FREDERICK KAGAN
El acuerdo nuclear son unas 159 páginas opacas que ofrecen alivio de las sanciones y promesas vagas de inspecciones.
El acuerdo nuclear con Irán anunciado el martes es un acuerdo asombrosamente bueno, sobrepasando por lejos las esperanzas de cualquiera… en Teherán. Requiere que Irán reduzca el número de centrifugadoras que enriquecen uranio en aproximadamente la mitad, que venda la mayoría de su actual reserva de uranio o la degrade a niveles más bajos de enriquecimiento, y acepte las inspecciones (cuya naturaleza precisa aún tiene que ser especificada) por parte de la Agencia Internacional de Energía Atómica, algo que el líder supremo Alí Khamenei había buscado evitar.
Pero el acuerdo también permite que Irán elimine gradualmente sus centrifugadoras de primera generación y enfoque su investigación y desarrollo utilizando exclusivamente un número de modelos de centrifugadoras avanzadas muchas veces más eficientes, que ha sido el plan de Teherán todo el tiempo. El acuerdo también terminará por completo el involucramiento de las Naciones Unidas en el programa nuclear de Irán en 10 años, y en 15 años levantará la mayoría de las restricciones sobre el programa.
Incluso eso, aunque no es la mayor victoria de Teherán. El principal logro de los negociadores del régimen es lograr un acuerdo que compromete al Occidente a quitar casi todas las sanciones contra Irán, incluidas la mayoría de las impuestas para reducir el terrorismo o prevenir la proliferación de armas. La mayoría de las sanciones es probable que terminen en algunos meses. Así, el acuerdo asegura que después de un corto retraso Irán podrá preparar el terreno para un gran arsenal nuclear y expandir sus capacidades militares convencionales tanto como le plazca al régimen. El líder supremo debe estar muy orgulloso de su equipo.
El acuerdo consiste en 159 páginas de una prosa opaca, y las secciones clave son nombradas, pero no están marcadas claramente. Incluso averiguar la línea de tiempo corporizada en el acuerdo es difícil, pero parece correr de la siguiente manera:
“Día de Finalización”, fue el 14 de julio. El acuerdo estipula que será enviada una resolución al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas “enseguida después de la conclusión de las negociaciones . . . para la adopción sin retraso” que “terminará” todas las resoluciones precedentes del Consejo de Seguridad de la ONU contra Irán. El documento no menciona la ventana de 60 días para la revisión por parte del Congreso de EEUU, y el léxico en esta sección sugiere que la acción en la ONU no esperará ninguna votación del Congreso.
“Día de Adopción” es el siguiente hito principal, llegando o 90 días después de la aprobación de la resolución del Consejo de Seguridad o “en una fecha anterior por consentimiento mutuo.” Si el Consejo de Seguridad se mueve en forma inteligente, el Día de Adopción podría llegar en octubre. En ese punto Irán se compromete a aplicar el Protocolo Adicional del Tratado de No Proliferación Nuclear, el cual ordena las inspecciones internacionales realzadas. Pero este compromiso es provisional, “en espera de la ratificación por parte del Majlis”—el parlamento iraní. Es nuevamente digno de destacar que no se hace ninguna mención a alguna acción a ser emprendida por Estados Unidos.
Determinar cuando ocurre el “Día de Implementación” es aún más difícil, ya que depende de la culminación de una serie de negociaciones entre Irán y la Agencia Internacional de Energía Atómica. La línea de tiempo para esas negociaciones, sin embargo, es expresada en un documento separado. Las discusiones van a estar terminadas para el 15 de octubre del 2015, y el director general de la AIEA enviará un informe final a su junta de representantes para el 15 de diciembre.
Irán en este punto será recompensado. La Unión Europea terminará una gran cantidad de sanciones; el Presidente Obama emitirá exenciones para un número de sanciones estadounidenses o rescindirá las órdenes ejecutivas que las impusieron. Se permitirá a los bancos iraníes regresar al sistema Sociedad para Telecomunicaciones Financieras Interbancarias Mundiales, o Swift, permitiendo a Irán reintegrarse dentro de la economía del dólar y mover dinero libremente.
El acuerdo también especifica que la UE levantará las sanciones contra el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica; la Fuerza Quds y posiblemente su comandante, el General de División Qasem Soleimani; y un gran número de otros individuos y entidades serán sancionados no simplemente por sus roles en el programa nuclear sino por terrorismo y abusos de los derechos humanos. Este alivio de las sanciones llegará para el 2023 . El acuerdo no parece obligar a Estados Unidos a levantar las sanciones sobre esas personas y entidades.
La supervivencia del embargo internacional de armas contra Irán, sin embargo, depende por completo de la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU aprobada para implementar este acuerdo. Nada en el texto del acuerdo apoya la afirmación del Presidente Obama de que el embargo durará durante otros cinco años, aunque él puede tener en mente ese marco de tiempo.
El actual embargo fue implementado a través de dos resoluciones: No. 1696 (2006) y No. 1929 (2010). La primera prohíbe la venta o transferencia a Irán de cualquier material o tecnología que podría ser útil para un programa de misiles balísticos, y la segunda hace lo mismo para “tanques de batalla, vehículos de combate blindados, sistemas de artillería de gran calibre, aviación de combate, helicópteros de ataque, buques de guerra, misiles, o sistemas de misiles.”
Una nueva resolución que termine simplemente todas las sanciones previas permitiría a Rusia y China proporcionar a Irán cualquier tecnología militar que elijan. Para preservar el embargo, EE.UU. tendría que agregar el léxico apropiado a la resolución a ser aprobada por el Consejo de Seguridad este verano. Pero eso significa obtener acuerdo de los rusos, quienes ya han dicho que el embargo debe ser terminado de inmediato. EE.UU. no está en una posición muy fuerte como para enfrentar a los rusos en este momento, ya que el gobierno de Obama debe obtener la resolución a través del Consejo de Seguridad rápidamente o arriesgarse a que se caiga el acuerdo nuclear entero.
Los expertos debatirán el valor de las concesiones que ha hecho Irán en el frente nuclear, pero el valor para Irán de las concesiones que ha hecho Estados Unidos en cuestiones no nucleares es inconmensurable. Es difícil imaginar cualquier otra circunstancia bajo la cual Teherán podría haber esperado obtener un compromiso internacional respaldado por el Consejo de Seguridad de la ONU de quitar a la Guardia Republicana y a la Fuerza Quds de cualquier lista de sanciones, o tener el destino del embargo de armas colocado en las manos de Vladimir Putin.
Es todavía más destacable que el acuerdo no dice nada sobre las actividades terroristas de Irán, sus violaciones a los derechos humanos o el rol en la proliferación regional de armas—todos los cuales fueron impulsores del embargo en primer lugar. Irán no se compromete a cambiar sus formas terroristas u opresivas, pero la comunidad internacional de todas formas promete eliminar esas sanciones.
Tampoco hay mucho misterio sobre lo que hará Irán con estas concesiones. Teherán ha concluido hace poco un acuerdo dando a Bashar Assad de Siria una línea de crédito de u$s1000 millones. El régimen iraní anunció que se está preparando para recibir la entrega del sistema ruso de misiles anti-aéreos S-300. El líder supremo ha dado a conocer un plan económico de cinco años llamando a una expansión significativa de los programas de misiles balísticos y de guerra informática de Irán y a un incremento en las capacidades de defensa.
El gobierno de Obama parece estar apostando a que el levantamiento de las sanciones causará que Irán modere su comportamiento tanto en cuestiones nucleares como no nucleares. El discurso y acciones de los líderes del régimen ofrece poca prueba para apoyar esta noción y mucha prueba en contrario. La probabilidad es, por lo tanto, que este acuerdo llevará a una expansión significativa en las capacidades del ejército iraní, incluidas la Guardia Republicana y la Fuerza Quds. Llega justo cuando Irán está esforzándose por mantener en el poder a Bashar Assad, dominar las porciones de Irak no controladas por el Estado Islámico y ayudar a los huzíes a combatir a Arabia Saudita en Yemen. Eso lo convierte en un muy buen acuerdo para Irán.
*Frederik Kagan es el director del Proyecto de Amenazas Críticas del American Enterprise Institute.
Fuente: The Wall Street Journal
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México
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