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lunes 04 de noviembre de 2024

El tren fantasma nazi podría estar lleno de cadáveres de judíos, y no de oro

Vagon41

Desde que dos cazatesoros desvelaron la ubicación de un tren blindado perdido en 1945 y afirmaron que podía estar cargado con hasta 300 toneladas de oro y joyas, todos los aficionados a la Segunda Guerra Mundial están ansiosos porque se descubra su carga. Sin embargo, parece que será necesario esperar un poco para que el gobierno polaco excave los túneles en los que se halla este convoy y, de una vez por todas, se pueda ver lo que transportaba.

MANUEL P. VILLATORO

Mientras tanto, lo más que pueden hacer los expertos es elucubrar sobre lo que hay en su interior. La última teoría que está cobrando importancia entre los historiadores es la que afirma que los vagones no albergan riquezas, sino decenas de cadáveres de presos judíos trasladados desde un campo de concentración cercano.

Los cazatesoros que descubrieron el paradero del tren han sido expulsado de una Sociedad Histórica por haber solicitado quedarse con el 19% de lo que contenga el tren.

Así lo ha afirmado una «fuente cercana a la investigación» -que no ha querido desvelar su identidad- a la versión digital del diario «Mail Online», la cual ha señalado también que los restos provendrían del campo de Gross-Rosen (ubicado a pocos kilómetros de la zona y cuyos presos eran obligados a trabajar para las temibles SS).

Esta información se ha hecho pública, a su vez, poco antes de que un grupo de trabajadores polacos haya comenzado las labores de limpieza de una parte de las montañas de Sowa (la zona en la que, según confirmaron las imágenes del georradar a principios de septiembre, se encuentra enterrado el convoy blindado), como paso previo para que comiencen definitivamente las excavaciones. Los encargados de eliminar la maleza y los árboles de la región (ubicada en las montañas de Sowa -cerca de la ciudad de Walbrzych, al suroeste de Polonia-) son los servicios forestales del país.

¿Oro o cadáveres?

En principio, los dos cazatesoros que desvelaron el paradero de este tren (un hallazgo que ha sido equiparado al descubrimiento del pecio del Titanic) afirmaron que el convoy estaba cargado de oro y joyas saqueadas por los nazis en el este de Polonia. Para ello, se basaban en el testimonio de un obrero que -según explicaron a las autoridades del país- había trabajado en la ocultación de los vagones en 1945 y les informó antes de fallecer de su contenido y del lugar en el que había sido escondido. Sin embargo, el gobierno ha sido siempre cauteloso en cuanto a esta posibilidad.

«Por el momento no se puede verificar su contenido […] No sabemos que hay dentro del tren, probablemente equipo militar, pero también es posible que contenga joyas, obras de arte y documentos de archivo […] El hecho de que esté blindado indica que puede contener una carga especial», explicó a principios de mes el secretario de Estado de Cultura, Piotr Zuchowski.

A pesar de que esta posibilidad es plausible (pues al final de la Segunda Guerra Mundial los nazis trataron de llevar hasta Alemania todas las riquezas que habían saqueado en los territorios que habían conquistado) ahora se baraja también la posibilidad de que esté cargado de cadáveres de prisioneros judíos. Estos, a su vez, podrían corresponderse con parte de los reos que fueron obligados a construir una inmensa y secreta red de túneles bajo las montañas de Sowa en 1941 (el denominado «Proyecto Riese»).

Así pues, y siempre según el informador, los alemanes podrían haber ocultado los cuerpos de aquellos que fallecieron por el cansancio y las malas condiciones en los vagones para evitar que fueran encontradas por los aliados -los cuales avanzaban hacia Berlín buscando testigos y pruebas de la barbarie germana-.

No obstante, esta es solo otra de las teorías que se plantean dentro del ministerio de Cultura polaco, pues también es posible que los kilómetros de túneles que hay bajo las montañas alberguen todo tipo de riquezas robadas por los alemanes o, incluso, armas químicas escondidas por los alemanes cuando se percataron de que los soviéticos avanzaban hacia Walbrzych. De hecho, se ha llegado a afirmar que el convoy podría contener las piezas perdidas de la «Sala de Ámbar» de Federico I de Prusia, la octava Maravilla del Mundo.

«La idea de que contiene oro y riquezas es cada vez menos creíble entre los expertos. Por el contrario, creemos que podría contener cadáveres y armas. Si este es el caso, la excavación podría ser extremadamente peligrosa para las personas que viven en la zona», ha señalado el informador.

Una teoría plausible

Desde que fue creado en agosto de 1940, el campo de concentración de Gross-Rosen proporcionó mano de obra gratuita y forzada a la cantera de la ciudad y a todo tipo de proyectos germanos, entre ellos el «Proyecto Riese». «A unos tres kilómetros del pueblo de Gross Rosen (en aquel entonces una aldea alemana), la SS adquirió de un terrateniente local de la renombrada familia noble alemana de los Richthofen, allá en los años 1940/1941, una cantera por el precio de medio millón de marcos, para extraer la piedra berroqueña que tenía en la Alemania nazi un mercado importante, debido a la gran cantidad de construcciones representativas destinadas a eternizar la gloria del Tercer Reich», explica Gehard Hoffmann (excombatiente austríaco en la Guerra Civil) en su tratado «Testimonios de la Segunda Guerra Mundial»).

El centro, que llegó a contar hasta con 120.000 presos, fue cerrado cuando se acercaba el ejército de Stalin en 1945, pues los nazis querían evitar a toda costa que los aliados descubriesen las atrocidades que se habían cometido en su interior. Por ello, y según afirma el memorial oficial dedicado a este campo, en enero de 1945 obligaron a más de 40.000 reos (la mayoría judíos demacrados y hambrientos) a iniciar una larga caminata de cientos de kilómetros hacia el oeste. El objetivo era sencillo: evitar que fueran interrogados, llegar a un nuevo centro de confinamiento que no fuera a ser liberado y hacer -de paso- que el máximo posible de ellos fallecieran por el frío y las malas condiciones. Y es que, un muerto no puede hablar.

Por eso, parece también plausible que algunos de los reos (o sus cadáveres) fueran cargados en un tren y escondidos posteriormente en una vía muerta del «Proyecto Riese». En este sentido, el memorial también afirma que muchos de los supervivientes fueron trasladados mediante vías férreas a otros recintos al mando de las SS como Bergen Belsen, Buchenwald, Dachau, Flossenbürg, Mauthausen o Neungamme. Así pues, uno de aquellos trenes podría haberse «perdido» bajo las montañas de Sowa.

Con todo, también es posible que cargaran el convoy de oro y joyas, pues es una práctica que Hitler favoreció en los últimos momentos de la Segunda Guerra Mundial para evitar que todo lo que había expoliado su ejército a lo largo de los años fuera devuelto a sus dueños.

Las labores de limpieza

Mientras los expertos elucubran sobre el contenido que podría tener el convoy, el gobierno polaco ya ha iniciado las labores de limpieza de la zona en la que, según informó el georradar, se halla el tren. Los equipos han comenzado por tanto a eliminar los árboles y la maleza del lugar (algo imprescindible para poder comenzar las excavaciones). Todo ello, bajo la atenta mirada del ejército del país, el cual ha sido enviado a la zona para evitar que los cazatesoros traten de hallar el convoy por sí mismos poniendo en riesgo sus vidas. No es para menos, pues la agencia de noticias AP señaló la semana pasada que un curioso había fallecido al entrar ilegalmente en una galería.

Un hallazgo discutido

A pesar de que el ministerio de Cultura afirma que está seguro al 99% de la existencia del convoy, también existen voces discordantes como la del coronel ruso Igor Prelin (un antiguo espía durante la Guerra Fría y cercano en la actualidad a Vladimir Putin). Este militar ha señalado que no cree en la existencia del tesoro y ha pedido a los forofos de la Segunda Guerra Mundial que interpreten con mucha cautela las informaciones que llegan sobre el tren.

El también veterano del KGB considera sumamente extraño que a los soldados soviéticos se les pasaran por alto las pruebas que llevaban al supuesto escondrijo en el que se encontraban los vagones y la locomotora. «No es una aguja en un pajar. No es un camión que pueda ser escondido de forma sencilla en un lugar pequeño. Es un tren, y necesita raíles. Era tan fácil como seguir las vías y comprobar si tras ellas había un tren o no», ha explicado en declaraciones recogidas por varios medios internacionales.

Un proyecto de grandes dimensiones

Independientemente de la carga que se halle en su interior, lo que está claro es que el convoy se encuentra dentro de uno de los túneles del «Proyecto Riese», una serie de galerías que ordenó construir Adolf Hitler bajo las montañas del sur de Polonia con un fin desconocido.

A día de hoy existen varias teorías sobre su posible función. Entre ellas, destacan las que afirman que podría ser un refugio antiaéreo, un almacén de armas, o un laboratorio en el que se diseñaron desde bombas volantes, hasta cazas a reacción. Sin embargo, oficialmente (y tal y como explica el memorial oficial de Wlodarz -que alberga uno de estos complejos subterráneos-) solo se sabe que los túneles comenzaron a construirse en 1943 y el proyecto fue considerado como uno de los más «grandes trabajos de minería de la Segunda Guerra Mundial».

Fuente:cciu.org.uy

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