Por Bassem Eid
Todo el mundo parece tener una opinión sobre el conflicto israelí-palestino. Según observé en un viaje reciente, los sudafricanos muestran un mayor interés en la solución del problema que los israelíes y los propios palestinos. Y otros, muy lejos, apuntan a la historia del apartheid en Sudáfrica como una advertencia a Israel sobre su ocupación o una supuesta discriminación contra los palestinos.
Desafortunadamente, casi todos los que ostensiblemente buscan una solución tienen sus propias agendas, y éstas no necesariamente benefician a palestinos o israelíes. Un caso ilustrativo es el movimiento de boicot, desinversión y sanciones (BDS). Como palestino dedicado a promover la paz y la reconciliación entre mi pueblo y nuestros vecinos israelíes, no creo que los defensores de BDS contribuyen a nuestra causa. Por el contrario, ellos sólo profundizan el odio, la enemistad, y la polarización.
Recientemente, ofrecí una plática en la Universidad de Johannesburgo donde critiqué a Israel por los asentamientos en Cisjordania, y a la Autoridad Palestina (AP) por su incapacidad de ayudar a su pueblo. Luego comencé a hablar sobre el movimiento BDS. Entonces mi charla fue interrumpida por estudiantes con camisetas que promocionaban el BDS y otras movimientos radicales. Ellos no me permitieron seguir hablando, y finalmente el evento se suspendió. Como activista que lucha por la paz y los derechos humanos, estoy acostumbrado a reacciones hostiles de aquellos que no coinciden con mi punto de vista. Sin embargo, incluso en mi propio país, nunca he presenciado tal grado de odio y agresión irracional.
No hay ninguna relación entre las tácticas, los objetivos del movimiento BDS y la realidad del Oriente Medio. Los israelíes siguen haciendo negocios con los palestinos en Cisjordania, y la mayoría de ellos continúan comprando productos israelíes. De hecho, si preguntamos a los palestinos lo que quieren, ellos responderán que lo que desean son empleos, educación, seguridad y salud. Y sus propios líderes son los que les fallan en este sentido: Fatah en Cisjordania, y Hamas en Gaza. Los líderes de la AP se enriquecen a sí mismos y a sus familias, en lugar de servir los intereses de su pueblo. No es una generación de líderes capaz de resolver el conflicto. De hecho, ni siquiera están interesados en fortalecer a su propia gente. Desafortunadamente, no hay alternativa inmediata al presidente de la AP, Mahmoud Abbas, quien sigue encontrando excusas para no convocar a elecciones.
En cuanto a los líderes de Hamas en la Franja de Gaza, fueron ellos los que provocaron la guerra destructiva del año pasado con Israel a fin de ganar apoyo entre su gente. Luego utilizaron cínicamente a su propia población como escudos humanos durante los combates para generar simpatía por su causa mientras se perdían vidas inocentes inevitablemente. Como en el pasado, Hamas utiliza parte de los fondos que recibe de donantes internacionales para reconstruir los túneles terroristas y reponer su arsenal de misiles. No hay esperanza de resolver este conflicto en el futuro cercano excepto entre los habitantes de Gaza quizás, que pueden obligar a Hamas a cesar el fuego contra Israel.
De cualquier manera, actualmente el conflicto israelí- palestino recibe menos atención internacional que en el pasado, mientras el enfoque en este momento está en el Estado Islámico de Irak y al-Sham, que de hecho constituye una amenaza más urgente a la región y al mundo. El grupo es más peligroso para los propios musulmanes, ya que desafían el mensaje auténtico del Islam. Muchos musulmanes se sienten defraudados por sus propios líderes y quieren vengarse de ellos. El llamado Estado Islámico está compuesto de los peores extremistas.
Los palestinos están cansados del proceso de paz. Ambas partes han aprendido a manejar el conflicto, en lugar de resolverlo. Es por ello que sólo hay una manera de lograr la paz entre israelíes y palestinos, y esta es que ambas partes tengan la voluntad de negociar su propio acuerdo de paz. Esto no puede imponerse a través de una presión diplomática o económica del exterior.
Los voceros del BDS justifican el boicot que se traducirá en un aumento de las dificultades económicas de los palestinos mediante la afirmación de que el pueblo está dispuesto a sufrir tales privaciones a fin de lograr su libertad. No hace falta decir que ellos mismos viven en circunstancias cómodas en otras partes del mundo y no sufrirán dificultades. Al parecer, en su determinación de oponerse a Israel, el movimiento BDS está dispuesto a luchar hasta la última gota de sangre palestina. Como residente palestino del este de Jerusalem con la esperanza de crear una vida mejor para su familia y su comunidad, considero que este es el tipo de “activismo pro-palestino” del que podríamos prescindir. Por nuestro propio bien, debemos reconciliarnos con nuestros vecinos israelíes, sin rechazarlos y denigrarlos.
Bassem Eid es activista de derechos humanos, analista político y comentarista sobre asuntos internos palestinos.
Fuente: The Washington Institute
Traducción autorizada con la mención siguiente: © EnlaceJudíoMéxico
Comunidad Enlace Judío
¿Nuestro periodismo es importante para ti?
¿Confías en Enlace Judío para una cobertura precisa y oportuna en este momento?
En ese caso, únete a la comunidad Enlace.
A partir de $100.00 MXN al mes, podrás:
- Apoyar a nuestros periodistas independientes que trabajan las veinticuatro horas del día
- Ser reconocido como parte de nuestra comunidad una bendición semanal
- Acceso a contenido exclusivo
- Acceso a eventos exclusivos, en caso de haberlos
- Servicio de noticias instantáneas sobre Israel y el mundo judío a tu celular, así como a nuestras transmisiones en vivo.