MAY SAMRA Y MIRIAM BALEY PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Renée Micha es la fundadora de Chilines, dulces artesanales sin azúcar, hechos con fruta deshidratada y cubiertos con un chile piquín espectacular, idea que surgió una vez que se dio cuenta del éxito que tenían sus dulces en las comidas familiares.
Esta emprendedora mujer decidió salir adelante luego de la pérdida de su esposo y demostrar que las botanitas picosas que tanto nos gustan a los mexicanos pueden hacerse también de forma más natural y saludable, sin azúcar, endulzantes, colorantes o saborizantes, a fin de que puedan ser disfrutadas por todos… hasta por niños y diabéticos (siempre y cuando su médico le permita comer frutas).
Actualmente, nos preocupa que los alimentos que contengan químicos e intentamos de consumir productos más naturales y sanos. Por ello, Chilines es una muy buena opción para todos, con un sabor rico y picosito, y una imagen mexicana y alegre.
“Todo surgió a base de tamarindo al principio. Después, pensamos que teníamos que hacer algo un poco más suave. Aunque el mexicano tiene el paladar para el tamarindo, contemplamos ponerle mango, piña y frutos secos. Pensamos en un concepto mexicano y, para ello, quisimos usar colores mexicanos. Pusimos verde, rojo, blanco y amarillo. Queríamos que nuestra imagen fuera alegre, mexicana y colorida”.
Para el nombre de la marca y los diferentes productos, Renée nos contó también que pensaron en nombres mexicanos o latinoamericanos. Por ello, escogieron los términos canica, canicón, chibolita, chambola, chatarrita, etcétera, para nombrar sus deliciosos productos.
“Rebanamos los frutos lo más delgadito que se pueda”, dijo Renée, “para que al final, cuando se deshidrate, quede como un papelito”. El elixir con el que la fruta se impregna, antes de deshidratarla al sol, se logra con un concentrado que se obtiene de la misma fruta.
De acuerdo con Micha, el proceso se descubrió por azar. Dijo, “soy muy apasionada de la comida. Me di cuenta de que al deshidratar la fruta, salía un juguito tipo miel y, al probarlo, vimos que podía funcionar para varias otras cosas”.
Renée convocó a una nutrióloga para que avalara el producto y lo clasificara. Sus “Chilines ” llevan información nutrimenta en cada uno de los productos, la cual da cuenta de la cantidad de grasa (0%), azúcar y calorías. La profesional en nutrición comprobó que no se utiliza ningún sustituto de azúcar y que el producto contiene únicamente fruta y chile piquín. “En México, nos gusta mucho estos dulces “chilosos”. Estudiamos el mercado y aunque hay muchos dulces buenísimos, contienen mucha azúcar. Así que la única cuestión que nos distingue a nosotros es que se trata meramente de la pulpa de la fruta”.
Según nuestra entrevistada, Chilines comenzó como un jueguito que se volvió más y más apasionado, que unió mucho a la familia y que está buscando expanderse cada vez más.
Los productos, que se muestran en la página de internet (www.chilines.com), son chicotes, chatarritas- tiritas- chibolitas, caniquitas. Todos provienen del mismo principio, la fruta, pero se seca, se configura y se acomoda de diferente forma.
La fruta se compra en la Central de Abastos y es revisada personalmente por la empresaria. Tanto el producto como su personal deben cumplir los estándares de higiene y calidad, por lo que la fruta se lava y desinfecta, y sus empleados hacen todo el trabajo utilizando guantes y redecillas para el cabello.
Renée y su equipo procesan cinco kilos de fruta al día y, aunque llevan pocos meses de haber empezado, ya han comenzado a comercializar el producto. Tienen diferentes puntos de venta, tales como La Despensa, el Mercado Roma y otros. Al haber sido probado y avalado por diversas nutriólogas, Chilines es un producto que puede consumirse como botana o tentempié sano.
El chile tiene un picómetro, es decir, una graduación del nivel de picante de cada producto, y está señalizado con una carita de color en cada empaque. Los grados de picante van desde menos picoso hasta picosísimo. “Con eso, la gente decide qué sabor y qué nivel de picor quiere ”.
El chile piquín que se utiliza para estos productos proviene de Acapulco. “El chile piquín común tiene unos palitos que hacen poco suave el producto; el nuestro es un chile molido muy bonito y suave que no tiene basuras -y su sabor es diferente”.
La nueva empresa cuenta con una motocicleta/carrito que entrega el producto a domicilio pero, además, lleva más productos preparados con el polvo de la fruta mezclado con el chile piquín, como jícamas, pepino, zanahoria y chamoyadas.
Sobre la pérdida de su esposo, nos comentó: “Acabamos de empezar; tenemos cuatro o cinco meses. Estamos desplazando el producto y, al estar ocupada, siento que quito muchos demonios que me afectan por ahí. Tiene uno que salir adelante, seguir positivo y contento”. “Yo soy gente de mucho esfuerzo”, continuó, “y siento que se pueden lograr las cosas cuando las quieres hacer, cuando luchas por ellas y cuando estás convencido de que tu producto es bueno”.
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