactamente en el último lugar, casi en gayola, para no ser vista, ni reconocida por nadie, además que mi presencia se trataba de un simple acceso de vouyerismo comunitario para conocer cómo el púbico femenino recibiría dicha información y cómo sería planteada por los panelistas.
Algunos de mis comentarios serán muy a favor de las iniciativas de estas instituciones, sumamente reconocidas que dan ayuda en casos de crisis de violencia y con eso creo que ya dije de quién se trata. Mi perspectiva tiene que ver con una gran sorpresa por la cantidad de mujeres que asistieron con el interés de conocer un tema tan particular, y que seguramente interfiere en la vida cotidiana de una forma que impacta la psicología del género femenino.
Interesantes los puntos de vista desde la parte de análisis de la psicopatología de los personajes que se pueden parecer a cualquiera de nosotros. Si ustedes reconocen los nombres de Christian y Anastasia, serán entonces lectores que fueron expuestos al acercamiento de una relación enfermiza, más sin embargo, seguramente cautivó la experiencia no vivida de muchas mujeres que probablemente de no recibir amor, pudieran disfrutar una experiencia tormentosa para contarla después a sus amigas en un papel de víctima en el próximo café y que puede resultar muy atractivo, aunque en el plano más real y profundo, tristemente se trata de un grave problema social que afecta a muchas mujeres y por ende a muchas familias.
En uno de cada tres hogares ha habido maltrato emocional, intimidación, abuso fisico y sexual. A escala mundial, se estima que al menos una de cada tres mujeres ha sido golpeada, coaccionada para tener relaciones sexuales o ha sufrido otro tipo de abusos por algún hombre presente en su vida. Cada seis horas ocurre el asesinato de una mujer en México. Y uno de cada cinco días de trabajo que pierden las mujeres se debe a la violencia que sufren. Cada nueve minutos una mujer es violentada sexualmente. Cuatro de cada cinco de las mujeres separadas o divorciadas reportaron situaciones de violencia durante su unión, y un 30 por ciento continuaron padeciéndola por parte de ex parejas, después de haber terminado su relación. (Tomado de Women in manegement, Red de mujeres latinoamericanas y del Caribe. Las estadísticas pueden variar un poco según la fuente, pero desafortunadamente no mucho).
Lo más grave de esto es saber que difícilmente o por no decir casi imposible, según los conferencistas, un hombre agresivo no cambia o no reconoce su enfermedad.
El tema resulta sumamente complejo para desarrollar en unas cuantas líneas, influyen por ejemplo, las situaciones sociales, culturales, sexuales, emocionales, pero quizás también el aspecto de la dependencia económica, marca un gran abismo en la posibilidad de reconocer, detectar o aceptar que una mujer está inmersa en un calabozo sin salida.
Fue sorprendente que al abrir la opción de preguntas no hubo mucha participación, el tema es delicado y personalmente tampoco lo hice, ¿qué preguntaría yo?
Mi columna regularmente trata de la relación hombre-mujer, muchas veces como una sátira, un retrato de lo que una mujer de este siglo piensa, no importa la edad, el estado civil, es simplemente el ser mujer con todo lo que conlleva, pero no había pensado en el maltrato.
Parece así que en ocasiones lo que uno escribe puede resultar vano si detrás del papel existe alguien que sufre.
Tengo una tendencia de siempre mencionar autores o autoras, Simone de Beauvoir, en La Mujer Rota, describe a una mujer que un día descubre que ya no es la misma, que su marido no es el mismo, que su matrimonio ya no es el mismo, ¿es eso también violencia? ¿Las malas frases, la desacreditación, la burla y el desencanto? Los golpes emocionales y los físicos. El control de la economía.
Simplemente deseo que todas las mujeres que lean este escrito sean capaces de poder reconocer, tomar decisiones por su propio bienestar y que nunca sea demasiado tarde.
Fuente:CDI
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