LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO
La demencial violencia desatada por el Estado Islámico (EI) en el mundo, particularmente en el Medio Oriente, Irak y Siria, principalmente, en donde ha establecido su Califato, está despertando la consciencia en número creciente de musulmanes en los países vecinos de Israel y en los palestinos de Cisjordania (Samaria y Judea) y la Franja de Gaza, donde gobierna el grupo terrorista Hamás, de que Israel no es el culpable de todos sus males, como lo difunden permanentemente sus líderes y una parte importante de los medios de comunicación internacionales.
El EI ha creado un profundo miedo entre los musulmanes del Califato que no cumplen las estrictas leyes de la Saharia que rigen sus vidas, y por ello, son vejados y asesinados. También, en su avasalladora ofensiva, ha arrasado a comunidades enteras habitadas por minorías étnicas o religiosas, sobre todo por cristianos y yihadíes. Igualmente, ha cometido atentados contra musulmanes chiitas como el que recientemente realizó contra una mezquita en la capital de Yemen, donde murieron 24 fieles y más de 100 fueron heridos.
En este contexto, destaca que en los palestinos de Cisjordania y la Franja de Gaza ante el deterioro de su nivel de vida, por el impacto de la inestabilidad financiera mundial y la rampante corrupción y autoritarismo de sus gobernantes, empiezan a reflexionar sobre las bondades del régimen democrático y progresista como el existente en Israel; los mismos árabes israelíes, 1.7 millones, refuerzan su convicción de ser ciudadanos de Israel en donde viven en condiciones de igualdad con el resto de la población, que ninguna nación árabe se las puede otorgar: salarios justos, empleo, acceso a la educación y a la salud; oportunidades de negocios, libertad de credo y de expresión, derecho a votar, respeto a los derechos de las mujeres y justicia equitativa, entre otros aspectos.
En este marco, el periodista palestino Jaled Bentoameh, miembro del Gatestone Institute con sede en Nueva York y que está integrado por un grupo de expertos en políticas internacionales, ha expresado que en Irak, Líbano, Jordania, Egipto y Siria, los palestinos “son tratados como de segunda y tercera categoría”. Desde que los palestinos salieron de Israel en 1948 bajo el compromiso de los gobiernos árabes de que regresarían a sus hogares después de que expulsaran a los judíos del naciente Estado de Israel, los gobernantes árabes les han negado que se establezcan de manera permanente en sus territorios y permitirles que sean ciudadanos con plenos derechos, incluso la Autoridad Palestina los ha abandonado y los utiliza como elemento de propaganda para justificar la creación de un Estado Palestino. Asimismo, ha denunciado que 150,000 palestinos se están muriendo de hambre en el campamento de refugiados de Yarmuk en Siria. En Jordania, a casi seis millones de palestinos se les prohíbe trabajar en el gobierno, empero, sí pagan impuestos.
Por su parte, Basam Tawil, también analista del Gatestone Institute, ha consignado que los gobiernos árabes han dado una marginal significación a los palestinos en la lucha por su supervivencia, en virtud de la ascendente amenaza hegemónica de Irán en el Medio Oriente, a su poder nuclear y a la de los islamitas radicales como el EI. Adicionalmente, considera que la resistencia palestina a renunciar a su exigencia del retorno de todos los refugiados palestinos y a reconocer a Israel como Estado Judío, han endurecido la posición de Israel en las negociaciones de Paz con los palestinos; “los judíos no están dispuestos a firmar su sentencia de muerte”. La geopolítica actual en el Medio Oriente tampoco favorece a que Israel negocie su regreso a las fronteras de 1967 que exigen los palestinos y otras naciones árabes.
Para Tawil, la actitud de los palestinos frente a Israel es hipócrita, por una parte ayuda a Israel para mantener las armas y los fondos de los terroristas procedentes del exterior fuera de la Margen Occidental y de Gaza, quizá para que no se reviertan contra ella, y por la otra, busca que Israel sea objeto de un boicot internacional, el cual no afectará mayormente a Israel porque se ha convertido en una potencia tecnológica, energética, industrial y agrícola. Por lo demás, el mundo árabe- musulmán secretamente colabora con Israel en materias sensibles como la seguridad (Jordania, Egipto y los kurdos, entre otros) y este último tiene acuerdos de comercio con países árabes por decenas de miles de millones de dólares al año; los productos israelíes llegan al mercado árabe con etiquetas de terceros países.
“Nosotros, los árabes, hemos perdido siete décadas de nuestra existencia propugnando por la desaparición de Israel; es tiempo de pensar en el futuro y de evaluar si la desaparición de Israel, borrarlo del mapa, debería ser nuestro deseo”. La existencia de Israel es fundamental para la estabilidad del Medio Oriente y Occidente; si no fuera por Israel Irán podría extender su dominio total en Irak, Siria, el Sinaí y Libia, y entrar a Jordania. ¿Acaso los palestinos preferirían estar bajo el dominio de Irán o el EI?
A los palestinos les convendría establecer genuinas negociaciones de Paz con Israel ya que lo comprometerían a hacer concesiones para establecer un Estado Palestino en la Margen Occidental y en la Franja de Gaza.
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