ALAN DERSHOWITZ
En su desesperación por salvar su trato con Irán, el Presidente Obama ha llegado a atacar a sus oponentes de manera personal. Ha acusado a los críticos de su acuerdo de ser los mismos traficantes de guerra republicana que nos llevaron a la guerra terrestre contra Irak y ha advertido que ofrecerían argumentos “recalentados” y a menudo deshonestos. Se ha quejado de la influencia de los grupos de presión y dinero en el proceso de decidir esta importante cuestión, como si el cabildeo y el dinero no estuvieran involucrados en otros asuntos importantes ante el Congreso.
Este tipo de argumentos ad hominem son cada vez menos convincentes cuando más miembros democráticos del Congreso, los partidarios más liberales del presidente, expertos nucleares, y más y más gurús de política exterior están expresando profunda preocupación, y a veces fuerte oposición al acuerdo que se encuentra actualmente ante el Congreso.
Yo mismo soy un demócrata liberal que en dos ocasiones votó por el presidente Obama y se opuso a la invasión y ocupación de Irak. Parte de la razón por la que me opuse fue porque consideré y sigo considerando, que Irán es una amenaza mucho mayor para la seguridad del mundo y para la estabilidad de Oriente Medio de lo que Irak fue jamás. En mi recién publicado libro electrónico El caso en contra del acuerdo de Irán: ¿Cómo podemos impedir que Irán obtenga armas nucleares?, expongo argumentos que considero honestos, justos y convincentes. Reconozco algunas ventajas en el acuerdo, pero creo firmemente que las desventajas las superan considerablemente y que los riesgos de fracaso son considerables. Mi valoración es compartida por un número considerable de otros académicos, expertos en política y otros demócratas liberales que apoyan las políticas nacionales del presidente Obama, que admiran al Secretario Kerry por su determinación, y que no ven malas intenciones en el acuerdo.
El presidente haría bien en dejar de atacar a sus críticos y empezar a responder a sus preguntas difíciles con respuestas concretas y creíbles. Las preguntas que necesitan respuesta son las siguientes:
1. Aun después de expirar el acuerdo nuclear, ¿se mantendrá la política estadounidense de que Irán nunca, y bajo ninguna circunstancia será autorizado a desarrollar armas nucleares? ¿O es que ahora nuestra política es que Irán será libre de hacer lo que quiera, una vez que expire el acuerdo?
2. Después que acaben las principales limitaciones contenidas en el acuerdo, o en caso de que el trato colapse en algún momento, ¿cuánto tiempo le tomaría a Irán producir una bomba nuclear?
3. ¿Permitirá Estados Unidos que Irán comience a producir un arsenal nuclear, cuando acaben las principales limitaciones del acuerdo?
4. ¿El acuerdo refleja un cambio en la política de la promesa de pre-reelección del presidente Obama de que “Mi política no es la contención; mi política es evitar que se obtenga un arma nuclear”?
5. Si no es así, ¿anunciará el presidente Obama que sigue siendo la política de Estados Unidos no autorizar a Irán desarrollar un arma nuclear?
6. ¿Cómo funciona exactamente el régimen de inspecciones? En concreto, ¿de cuánto tiempo dispondrán los iraníes entre una solicitud de inspección y la inspección en sí? ¿Qué es exactamente lo que le permitirá hacer durante este receso? ¿Y por qué necesitan tanto tiempo si no planean hacer trampa?
7. ¿Qué hará el presidente Obama si Irán es atrapado engañando en este acuerdo durante su gobierno?
8. ¿Exactamente cuándo se levantarán las sanciones en virtud del acuerdo? Las disposiciones que impiden que el P5 +1 imponga nuevas sanciones ¿se aplicarán aunque Irán viole sus compromisos en virtud del acuerdo? ¿Cuándo exactamente se levantarán las sanciones que prohíben la venta de armas, y en particular la tecnología de misiles?
Si y cuando conteste directamente a estas y otras preguntas importantes sobre el trato, con franqueza y sin ambigüedades, el Congreso estará en mejor posición para responder a las preguntas fundamentales que ahora tiene ante sí: ¿rechazar este acuerdo profundamente defectuoso produce resultados más peligrosos que no rechazarlo? Si es así, ¿qué podemos hacer ahora para asegurar que Irán no adquirirá un arsenal nuclear? Las respuestas a estas preguntas pueden afectar profundamente al futuro del mundo. Así que el Presidente debería pasar más tiempo en la sustancia y menos en los ataques personales.
Alan Dershowitz es profesor emérito de derecho en la Facultad de Derecho de Harvard. Su nuevo e-libro, El caso en contra del acuerdo de Irán: ¿Cómo podemos ahora impedir que Irán armas nucleares? ya está disponible.
Fuente: The Jerusalem Post
Traducción: Silvia Schnessel para Enlace Judío México
Reproducción autorizada con la mención siguiente: © EnlaceJudíoMéxico
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