En una visita breve por Montevideo, el periodista, consultor y analista argentino-israelí Marcelo Kisilevski examinó el escenario de una de las regiones más convulsas del mundo: el Medio Oriente.
RENZO ROSELLO
En particular, analizó cómo está cambiando rápidamente el mapa de alianzas para alinearse contra una de las peores amenazas: el islamismo radical violento que representa el Estado Islámico.
El analista también revisó la guerra en Siria que hoy hace estallar en el corazón de Europa una de las peores crisis humanitarias de las últimas décadas. En su opinión, la eliminación de la amenaza yihadista implicará el pasaje a una respuesta militar de mayor envergadura a la que se ha visto.
—Después de muchos meses de silencio, el primer ministro israelí manifestó su intención de retomar el diálogo con la Autoridad Palestina, ¿qué cambió en este año transcurrido?
—Hay varios planos. Por un lado el plano inmediato, el táctico si se quiere, que tiene que ver con algunos movimientos “telúricos” que se van insinuando. Como que Hamas y Turquía han insinuado que hay acuerdos de paz, o acuerdo de cese al fuego permanente en ciernes como secuela de lo que se había pactado después de Margen Protector el año pasado. Israel lo desmiente, pero lo que pasa es que Netanyahu también tiene sus propios ritmos políticos dentro de su coalición de gobierno y de repente lo que estamos viendo es que Turquía, esto es noticia de estos días, estaría mediando una posible inversión de una empresa dentro de Cisjordania, y mediar entre Israel y palestinos —cuando se habla de los palestinos se habla de Cisjordania por un lado, gobernada por Mahmud Abbas, laico, nacionalista, más moderado, y de la Franja de Gaza, Hamas, el partido fundamentalista. Esto pone en el tapete algo que se está haciendo de una manera silenciosa y es terminar de concretar una nueva constelación de países, de alianzas. Tiene que ver con Israel, con Estados Unidos, por supuesto, con Europa, y países árabes moderados: Egipto, Jordania, Arabia Saudita y los países del Golfo, que se oponen al islam radical violento que representa Hamas dentro de los palestinos, pero muchísimo más y de una manera más cruda por ISIS (siglas en inglés de Estado Islámico).
—Eso en un extremo, porque en el otro todavía está Irán que merecería un tratamiento aparte, ¿no es así?
—Exacto. Me pregunto si estaremos ante en el redibujamiento del Medio Oriente en tres polos. Por un lado Israel, EE.UU., los países árabes moderados incluida la Autoridad Palestina de un lado, y del otro Rusia, Irán, Siria (el régimen de Bashar el Assad), por el otro el régimen de Hezbolá en el sur del Líbano, China mirando entre bambalinas. Habría dos atenuantes para que esto no se convierta en una nueva “Guerra Fría”: uno es que a Rusia no le dan los números para ser superpotencia, y el otro es que no son bloques herméticamente cerrados. Por un lado Rusia le vende armas a los países árabes, tiene buenas relaciones con Israel, no hay ruptura de relaciones. Del otro lado EE.UU. se habla con Irán porque hay un tercer polo que es el islam radical violento, representado por Hamas, BokoHaram, Jabbhat al Nusra (rama de Al Qaeda) en Siria, ISIS en Irak y en Siria.
—De acuerdo con lo último que sabemos, el presidente Barack Obama podría conseguir en el Congreso la aprobación del acuerdo nuclear. Si esto se concreta, ¿sería el nuevo escenario ver a EE.UU. aliado con Israel y también con Irán?
—No, creo que eso es un matiz, es lo que se podría llamar una alianza táctica con Irán, que no es alianza, es coincidencia. No es que EE.UU. va a ayudar a Irán, sino que tienen enemigos en común que podrán atacar uno de un lado y el otro del otro, y eso va a hacer quizá que Irán se sienta relevante en el juego de Medio Oriente, como un factor relevante en la búsqueda de la estabilidad en la región y que entonces eso haga que Irán no abandone o postergue su ideología de avanzar en Medio Oriente contra lo que ellos consideran los opresores sunitas y su agenda de destruir a Israel. En Israel se cree que eso es lo que llamaríamos wishfulthinking (pensamiento ilusorio), ingenuo incluso. Pero la alianza entre Israel y EE.UU. no se rompe, en el momento en que Netanyahu termine su lucha contra el acuerdo con Irán, Israel vuelve a foja cero todo el acuerdo con EE.UU., la colaboración va a continuar, ya EE.UU. le ha ofrecido un paquete de compensación militar a Israel, incluidos misiles perfora-búnkeres de 60 metros de profundidad, que es a la que están las instalaciones nucleares (iraníes).
—Benjamin Netanyahu, en particular, insistió mucho en los peligros del acuerdo malo, ¿qué tan malo puede ser?
—Israel no le cree a Irán que se van a portar bien, ya que este acuerdo deja a Irán como país umbral y en el momento en que Irán decida violar el acuerdo o arrastrarse secretamente debajo del radar de las potencias y de la Agencia Internacional de Energía Atómica, que violen el acuerdo en secreto y entonces EE.UU. e Israel van a tener que decidir en conjunto qué hacer. A Irán le quedaría un año de distancia para la bomba si decide violar el acuerdo; si decide cumplirlo le quedan 15 años y eso para Israel es el mal menor. En lo que sí se han puesto de acuerdo es redoblar ya el trabajo de inteligencia.
—Al principio mencionaba a Turquía, que siempre ambicionó el papel de potencia de Medio Oriente, ¿puede ser Turquía el gran moderador?
—La hegemonía en el Medio Oriente se la disputan Egipto, Arabia Saudita, Qatar, y en el Medio Oriente no sunita y no árabe Turquía e Irán. Turquía, con los últimos gobiernos, los dos últimos de Erdogan ha estado haciendo virar a Turquía hacia el islam radical, y esa posición va pendulando entre Irán, también radical, pero no sunita, y Egipto, sunita, pero no islam radical. Entre una cosa y otra Turquía ya no sabe a quién más apoyar, si a Irán apoyando más a Hamas, pero enemistándose más con Egipto. Tiene un lío en la cabeza Turquía bastante importante y como no son árabes no encuentran su lugar en el barrio del Medio Oriente. Entonces esta mediación puede servir, sí, entre Cisjordania e Israel para propender a una paz económica de facto, aumentar esa paz económica y de ese modo hacer frente a esa pequeña ola de terrorismo que se está viviendo en Cisjordania.
—En Gaza aparece un nuevo actor, el Estado Islámico, que amenaza incluso a Hamás, ¿esto puede obligar a Hamás a hacer cosas distintas, como un cese al fuego definitivo?
—Y le conviene que sea rápido, porque ISIS lo que le plantea en la Franja de Gaza es dejarlo, para usar un término futbolístico, en offside frente a la opinión pública en Gaza. Los últimos misiles que cayeron por cuentagotas en Israel no fueron tirados por Hamas, sino por ISIS. Pero esto no es nuevo porque las organizaciones islámicas terroristas en la Franja de Gaza son como muñecas matrioshkas, no por nada en Margen Protector Israel decidió no voltear a Hamas. Primero porque iba a costar mucho, cientos de muertos israelíes y miles de palestinos muertos también, el precio era imposible de pagar y digerir por la opinión pública internacional. Pero segundo, porque si volteás a Hamas que, mal que mal, ya tiene una experiencia de gobierno, la muñeca matrioshka siguiente es la Yihad Islámica y la tercera puede ser ISIS y la cuarta pueden ser los comités de resistencia islámicos, y así sucesivamente.
—La guerra en Siria, el peor foco de conflicto en Medio Oriente, ha hecho estallar la gravísima crisis humanitaria que llega a Europa, ¿hasta dónde cree que puede llegar esto?
—Yo lamentablemente no tengo una buena respuesta. Europa empieza a sentirse acorralada. Europa pensaba que el tema de Siria era un tema sirio, de repente se dan cuenta de que el tema islam radical no es un tema sirio y que las dictaduras en el Medio Oriente no son un tema interno del Medio Oriente. Y están empezando a recibir rebotes, lamentablemente la reacción si no viene por parte —como lo está intentado la canciller alemana Angela Merkel— de articular una acción conjunta de toda Europa para ver cómo hacemos para asilar a todos los refugiados que van a seguir llegando por miles. En Francia se están viendo los problemas ocasionados por los islamistas radicales que se están uniendo o votando por grupos xenófobos de ultraderecha en contra de la inmigración africana, o sea que hay una intolerancia en cadena en Europa. La pregunta es: ¿si Europa no reacciona como Europa, va a terminar reaccionando como los partidos de ultraderecha y neonazis? Este es el gran peligro que enfrenta Europa hoy, por eso la pregunta es cuánto va a tardar en articularse para dar una respuesta que sea al mismo tiempo humana, de paz, quizás que tenga que ver con el desarrollo económico.
Fuente:cciu.org.uy
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