SAL EMERGUI
Netanyahu insiste en las beligerantes palabras del ayatolá Jamenei contra Israel y EE.UU.
En Oriente Próximo, una ley no escrita podría resumirse de la siguiente forma: “Si el enemigo radicaliza su posición, la preocupación se dispara pero la lucha mediática sale beneficiada”. Es lo que debe pensar el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ante las beligerantes palabras del máximo dirigente iraní, el ayatoláAli Jamenei, contra Israel y Estados Unidos cuando la tinta del acuerdo sobre su plan nuclear aún no se había secado.
Netanyahu usa las palabras de Jamenei justificando los gritos “¡Muerte a Israel!” y “¡Muerte a EE.UU!” y prometiendo seguir la ayuda en Líbano (Hizbulá), Yemen (hutíes) o Palestina (Hamas) para convencer a los congresistas estadounidenses de que “el acuerdo no varia la política de Irán”.
Pero Jamenei no es la única munición que lleva Netanyahu a la batalla del Congreso para tumbar el acuerdo promovido por el presidente Barak Obama.
Consciente de que una de las claves del pacto con Irán es la cooperación en la lucha contra el Estado Islámico (IS) en Siria e Irak, avisa: “Que Irán se enfrente al IS no debe convertirle en amigo de EE.UU. No debemos reforzar la amenaza iraní para derrotar la amenaza del IS, sino debilitar ambas. Uno es radical suní y el otro es radical chií, pero militarmente mucho más poderoso. No quiero imaginar si consigue armas nucleares”.
El ministro israelí Naftali Bennett advierte sobre lo que llama “camino de rendición”: “Quien hoy firma un acuerdo con Irán, mañana lo hará con el IS”.
Pero las ayudas de Irán a Hezbolá y Hamás o el argumento de que el acuerdo de Viena da “carta blanca” a una Irán poderosa sin que tenga que desmantelar su infraestructura nuclear no garantizan la victoria israelí en el Congreso. Básicamente porque pase lo que pase en la votación, Israel perderá la partida.
Si el frente Netanyahu-partido republicano fracasa, se aprobará un acuerdo considerado “peligroso” por la mayoría de israelíes. Si por el contrario rompen los pronósticos, el precio de la victoria será igual o más costoso: Obama dedicaría el resto de su mandato a “vengarse” de Netanyahu por la humillación en casa. Además, el resto de potencias firmantes levantarán igualmente las sanciones por lo que, como advierten en la Casa Blanca, este escenario es más peligroso para los israelíes. “EE.UU. quedaría aislado y dañaría su capacidad de defender a Israel”, dicen este viernes fuentes próximas a Obama al diario “Haaretz”.
“Hay quien dice que el acuerdo aleja la guerra. Pero no es verdad. Acerca la guerra porque por un lado Irán recibirá miles de millones de dólares que, como dice, usará para armar a grupos terroristasy financiar sus agresiones y por otro dará lugar a una carrera armamentística nuclear en la región”, advierte Netanyahu.
La carrera armamentística
De momento, lo que hay es una carrera armamentística convencional. Como sucede ante cada nueva era, uno de los primeros pasos de cada país es armarse. Rusia espera desde hace tiempo hacer efectivos suculentos contratos de armas con Irán. Hezbolá y Hamás se frotan las manos ante un Irán con más recursos.Francia surte a Egipto aprovechando el deterioro de las relaciones entre EE.UU. y el presidente Abdelfatah al Sisi. Arabia Saudí e Israel -ya de por sí armados hasta los dientes- esperan el “maná” del Pentágono en compensación por un acuerdo que potencia a su enemigo común.
Armas, armas y más armas. Con esta fórmula, el secretario de Defensa norteamericano, Ashton Carter, ha intentado calmar esta semana a israelíes y saudíes. Carter defiende “el buen acuerdo que aleja Irán de las armas nucleares” y garantiza que si Israel lo pide aumentarán la ayuda para reforzar su seguridad.
En el ministerio israelí de Defensa han confeccionado la “lista de compra” que incluye bombas antibúnkers, cazas F-35 o los V-22(avión-helicóptero).
“EE.UU. está dispuesto de forma extraordinaria a ofrecer un paquete de indemnización muy generoso a Israel”, confesó la consejera de Seguridad Nacional, Susan Rice a Simón Peres. Pero quien manda en Israel no es su nonagenario ex presidente sino Netanyahu que rechaza dialogar hoy sobre la oferta. De hacerlo -alega- estaría aceptando el pacto con Irán.
“Si el acuerdo fuera bueno como dicen no nos ofrecerían una indemnización. Si se firma, no hay forma de indemnizar a Israel”, señala el israelí que, pese a los consejos de analistas y altos funcionarios de Jerusalén y Washington, inicia su enésima batalla contra Obama. La última y casi imposible contra el acuerdo nuclear.
@salemergui
Fuente:elmundo.es
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