“Lo más difícil de la labor de ZAKA es encontrarse con los familiares en su dolor”: Yehuda Meshi, fundador, fue amigo de Moisés Saba Z”L

NADIA CATTAN Y MIRIAM BALEY PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO – Zihuy Korbanot Ason, ZAKA, literalmente significa Identificación de Víctimas de Desastres, y consta de diversos grupos comunitarios de respuesta a emergencias, que operan en varios distritos policiales. Estas organizaciones son oficialmente reconocidas por el gobierno.

Los miembros de ZAKA, los cuales son, en su mayoría, judíos observantes, apoyan a paramédicos, ayudan en la identificación de víctimas en casos de terrorismo, accidentes y de otros desastres. Otorgan primeros auxilios y servicios de rescate, ayudando en la búsqueda de personas desaparecidas, pero una parte de su labor es por demás dolorosa: recolectar restos humanos y sangre derramada para darles un entierro apropiado.

Ellos son los ultraortodoxos  de chaleco amarillo, que vemos en las fotos, después de atentados de bomba,  subiendo a los árboles para descolgar pedazos de seres humanos.

Los fundadores y miembros de ZAKA prefieren llamar su trabajo chesed shel emet, en virtud de que deben asegurarse de que los cuerpos de las víctimas judías se entierren conforme a la Halajá, las leyes judías.

Para saber un poco más de la labor de esas maravillosas personas, Enlace Judío entrevistó al rabino Yehuda Meshi, fundador de ZAKA. Meshi fue un gran amigo del desaparecido Moisés Saba, quien organizara en su casa una cena en homenaje a este hombre de fe.

EJ: ¿Cómo y cuándo nació ZAKA?

ZAKA comenzó a operar a raíz del atentado del 6 de julio de 1989 en la línea de autobuses 405 que viajaba desde Tel Aviv a Jerusalem cuando un terrorista tomó control del volante y desvió el vehículo a un barranco. Diez y seis personas murieron y otras veintisiete resultaron heridas cuando el autobús se volcó y se incendió.

EJ: ¿Cómo describe ese trabajo?

La labor se divide en dos. Por un lado nos dedicamos a la identificación de cuerpos en casos de muerte no natural tras atentados, accidentes, suicidio. Es una labor profesional. Todos los integrantes pasan por un curso de identificación ( de cadáveres) según la halajá y de manera profesional. Hoy en día somos los principales expertos en el mundo en cuanto a rapidez del proceso de identificación.

Por otra parte, nosotros recolectamos los restos para enterrarlos según la ley judía. Actualmente ZAKA es la fuerza pionera en el campo, somos los soldados del pueblo judío en el mundo. Ofrecemos ayuda en caso de desastres, como lo hicimos ahora en Nepal o en los Alpes del sur de Francia, donde el piloto derrumbó al avión. Llegamos a cualquier parte del mundo: estuvimos en el terremoto de Japón, en todos los desastres de los últimos 20 años. ZAKA es la primera organización en cuidar de las víctimas rápida y  profesionalmente, honrando al pueblo judío.

EJ: ¿Qué es lo más difícil de este trabajo?

Creo que lo más difícil es encontrarse con las familias en su dolor. Es mucho más fácil dedicarse al trabajo en sí que establecer contacto con las familias. Ellos lloran porque su mundo se ha derrumbado en un instante. Uno tiene que hablar con ellos, ser su psicólogo y proporcionar datos sobre la víctima, contestar a preguntas sobre el tratamiento que dimos, en qué condiciones vimos el cuerpo. Por momentos, sentimos que no tenemos la fuerza emocional para enfrentarnos a las familias. ZAKA Israel se encarga de aproximadamente 30 casos de muerte no natural a la semana. En cada caso nos encontramos con las familias y los acompañamos en su duelo. Les informamos lo acontecido. Es muy difícil, mucho más que el trabajo en sí.

EJ: ¿Qué relación hay entre ZAKA y el gobierno israelí?

La relación es muy buena y cercana.

 EJ: ¿Es necesario ser ortodoxo para ser miembro de ZAKA?

No, de ninguna manera. Es necesario ser un ser humano con sensibilidad. Un corazón judío dispuesto a sacrificarse para ayudar a otros. ZAKA es una organización de socorro sin diferencia de credo, raza o nacionalidad. La semana pasada hicimos un ejercicio en Estados Unidos. Trabajamos ahí durante una semana. La gente quería saber por qué viajamos por el mundo para ayudar a judíos. Intenté explicarles el concepto de que los judíos se ayudan unos a otros ante las adversidades. Les comenté que sólo después de ver la cara de una madre, luego de lograr encontrar a su hijo en el fin del mundo y traerlo a casa, uno se da cuenta que esto no puede compararse con nada .

EJ: ¿Es verdad que, después de un atentado terrorista en el que muere el perpetrador, también reúnen los restos del terrorista para mandárselos a sus familiares?

Al mismo tiempo que cuidamos de las víctimas, nos encargamos también del terrorista, aunque no lo llevamos simultáneamente en el mismo vehículo. Hay casos en los que el ataque no fue consumado y es considerado un accidente de trabajo. Entonces, también nos encargamos del terrorista. No hay otra alternativa. Es lo que hacemos. Parecería absurdo pero, aunque el hombre sea un criminal, según la Torá debe ser sepultado.

EJ: ¿Qué efectos psicológicos conlleva este trabajo y cómo lidian con ellos?

Hay todo un sistema de ayuda psicológica. En este caso estamos hablando de voluntarios que presencian atentado tras atentado en circunstancias muy difíciles. Como es de esperarse, lloran después de enfrentarse al desastre. Hay una serie de medidas que tomamos desde apoyo de psicólogos a partir del primer curso. Tenemos asesores entrenados para tratar a los voluntarios necesitados; tenemos humor negro, eso ayuda mucho; tenemos fe -pero el apoyo de psicólogos es muy beneficioso.

Además, hoy en día, recibimos delegaciones de todo el mundo. Existe el temor de que los voluntarios sean dañados de manera irreversible luego de ver tanta muerte y dolor. En una ocasión llegué a pensar que yo vi más muertes que los sobrevivientes del holocausto. Yo vi muertes alrededor del mundo durante 26  años. Toda la vida circula alrededor de la muerte. Cuando la gente me ve llegar a distintos lugares me preguntan: ¿Pasó algo? ¿pasó algo? Y yo digo, basta… no me hablen más de muerte. Hablen de cosas buenas, no sólo de muerte.

En ZAKA usted puede ver el lado triste de la guerra del terrorismo que Israel vive día con día.

EJ: ¿Usted cree que la paz sea posible algún día?

Nosotros vemos el costo de las guerras. Vemos el dolor desde muy cerca, las lágrimas de los padres, las madres, los niños. En ocasiones nos preguntamos por qué la gente no comprende que el precio es tan difícil. ¿Por qué los adultos no comprenden que lo mejor es hacer la paz y no llegar a situaciones de las que nosotros nos encargamos? Las personas que hacen la guerra deben de trabajar como voluntarios en ZAKA para darse cuenta de lo difícil que es pagar el precio para padres e hijos,  sean judíos, palestinos o de cualquier nacionalidad. Todos tienen las mismas lágrimas, las mismas madres, los mismos padres, los mismos niños.

En realidad, no comprendemos cómo es que la gente no entiende que lo más sencillo es hacer la paz.

 

 

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