Un donante anónimo está financiando para restaurar un cementerio judío en la ciudad de Saida en Libano.
Saida, Líbano – Escogiendo cuidadosamente un camino a través montículos de tierra removida, Nagi Zeidan lidera el camino a traves de lápidas en diversos estados de ruina cubiertos por un alfabeto pocas veces visto en el Líbano: hebreo.
“La más antigua que he encontrado es ésta de 1853, de una niña que murió de 12 años,” explica Zeidan, un historiador libanés cristiano actualmente escribiendo un libro sobre los Judios de Líbano.
Hace una pausa en una tumba de concreto con agujeros. “Su hermano fue enterrado junto a ella cuando murió mucho después.”
Esta es sólo una de cientos de historias sin contar que se encuentran enterradas en el cementerio judío de Saida, un sitio que tiene aproximadamente 310 tumbas esparcidas sobre unos 20.000 metros cuadrados.
Situado en la periferia de Saida, el cementerio está al lado de un matadero y un enorme basurero.
La puerta está rodeada de sucias, bolas enmarañadas de la lana de oveja. Pero, por primera vez en décadas, el cementerio en realidad tiene una puerta – y ahora se une a una pared que, después de dos años de trabajo, finalmente protege el camino alrededor del sitio.
“Esto no se está haciendo por el municipio”, dijo Zeidan, que ha estado usando archivos de natalidad y mortalidad para investigación acerca de la comunidad judía de Líbano desde 1995. “Esta es pagado por un hombre de la comunidad judía aquí, y he sido enviado a supervisarlo. ”
El hombre financiando las renovaciones del cementerio, que quiso permanecer en el anonimato, vive en Nueva York, pero es originario del Líbano.
Zeidan dice que no sabe cuánto dinero ha gastado o planea gastar en las renovaciones. Sin embargo, Zeidan, dijo que él y el donante se han comprometido a limpiar el cementerio, y que ya han llevado a cabo el laborioso proceso de numeración y documentación de cada tumba.
“Él quiere arreglar todas las piedras sobre las tumbas,” Zeidan explicó, señalando a una losa sobre una tumba. “Y él quiere limpiar el terreno para que sea como un jardín.”
La investigación de Zeidan indica que el cementerio primero cayó en declive durante los primeros años de la guerra civil libanesa (1975-1990), cuando los combates surgieron en la zona.
El cementerio fue renovado en cierta medida por el ejército israelí cuando estuvieron en vastas franjas de Líbano en 1982. Pero este fue vandalizado por los locales después de que fuerzas israelíes se retiraran en 1985, con muchas de las lápidas grabadas completamente desprendidas de la parte superior de la tumba.
Sin embargo, para entonces la comunidad previamente pequeña pero significativa de Judios en Saida, que se remontaba al siglo 10 DC, se había reducido a casi nada.
El Censo Montefiore – una encuesta de los habitantes judíos de la región elaborado por Sir Moses Montefiore – encontró que 150 familias residían en Saida en 1839, y 171 en 1866. Según al único censo nacional realizado en Libano – en 1932, alrededor de 3.500 Judíos vivian en el país en ese momento, de los cuales poco menos de 400 vivian Saida.
A comienzos de la guerra civil, según la investigación de Zeidan, sólo había 40 familias judías que quedaban en la ciudad sureña, y todos ellos dejaron Saida durante la guerra, con el último entierro en el cementerio fechado en 1985.
A diferencia de en Beirut, donde aproximadamente 200 libaneses judíos residen, nadie de la comunidad permanece en Saida – aunque todavía hay una pequeña sinagoga que se ha convertido en un hogar.
Aún así, como uno de los tres cementerios judíos en el Líbano – el de Beirut se encuentra en una condición mucho mejor, mientras que el que encontraba en Trípoli se construyeron cosas encima – libaneses de todas las religiones coinciden en la importancia del sitio en Saida y su necesaria reparación.
“Es importante”, dijo Bassem al-Hout, un abogado musulmán que es el jefe administrativo de la comunidad judía del país “Es muy viejo y muy grande. (el cementerio) Hay un montón de trabajo por hacer.”
Para Mohammad Seoudi, el alcalde musulmán de Saida, dar permiso para la renovación era una obviedad.
“Se trata de una petición de la comunidad judía para que el cementerio se vea mejor”, dijo. “Es su propiedad y tengo que respetar su demanda.”
La reciente renovación de la Sinagoga de Beirut “Maghen Abraham” era otro proyecto comprometido a restaurar algunas de las raíces de la comunidad judía en el Líbano.
“Nadie se opuso a este permiso,” dijo Seoudi, y señaló que era importante conservar estos sitios patrimoniales.
“No hemos tenido ningún problema hasta el momento”, dice Zeidan, mirando a lo lejos las roca y zarzas que cubren el cementerio. “Pero también hemos sido muy discreto. Esta es nuestra forma de trabajar.”
Fuente: Al jazeera
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