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Por Tal Kra-Oz
Al anochecer del martes en Tel Aviv, una multitud de hombres y mujeres de edad avanzada comenzaron a llenar el auditorio del Palacio de la Cultura. El hogar de la Orquesta Filarmónica de Israel, no es ajeno a estas multitudes de edad avanzada, aunque la audiencia del martes por la noche tenía algo especial en común.
Antes de entrar al auditorio, los asistentes se reunieron alrededor de inscripciones como “Brigada Harel-El Quinto Batallón,” mientras intercambiaban palmadas en la espalda y antiguas anécdotas. Todos eran veteranos del Palmaj, o Plugot Machatz (Fuerzas de Ataque), el brazo élite de combate de la Haganá, el ejercito antes del establecimiento del Estado de Israel; Sus miembros hicieron cita para celebrar el 75 aniversario del Palmaj.
Al inicio de la ceremonia, algunos veteranos acompañados de sus hijos y nietos desfilaron llevando las banderas de las unidades del Palmaj, mientras la banda de las FDI cantaba el himno del Palmaj. El evento se llevó a cabo con la asistencia del Presidente de Israel, Reuven Rivlin y el Jefe del Estado Mayor de las FDI, Gadi Eisenkot.
La noche fue principalmente una celebración de la influencia del Palmaj en la sociedad israelí: tras el establecimiento del Ejercito de Defensa de Israel, cientos de veteranos del Palmaj se convirtieron en altos oficiales, y cinco de ellos desempeñaron el cargo de Jefes del Estado Mayor, como Yitzhak Rabin, quien más tarde se convirtió en primer ministro. La influencia de la organización está representada entre otras cosas por la simple expresión de “¡Síguanme!”, que todavía es utilizada por los comandantes israelíes al frente de la batalla, o por la famosa jutzpá (atrevimiento) israelí que conduce a pensar fuera de la caja, ya sea en el campo de la batalla o en la industria de la computación y la alta tecnología. La banda musical del Palmaj solía cantar interpretaciones de antiguas canciones populares rusas antiguas en hebreo, que ahora son clásicos israelíes. Varios comediantes escribieron obras de teatro y relatos que hoy forman parte de los modismos de la lengua hebrea.
La presencia del Presidente Rivlin en la ceremonia no fue menos notable que algunos de los momentos más sorprendentes de su iconoclasta presidencia. Como partidario de Zeev Jabotinsky y de su sionismo de derecha, Rivlin es simpatizante de lo que una vez fue el Irgún. Durante las primeras décadas del Estado bajo el dominio del Laborismo, Rivlin se colocó firmemente del lado equivocado de la historia, y pese a que el Palmaj había sido disuelto en 1948, su filosofía reina hasta la fecha.
Esa noche, casi cuatro décadas después de que el ex comandante del Irgún Menajem Begin fuera elegido primer ministro, Rivlin adoptó un tono conciliador. El presidente celebró la influencia del Palmaj, pero señaló que esta sólo fue posible gracias a la decisión de David Ben Gurion de desmantelarlo, debido a su comprensión de que Israel no podía permitir la existencia de facciones armadas rivales, ya sean de derecha o de izquierda. Ben Gurion optó por santificar el concepto de mamlajtiut, la idea de que el estado trasciende la política partidista. “El desmantelamiento del Palmaj en noviembre de 1948, que ofendió a tantos, fue lo que allanó el camino a la gran influencia que tuvo esta organización sobre el Estado en desarrollo,” dijo Rivlin a una audiencia de miles, muchos de los cuales, probablemente aún consideran que la decisión de Ben Gurion fue un error.
Hoy en día el Palmaj es un puñado de orgullosos hombres y mujeres (ya que un tercio de la organización eran mujeres, y un sinnúmero de ellas desempeñaban cargos de combate). El más joven de ellos ahora a sobrepasado los 80 años de edad. Mi abuelo, Paul Kraus, de casi 90 años, fue miembro del Palmaj también. Tras sobrevivir Auschwitz, durante los primeros años de la posguerra, él y mi abuela ayudaron a judíos a llegar a Palestina La joven pareja arribó a Haifa cuando el Estado tenía apenas una semana de haberse establecido. Mi abuelo se reclutó en el Palmaj al día siguiente, y participó en los combates para defender a Jerusalem.
El Palmaj era un ejército muy reducido creado desde cero, muy lejos de lo que hoy son las FDI con sus aviones F-16 y el sistema antimisiles Cúpula de Hierro. Sin embargo, la primera gran generación de israelíes ganó la guerra y creó un Estado de la nada, pagando el precio más alto: 1,168 combatientes de casi 6,000 habitantes murieron en las batallas, casi el veinte por ciento de la población en ese entonces.
La ceremonia del martes fue la décima reunión de miembros del Palmaj, una especie de fiesta de despedida. Aunque la mayoría de los asistentes aún aparentan ser ágiles y fuertes, su número es cada vez más reducido y el octogésimo aniversario será sin duda muy diferente. Por encima de todo, se echará de menos la irreverencia del Palmajnik (miembro del Palmaj). Incluso si el presidente Rivlin está en lo correcto cuando celebra la actitud de Ben Gurion, Israel bajo Benjamín Netanyahu podría adoptar el ¨atrevimiento¨ (jutzpá) característico del Palmaj, que probablemente no sea reproducible en la actualidad. Supongo que esa falta de respeto saludable por las formalidades del Estado, aunado a un patriotismo infalible, es algo natural en Palmachniks como mi abuelo y tantos otros, que recuerdan vivamente la creación del Estado de Israel, y para quienes sus dirigentes más apreciados eran sus amigos más cercanos, sus compañeros de armas.
Fuente: Tablet
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