AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Muy conocida es la historia del éxodo moderno de los “Beta Israel”, los judíos de Etiopía durante las Operaciones Moisés y Salomón, las cuales, en conjunto, trasladaron por aire a unos 22,000 judíos desde Etiopía a Israel. Pero menos conocido es el dramático éxodo de más de 48,000 judíos yemenitas, y el papel de Alaska Airlines durante el mismo .
En 1947, tras la votación de las Naciones Unidas para la partición de Palestina, la situación de los judíos en Yemen pasó de la desesperación a un peligro físico: manifestantes árabes en el puerto adyacente de Adén- en ese entonces, una colonia en la Corona Británica y, ahora, parte de Yemen- mataron a 82 judíos e incendiaron el barrio judío. El establecimiento del Estado de Israel el 14 de mayo de 1948 y la Guerra de Independencia de Israel aumentaron el peligro para los judíos yemenitas, así como para los israelitas de todos los países árabes. No fue, sin embargo, hasta mayo del ’49 que el Imam de Yemen aceptó inesperadamente permitirles a todos los judíos abandonar su país.
Añoraban volver a Sion, si tan solo tuvieran los medios para hacerlo. En ese momento, un poco más de 49,000 judíos vivían en Yemen.
A medida que la Guerra de Independencia terminaba en 1949, Israel quedó devastado y, prácticamente, en bancarrota. No obstante, David Ben-Gurión, el primer Primer Ministro de Israel, desafiando la lógica y el consejo de sus asesores económicos, ordenó la inmediata y rápida “crisol de las diásporas”. ¿De dónde obtendría Israel el dinero? “Acudan con los judíos de la diáspora y pídanles el dinero”, les respondió Ben-Gurión a los escépticos.
Para los judíos de Yemen, Egipto había cerrado el Canal de Suez y, por lo tanto, tenían que ser transportados vía aérea a Israel. El American Jewish Joint Distribution Committee (JDC), la organización internacional judía de ayuda humanitaria, acordó financiar el éxodo yemenita y organizar el transporte. Sin embargo, necesitaban las aeronaves.
El JDC se acercó a Wooten y le preguntó si Alaska Airlines aceptaría realizar el traslado de Yemen. Wooten quería que Alaska Air aceptara la misión de compasión pero Ray Marshall, Director de la Junta, no estaba muy de acuerdo. Marshall sentía que el negocio era una pérdida de tiempo y dinero; costaría, al menos, $50,000 arreglar el avión, dinero que la aerolínea no tenía. Marshall insistió que Wooten adelantara él mismo los fondos, así que Wooten consiguió $50,000 al pedirlos prestados de una agencia de viajes asociada al JDC. El contrato se firmó, y la Operación En Alas de Águilas, más conocida como Operación Alfombra Mágica, dio inicio.
Como Yemen no permitiría que los refugiados judíos salieran de su país por la vía aérea, Gran Bretaña había acordado el establecimiento de un campo de tránsito en la contigua Colonia de la Corona de Adén, desde el cual podría comenzar el transporte aéreo.
Alaska Airlines estableció su base en Asmara, Eritrea, con su equipo de tierra, pilotos y aeronaves- DC-4s y C-46s. El arreglo era volar desde su base en Asmara hacia Adén cada mañana, recoger a los pasajeros en Adén y volver a cargar combustible. Desde ahí, volar sobre el Mar Rojo y el Golfo de Aqaba hacia el aeropuerto en Tel Aviv, descargar a los refugiados, volar a la seguridad de Chipre para pasar la noche, y regresar a su base en Asmara al amanecer, antes de empezar todo una vez más. El viaje redondo duraría unas 20 horas.
La aeronave, de la forma en que estaba configurada, no podía cargar suficientes pasajeros o gasolina. Por ello, los aviones fueron modificados al reemplazar los asientos normales con filas de bancas, y metiendo tanques extras de gasolina a lo largo de los fuselajes entre las bancas. El avión, creado para llevar a 50 pasajeros, ahora podía llevar a 120, y la gasolina podía durar una hora extra.
Mientras tanto, el campo de tránsito en Adén, llamado “Campo Geula” (Redención) fue organizado por el JDC, y contaba con doctores y trabajadores sociales israelíes, quienes se encontraban bajo la dirección de Max Lapides, un judío estadounidense. Además, en el campo había emisarios responsables de pagarles a varios jefes tribales yemenitas un “impuesto” que les permitiría a los judíos refugiados pasar a través de su territorio.
Llevar a los judíos yemenitas hacia Adén era un problema, pero subirlos al avión, era otro. Eran nómadas que nunca habían visto un avión antes, y que jamás habían vivido en ningún otro lugar más que en una tienda. Muchos de los inmigrantes tenían miedo de volar y se negaban a abordar el avión. Una vez que se les recordó que su llegada a Israel por aire había estado profetizada en el Libro de Isaías, “Se levantarán en alas como las águilas”, y que se reforzaba con la pintura de un águila con las alas extendidas sobre la puerta de cada aeronave, se sintieron más confiados para subir a los aviones. Una vez adentro, muchos preferían sentarse en el suelo que sobre los asientos blandos. También costaba trabajo evitar que encendieran el fuego para cocinar sus alimentos. Durante el vuelo, alrededor de la mitad se enfermaría y vomitaría sobre los tanques adicionales de gasolina. No obstante lo anterior, los yemenitas cantaron bendiciones y canciones al aterrizar en Israel.
Para poner en marcha la Operación Alfombra Mágica, Alaska Airlines envió al nativo de Portland, Bob Maguire, piloto experto en administración, a Medio Oriente. Maguire voló entre 270 y 300 horas por mes. Si hubiera estado en los EE.UU., el límite bajo las normas de aviación habría sido de 90 horas. Ben-Gurión llamó a Maguire el “Moisés irlandés”. El trabajo le costó su carrera; contrajo un parásito que afectó su corazón y, como resultado, perdió su licencia de piloto comercial en la década de 1950. Otro piloto era Warren Matzger, nacido en Lethbridge, quien encontró tiempo entre cada vuelo para contraer matrimonio con su asistente de vuelo. Al menos un piloto, Stanley Epstein, era judío.
El viaje aéreo, que comenzó en junio de 1948, fue duro para los pilotos que volaban días de 16 horas, y también fue duro para los aviones, los cuales volaban mucho más allá de sus intervalos programados de mantenimiento. Era difícil conseguir combustible; la arena del desierto causaba daños en los motores, y los vuelos se realizaban con navegación estimada.
El trabajo era peligroso, y muchos de los aviones recibieron disparos. Un piloto, al acercarse demasiado a un territorio árabe mientras se aproximaba a Israel, vio balas trazadoras que se arqueaban hacia su avión. Otra aeronave sufrió una pinchadura de llanta durante un bombardeo en Tel Aviv.
En una ocasión, Maguire se vio obligado a aterrizar su avión en Egipto cuando se quedó sin gasolina. Los israelíes les habían advertido a todos los pilotos que si tenían que aterrizar en territorio árabe,dispararían a los refugiados judíos y quizás incluso a la tripulación . El ingenioso Maguire les dijo a los funcionarios del aeropuerto que necesitaba ambulancias para llevar a sus pasajeros a un hospital. Cuando le preguntaron por qué, respondió que habían contraído viruela. Los egipcios, asustados, pidieron que salieran de inmediato de ahí, así que Maguire recibió el combustible necesario y voló hacia Tel Aviv.
Para cuando la Operación Alfombra Mágica terminó en septiembre de 1950, 28 pilotos de Alaska Airlines habían hecho unos 380 vuelos y transportado a 48,818 refugiados, casi toda la población judía yemenita, a Israel. Milagrosamente, no ocurrieron muertes ni accidentes.
La Operación Alfombra Mágica se mantuvo en secreto por razones de seguridad, y para evitar sabotajes. Sería hasta varios meses después que el público o la prensa se enteraran de esta extraordinaria operación.
Después, Israel utilizaría una vez más a Alaska Airlines para ayudar a rescatar judíos, esta vez, de Irak. El Al y Alaska Air, en colaboración secreta, formaron una nueva aerolínea, utilizando de nuevo el nombre Near East Air Transport para dicho propósito. La propiedad israelí se mantuvo secreta, a fin de que la aerolínea apareciera estrictamente como empresa de Alaska Airlines.
Hoy en día, Alaska Airlines es una empresa internacional que trabaja para 60 ciudades y 3 países. Los pasajeros que vuelan en Alaska Airlines no se dan cuenta que están utilizando una aerolínea que salvó a los judíos de Yemen.
Joe Spier, el autor de esta nota, es un abogado retirado con un gran interés en la historia judía. Contacto: joe.spier@sdjewishworld.com.
Fuente: San Diego Jewish World / Traducción: Miriam Baley.
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