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sábado 21 de diciembre de 2024

La comunidad judía en Grecia y sus múltiples desafíos

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TRIBUNA ISRAELITA

El piso de mosaico de una antigua sinagoga en la pequeña isla de Aegina; los vestigios de otra sinagoga en Delos, cerca de Mykonos; y una menorá que data del siglo III a.e.c. encontrada en el Ágora de Atenas, cercana a la Acrópolis son algunos de los remanentes que atestiguan que la presencia judía en Grecia se remonta más de 2,400 años atrás.

Actualmente alrededor de 5,000 judíos habitan en el país, en su mayoría son de edad avanzada que se encuentran ubicados principalmente en Atenas, Tesalónica y algunas pequeñas ciudades. Cuentan con diez sinagogas en el país, y tienen escuela judía en Atenas, Tesalónica y Larissa.

El Consejo Central de las Comunidades Judías de Grecia (KIS), fundado en 1945, es el organismo representativo de los judíos griegos. Entre sus funciones está el mantener vínculos cercanos con el gobierno e instituciones oficiales y representar a la comunidad a nivel internacional.

Herederos de una antigua historia forjada con los desarrollos del helenismo, la influencia de Roma y Bizancio, el impacto de las expulsiones de España y Portugal y un continuo vínculo con la tierra de Israel, enfrentan, como sus compatriotas, la crisis económica que afecta al país. De hecho, en los últimos años, muchos jóvenes judíos, han decidido emigrar en busca de opciones ante el desempleo que llega a ser de hasta 50%.

Desarrollo Histórico

Los primeros judíos arribaron a Grecia en el siglo III a.e.c. En los años posteriores, los pequeños núcleos florecieron en prósperas comunidades en las principales ciudades, mismas que durante el período bizantino (330-1204) fueron víctimas de diversas persecuciones.

Tras la promulgación del Edicto de Expulsión de los judíos de España en 1492, la Grecia conquistada por el Imperio Otomano se convirtió en un refugio a la intolerancia religiosa. Huyendo de la Inquisición, varios miles de judíos -portadores de tradiciones propias y de un lenguaje particular, el ladino (el idioma vernáculo que los judíos hablaron desde su expulsión de España en 1492)- se establecieron en Salónica impulsando el renacimiento espiritual y religioso del judaísmo griego.

A mediados del siglo XVII, una nueva inmigración de criptojudíos (judíos procedentes de suelo ibérico que mantenían sus tradiciones en sus hogares y aparentaban vivir como cristianos en su vida pública) arribó al país. Llegaron también grupos de judíos de Europa central que huían de las matanzas y persecuciones de los cosacos de Chmielnichi en Polonia y Ucrania. Salónica se convirtió en el principal centro cultural hebreo de la zona. Los judíos griegos -alrededor de 30,000- ocupaban cargos administrativos de importancia y jugaban un rol central en la vida intelectual y la actividad comercial de todo el Imperio.

En 1821, al estallar la guerra de Independencia en contra de los turcos, los judíos fueron perseguidos por haber manifestado su apoyo y lealtad al Imperio Otomano. Su situación se fue deteriorando y se desarrolló una pobre relación con la Iglesia Cristiana Ortodoxa.

Sin embargo, desde su establecimiento como Estado moderno a finales del Siglo XIX, Grecia otorgó status legal a las comunidades judías, condición que fue confirmada a través de la promulgación de leyes confiriendo privilegios y obligaciones.

 Alrededor de 1922 se inició el éxodo de griegos procedentes de Asia Menor, quienes a través del tratado de Lausanne retornaban a sus hogares al concluir la guerra en contra del régimen turco. Los más de 100,000 refugiados manifestaron su oposición a la presencia de una comunidad judía bien establecida, a la que no consideraban griega. En 1931, dentro de ese ambiente de tensión, el distrito judío de Kampel, en Salónica, fue incendiado y cientos de judíos fueron asesinados. Las autoridades no descubrieron a los perpetradores, a pesar de que existía la sospecha de que la organización fascista Ethniki Enosis Ellas (EEE, Unión Nacional de Grecia) estaba involucrada.

Cuando en 1941 Grecia fue atacada por las tropas germanas y dividida entre los países del Eje, el destino de las comunidades judías quedó sellado. Los nazis ocuparon Salónica e implementaron una serie de medidas restrictivas que culminaron en marzo de 1943 con el inicio de las deportaciones a los campos de concentración en Polonia, a pesar de las protestas de líderes intelectuales y religiosos del país. Un considerable número de ciudadanos actuaron como delatores y saquearon las propiedades de los deportados, pero muchos otros arriesgaron sus vidas ofreciendo refugio a los perseguidos o proveyéndolos con documentos falsos.

Al concluir la Segunda Guerra Mundial, 85% de los 70,000 judíos de Grecia habían sido exterminados a manos de las huestes nazis, que en tan sólo tres años habían logrado eliminar una presencia milenaria. Una variedad de factores, entre éstos la inestabilidad política, los cambios sucesivos en la composición del gobierno y la crisis económica, dificultaron la reconstrucción de la comunidad judía.

Durante las décadas posteriores los prejuicios antisemitas sembrados por el Tercer Reich continuaron permeando a la sociedad griega. En 1981, el Partido Socialista PASOK, con tendencia antijudía, ascendió al poder. Los diarios pro-socialistas iniciaron una campaña comparando las políticas de Israel con las nazis y a través de un programa de radio estatal se inició un boicot en contra de los establecimientos comerciales propiedad de judíos.

En las postrimerías del Siglo XX el antisemitismo organizado fue generado, en su mayoría, por movimientos nacionalistas. De hecho, en el espectro político griego existieron algunas organizaciones con políticas extremistas, entre las cuales destaca Golden Dawn o Dorado Amanece (Chryssi Avghi), organización neonazi fundada en 1981. Con tendencias antisemitas, xenófobas y ultranacionalistas, opera en distintas ciudades del país. A la vez, mantiene vínculos con organizaciones de extrema derecha europeas. En años recientes ha incrementado sus actividades y su visibilidad, y a partir de 2012, ya como partido político con tendencia neonazi, ocupa el tercer lugar.

La crisis económica ha traído también un aumento en el antisemitismo. Encuestas realizadas por la Liga Antidifamación indican que Grecia tiene el nivel más alto de sentimientos antisemitas de Europa. El odio a los judíos se manifiesta principalmente en el discurso político, religioso y en los medios de comunicación. Periódicos como Stochos, Nei Anthropi (Nueva Gente) y Eleftheri Ora (Tiempo Libre) y publicaciones ultra religiosas bajo los auspicios de Ortodoxos Typos (Prensa Ortodoxa), que comúnmente atacan a los judíos, se distribuyen en numerosas librerías junto con cientos de textos antisemitas.

La Comunidad Judía de Grecia enfrenta numerosos desafíos. Tras el referendo del domingo 5 de julio de 2015 en el que la población rechazó los términos del acuerdo ofrecido por los acreedores europeos, el KIS, responsable del funcionamiento de las nueve comunidades y la preservación de los sitios judíos, trabaja activamente para proveer asistencia social a los judíos con problemas económicos y, a la vez, garantizar que sus instituciones continúen funcionando.

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